DE MEDIADIOS DEL SIGLO XX
“Hay 100% de seguridad que ese resto es un submarino militar y más de 90% de certeza que es alemán”, informaron desde Italia expertos en identificación de restos náufragos.
La embarcación hundida en cercanías de la embocadura del puerto de Quequén (Buenos Aires), detectado por el grupo Eslabón Perdido y confirmado por personal de Prefectura Naval Argentina, es un submarino militar con las características de diseño propias de los usados por el gobierno alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Y un dato adicional: fue explotado deliberadamente.
La confirmación se oficializó mediante un escrito enviado por la Liga Naval Italiana, institución que depende del Ministerio de Defensa de Italia y en sus filas cuenta con reconocidos peritos que tienen un largo recorrido en la identificación de restos náufragos, en su mayoría derivados de batallas navales.
Fabio Bisciotti, parte del “Grupp Studi Subacquei” de esa institución y con enorme trayectoria en identificación de naves hundidas durante la Segunda Guerra Mundial, fue contundente: “Hay 100% de seguridad que ese pecio es un submarino militar y más de 90% de certeza que es alemán”, dijo a La Nación.
De su informe surge que, en las fotos, hay “detalles que pueden compararse fácilmente con las estructuras que representan el esqueleto de un U-Boot tipo VII o IX” y que “la longitud y el ancho son totalmente compatibles con un U-Boot tipo IX, como el U-166 hundido frente a los Estados Unidos”.
Además, percibe, siempre a partir de imágenes de video que recibió para realizar su trabajo, continuidad de la línea del casco “aunque dañada en algunos puntos, (con) claros huecos transversales y tubulares”, por lo que concluye que “es un casco deliberadamente explotado”.
Convencimiento
“Teníamos el convencimiento de que se trataba de un submarino de la Alemania nazi por una importante cantidad de documentación y testimonios de época que confirmaban la presencia de ese tipo de embarcaciones en estas costas”, dijo a La Nación quien está a la cabeza del equipo multidisciplinario de Eslabón Perdido, Abel Basti.
En ese sentido habían arriesgado dos destacados peritos locales, Andrés Miguel Cuidet y Juan Martín Canevaro. En función de imágenes de video y fotográficas logradas a casi 30 metros de profundidad, tanto por el equipo de investigación como por la fuerza de seguridad, anticipaban que la mole de hierro que asoma del lecho marino, dañada por el paso del tiempo, es un submarino y con características de los “U-Boot” alemanes.
“Lo que pudieron ver en imágenes los peritos italianos es no solo que se trata de un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial, sino que todo indica que llegó al fondo del mar de manera intencional”, dijo Basti para ratificar la hipótesis que sobrevive desde hace casi ocho décadas: la dotación desembarcó en costas de Lobería y Necochea para luego deshacerse del buque mediante alguna explosión.
“Fue volado para ocultarlo, es evidente”, afirmó Hernán Sotero González, ingeniero civil que es parte de Eslabón Perdido y otro de los que no tenía dudas que lo habían encontrado era un submarino alemán. “Medía 80 metros de largo, 10 de ancho y era aplanado, algo muy angosto y estilizado para alta mar”, afirmó.
Basti, que repitió pedidos de informes al Ministerio de Seguridad argentino, lamentó que la expedición de Prefectura Naval Argentina –que logró ocho horas de imágenes mediante buzos y un robot submarino– no tomó muestras ni realizó mediciones para sumar mayores definiciones a qué tipo de embarcación corresponde.
El Perito
Esa falta de información se buscó subsanar con un relevamiento e identificación a distancia de expertos de la Liga Naval Italiana. El ojo experimentado de Fabio Giuseppe Bisciotti, parte del “Grupp Studi Subacquei”, confirmó lo que se presumía.
Su palabra es casi inobjetable con un recorrido en la identificación de buques hundidos, entre ellos bombarderos italianos y británicos, todos a pique en situación de combate durante la Segunda Guerra Mundial.
Las dudas se acaban cuando los peritos, tanto argentinos como italianos, le ponen nombre específico y definición concreta a lo que para Prefectura Naval Argentina eran apenas restos de un buque hundido. La pieza determinante para aquellos, se remarca, es el periscopio. A pesar de las malas condiciones de iluminación, producto de una grabación a profundidad y con corrientes marinas, no dejaría margen a discusiones.
Este hallazgo comenzó con relatos de un vecino de la zona a partir de testimonios que su abuelo le había relatado sobre presencias y desembarcos nazis en el frente de playas de los actuales parajes de Costa Bonita y Arenas Verdes, en el límite entre Lobería y Necochea, cerca del puerto de Quequén.
Un pescador que escuchó esa versión sumó la pista que se necesitaba aguas adentro: marcó coordenadas exactas del lugar donde, al lanzar redes, se les quedaban enganchadas en algo que desconocían porque no aparecía en las cartas náuticas. Los dos buques hundidos que aparecen en esos registros están a suficiente distancia de allí como para no confundirse.
El informe de los peritos argentinos describen características que hacen reconocibles los restos de un submarino que sería del tipo que sería del tipo IX que uno de los modelos que utilizó la flota de la Alemania nazi.
Bisciotti identificó el periscopio del navío y una torreta submarina “debido a algunas características como la forma distintiva atribuible a un deflector de la torreta de los U-Boot”. “La torreta fotografiada muestra, en la parte superior, el final de la plataforma donde se situaban los vigías y el alojamiento antiaéreo”, dijo.
También identificó dos escotillas. “La foto muestra sin duda su capacidad original de estanqueidad”, detalló y explicó que las de ese tipo “son fácilmente rastreables en cada plan de construcción de los U-Boot con respecto al abordaje personal y/o torpedos de acuerdo a la ubicación”, según se precisa en el comunicado difundido por Eslabón Perdido.
El experto italiano advierte en esa fotos detalles que pueden compararse fácilmente con las estructuras que representan el esqueleto de un U-Boot tipo VII o IX. “La longitud y el ancho son totalmente compatibles con un U-Boot tipo IX” y descartó por completo que pueda ser un buque de superficie. “El diseño no deja lugar a otras teorías”, afirmó.
En cuanto a la evidencia de daños, siempre de acuerdo a lo que se puede ver en las horas de video que pudo revisar, es claro al describir “largas secuencias de láminas de metal retorcida” que a su criterio tienen que ver con el hasta ahora “intento exitoso de borrar el rastro y desintegrar el submarino”.