ESPAÑA
Crecen las comunidades de venezolanos y centroamericanos, bajan rumanos o marroquíes.
La globalización ha devuelto a las grandes capitales europeas los rostros de su antiguo imperio. Londres es la casa en Europade indios y paquistaníes, al igual que París lo es para los africanos francófonos y Madrid para los hispanoamericanos. En la capital de España esa conexión se está estrechando año tras año. Desde el pasado martes Comunidad de Madrid está celebrando la Día de la Hispanidad con un largo programa de festejos que esta vez durará ocho días y tuvo su plato fuerte este domingo con un concierto del colombiano Camilo en la Puerta de Alcalá. Es un reflejo de que la inmigración en Madrid es cada día más hispana.
Los hispanoamericanos llevan empujando al alza la inmigración desde 2015, cuando comenzó un nuevo flujo positivo de Madrid con el exterior. Los nacidos en Hispanoamérica eran a principio de 2022 el 58% de los inmigrantes en la Comunidad de Madrid (816.000 habitantes nacidos en países de la América hispanohablante de un total de 1,4 millones), mientras que en enero de 2015 representaban un 49% (561.000 de un total de 1,1 millones), según los datos de empadronamiento de la población nacida fuera de España. Se ha estancado o ha caído el tamaño de comunidades como la china, marroquí o rumana, pero han crecido de manera considerable los procedentes desde Venezuela, Colombia, Perú, República Dominicana y Honduras, entre otros.
Un hito que muestra este avance es que en 2020 los rumanos cedieron su puesto como la comunidad inmigrante más grande de esta región, un lugar que habían ocupado desde 2007. En 2021, fueron desbancados por los ecuatorianos y este año han sido los venezolanos quienes se han convertido en los más numerosos. Los venezolanos en Madrid, que eran solo 33.536 en enero de 2015, se han multiplicado por cuatro en cuestión de solo siete años hasta ser a principios de año 130.724.
Sorprende que la pandemia no haya ralentizado ese flujo procedente de Latinoamérica a pesar del golpe a la economía española y las restricciones de viaje que han seguido en vigor hasta hace muy poco: las conexiones aéreas regulares con Venezuela han estado suspendidas hasta enero de este año y los controles sanitarios en Barajas fueron levantados el 20 de septiembre. Es probablemente una señal de que la inmigración, que se disparó en España gracias a un largo período de bonanza a principios de siglo, seguirá creciendo a fuerte ritmo sin estar tan influida como antes por los vaivenes económicos. “Es una foto del futuro. La tendencia estructural a largo plazo es impepinable. Envejecemos y necesitamos mano de obra”, dice Gonzalo Fanjul, investigador en temas de pobreza y desarrollo en la fundación madrileña Por Causa. En la región de Madrid uno de cada cinco habitantes ha nacido fuera de España.
Vienen por las turbulencias económicas y políticas en sus países de origen, pero también porque España los necesita para solucionar la escasez de mano de obra en ámbitos como los cuidados a mayores, la sanidad, la construcción, el transporte o la hostelería. El Gobierno aprobó en julio una reforma del Reglamento de extranjería para facilitar la contratación en origen y el trabajo de los estudiantes extranjeros, lo que a buen seguro impulsará en la capital al boyante sector de los másters, que ha crecido gracias a los jóvenes latinoamericanos de las incipientes clases medias.
Los nichos de trabajo en España pueden estar influyendo en esta hispanización de nuestra población inmigrante: si en la gran oleada migratoria del bum del ladrillo era menos importante el idioma, ahora predominan los trabajos en el sector servicios. “Posiblemente muchas familias prefieren que sus cuidadoras sean latinoamericanas por la cercanía cultural”, apunta Fernando Gil Alonso, geógrafo en la Universidad de Barcelona. Según un estudio del sindicato UGT presentado en junio, a la región llegan más mujeres que hombres y los sectores en los que más trabajan son los del hogar y la hostelería.
Ventajas legales para radicarse en España
Las ventajas legales en España también explican el ascenso de la inmigración de América Latina. Los iberoamericanos, portugueses, andorranos, filipinos y guineanos solo deben residir legalmente dos años para solicitar la nacionalidad española, mientras que los procedentes de otros países necesitan diez años. Además, tienen menos barreras de entrada porque los nacionales de muchos países latinoamericanos pueden ingresar con visado de turista. Por ejemplo, en Madrid, los nacidos en Colombia han pasado de 82.453 en 2015 a 124.113 en 2022.
Preferidos a los de otros países de Europa
La tolerancia en España puede influir en el flujo procedente de América, según muestra un sondeo que la Universidad de Comillas publicará próximamente y al que ha tenido acceso adelantado el diario El País de Madrid: el 23% de los encuestados respondió que los latinoamericanos son los inmigrantes hacia los que siente más simpatía, mientras que solo un 7,3% optó por los europeos y solo un 6,1% por los africanos, según Cecilia Estrada, directora de la cátedra de refugiados y migrantes forzosos de la universidad Pontificia Comillas.
“Hemos descubierto que esa preferencia es independiente de que el encuestado sea de derechas o izquierdas”, añade.
Los latinoamericanos también adoptan costumbres españolas de manera más rápida. “Necesitan menos tiempo para sentir como propia la cultura española”.
En cuanto a las comunidades que menguan, cada caso es diferente. La pandemia ha supuesto un retorno de muchos chinos a su país, probablemente por la sensación de inseguridad (han pasado de 57.472 en enero de 2020 a 52.767 dos años después). La población de rumanos lleva cayendo desde los años del pinchazo financiero en España (fueron 203.887 en 2011 y ahora son 121.124), en parte porque Rumanía experimentó un rápido crecimiento económico.