PREOCUPACIÓN
Detienen suministro por diez días, pero temen que Rusia lo aproveche para detener completamente el envío de gas. “No se puede excluir ninguna chance”, dijo el ministro de Economía alemán, Habeck.
Desde la climatización de los despachos a la temperatura del agua de la ducha e, incluso, la luz de los semáforos: Alemaniavive con el miedo a la escasez de gas por el corte del suministro ruso a partir del lunes por trabajos de mantenimiento del gasoducto Nord Stream 1.
Este corte durará unos diez días, pero Alemania teme que Rusia lo aproveche para detener completamente el envío de gas. “No se puede excluir ninguna posibilidad”, advirtió el ministro de Economía, Robert Habeck, para quien Rusia usa “el arma del gas” contra Europa para minar su apoyo a Ucrania.
Y ante las señales de alerta, el sector industrial, los municipios y las administraciones buscan reducir su consumo energético por todos los medios. “Es posible que recurramos más a menudo al teletrabajo, como durante la pandemia, por tiempo limitado. Esta vez para ahorrar energía por el interés nacional”, explicó Carsten Knobel, el jefe de Henkel, uno de los pesos pesados de la bolsa de Fráncfort.
El sector químico es especialmente vulnerable, ya que depende en buena medida del gas. La organización VCI afirma prepararse para “lo peor”.
La empresa BASF, con sede en Ludwigshafen, está pensando en imponer el paro parcial a una parte de los trabajadores si comienza a faltar el gas ruso. Y el productor de aromas Symrise va a reabrir un horno de petróleo en su fábrica de Holzminden.
Alemania importaba el 35% de su gas de Rusia, cuando antes de la guerra en Ucrania era el 55%. Mientras que el 50% de la calefacción doméstica sigue siendo de gas. (AFP)