TESTIMONIO EN VILLA BIARRITZ

Bruno, un informático de 23 años, se despertó este viernes como todos los días para trabajar desde su casa. A pesar del día de sol, no llegó a abrir la gran cortina de su habitación. Nunca hubiese imaginado que ese gesto le iba a salvar la vida. "Yo estaba tranquilo, sentado, recién me había puesto a trabajar, fue un instante. Hay vidrios gigantes incrustados en los cuadros", detalló el joven, quien abrió las puertas de su casa a El País, tras la gran explosión que ocurrió este viernes en Villa Biarritz.

El cuarto de Bruno queda frente por frente alapartamento donde ocurrió la explosión. "Me salvó la cortina gruesa con blackout, de piso a techo, y eso aguantó mucho vidrio y escombro, la cortina se me cayó encima, pero aguantó los vidrios; a la computadora se le volaron las teclas", contó.

En el apartamento, Bruno vive junto a sus padres; este viernes, de hecho, es el cumpleaños número 62 de su progenitor. "El regalo es estar vivos", bromeó el joven.

Cuando ocurrió la explosión, el instinto llevó a Bruno a asegurarse de cómo estaban sus padres.

"Corrí para el living, que da para el lado contrario, por la calle Montero. Estaban mis padres. Explotó todo: vidrios, puertas, la campana de la cocina estaba fuera de lugar. Todo. Por suerte no nos hicimos nada, buscamos por dónde salir porque no entendíamos nada", explicó el joven, todavía abrumado por la impotencia.

"Corrí por encima de los vidrios, estaba descalzo de medias nomás. No me corté de milagro", contó el joven.

"La idea es desalojar todo nuestro edificio y los de alrededor también. Hay que sacar los autos, estamos poniendo todo lo de valor en valijas. En nuestro caso nos vamos para el apartamento de mi hermana que está de viaje, pero después veremos porque esto va para rato", concluyó.