Realeza
Durante 73 años, el duque de Edimburgo fue una figura que acompañó a la reina Isabel y que la apuntaló hasta el día de su muerte.
Durante la mañana de ayer viernes la noticia de lamuerte del príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II de Inglaterra durante 73 años, sacudió el mundo.
El padre del heredero de la corona británica, quien el próximo 10 de junio cumpliría 100 años, tuvo a la familia real en vilo hace pocas semanas, luego de permanecer internado entre el 16 de febrero y el 16 de marzo. Durante su internación tuvo una intervención cardiaca y fue visitado por varios miembros de la familia.
Al mediodía de Londres, la familia real británica hizo público el fallecimiento del príncipe Felipe a través de sus redes sociales, su sitio web y colocando un mensaje en las puertas del Palacio de Buckingham. En un breve texto se anunciaba con “profunda tristeza” la partida del marido de la reina.
Durante algunas horas, las redes y el sitio web oficial de la familia permanecieron con el mensaje para luego mostrar semblanzas del duque de Edimburgo y abrir unlibro de condolencias digital.
Además, animaron al público a no acercarse a las residencias de la familia real, ni hacer ofrendas florales; en su lugar invitaron a donar a las más de 900 caridades a las que el fallecido príncipe apoyó a lo largo de su vida.
Al cierre de esta edición, los detalles del funeral del consorte de la monarca no habían sido revelados. Sin embargo, en un comunicado oficial a los medios el Palacio de Buckingham anunció: “Debido a la pandemia por coronavirus y en virtud de los consejos gubernamentales actuales y las pautas de distanciamiento social, Su Majestad la Reina está considerando los arreglos ceremoniales y funerales modificados para Su Alteza Real el Duque de Edimburgo”.
Una vida dura
Felipe de Edimburgo nació el 10 de junio de 1921 en la isla griega de Corfú en el mar Jónico. Por las venas de Felipe corría sangre de muchas de las casas reales más importantes de Europa y sus títulos de nacimiento eran de príncipe de Grecia y Dinamarca.
Su padre, Andrés de Grecia y Dinamarca, era el hermano menor del rey Constantino I de Grecia y nieto del rey Christian IX de Dinamarca.
Su madre era la princesa Alicia de Battenberg, hija del príncipe Luis de Battenberg —quien se nacionalizó británico en 1868 y fue nombrado Marqués de Milford Haven— y hermana del Conde Mountbatten de Burma.
Más tarde, Felipe fue naturalizado británico y adoptó el apellido Mountbatten. Al casarse con la reina Isabel II renunció a sus títulos de príncipe de Grecia y Dinamarca.
Felipe vivió su primer año en Grecia, pero en 1922 cuando la guerra entre turcos y griegos provocó que el rey renunciara, el príncipe Andrés de Grecia fue condenado al exilio y el duque de Edimburgo de 18 meses salió en un buque, escondido en una caja de naranjas por su seguridad.
Entre 1922 y 1928, la familia del príncipe vivió en París, para luego recibir cobijo en casa de su abuela en el Palacio de Kensington —donde hoy viven el príncipe William y Kate Middleton— en Londres.
Asistió a la escuela en Surrey, para luego cursar un año en la Escuela Salem del famoso educador Kurt Hahn en Alemania y regresar al Reino Unido, donde terminó su educación secundaria en el internado escocés Gordonstoud, fundado también por Hahn.
De acuerdo con los historiadores reales, las duras pruebas físicas a las que fue sometido durante los años que permaneció en el internado forjaron su personalidad y pasión por los deportes.
Tras terminar su educación secundaria, se enroló en la armada británica donde finalmente comenzó la relación con su prima tercera y futura esposa, la reina Isabel II.
De primo lejano a consorte
Isabel y Felipe se conocieron en la infancia, cuando asistieron al matrimonio de una de sus primas en común en 1934. Sin embargo, el flechazo se dio durante una visita a la armada británica en 1939, a la que el rey Jorge VI asistió con sus hijas adolescentes Isabel y Margarita. Allí, fue Felipe, de 18 años, quien se encargó de agasajarlos.
Isabel, quien entonces tenía 13, quedó prendada y comenzó a intercambiar cartas con quien se convertiría en su marido durante más 73 años.
El estallido y la participación de Felipe como miembro de las fuerzas navales británicas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), hizo que la pareja no oficializara su enlace hasta el 20 de noviembre de 1947.
Tras el matrimonio, Felipe renunció a sus títulos de Grecia y Dinamarca y recibió el de duque de Edimburgo.
Mientras Isabel fue la heredera de la corona británica, Felipe fue destinado a la isla de Malta y allí pasaron sus primeros años de matrimonio. En 1951, luego de que el estado de salud de Jorge VI se agravara, Isabel y Felipe regresaron a Londres.
La reina fue coronada en 1953, casi un año después de la muerte de su padre el 6 de febrero de 1952.
El primero en arrodillarse fue su marido, quien desde entonces pasó a caminar tres pasos detrás de la monarca.
“Yo, Felipe, duque de Edimburgo, me convierto en tu vasallo de por vida y en la tierra, para adorarte en todas partes; y te apoyaré en la fe y la verdad, para vivir y morir, contra todas las formas de los pueblos. Que Dios me ayude”, declaró el príncipe Felipe ante los ojos del mundo al arrodillarse junto a su esposa en la Abadía de Westminster.
En septiembre de 1953, poco después de su ascenso al trono, la reina permitió a Felipe “un lugar de preeminencia y precedencia” junto a ella, que tradicionalmente estaba reservado al heredero al trono.
Felipe nunca recibió el título de rey consorte, pero en 1957 su esposa lo nombró príncipe del Reino Unido y pasó a ser conocido como su alteza real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
En 1960, Felipe logró una conquista importante para su legado: sus hijos llevarían su apellido y la familia real sería conocida desde entonces como Mountbatten-Windsor.
A partir de 1967 se sentó en el trono de un consorte junto al de la Reina en la Apertura Estatal del Parlamento.
Durante su vida como consorte se encargó de acompañar a Isabel II en sus giras internacionales e incluso participó en visitas oficiales en solitario, como la que hizo a Uruguay en abril de 1962.
La pareja estuvo casada casi 73 años y tuvo cuatro hijos: el príncipe Carlos, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo. Además, ocho nietos y, hasta el momento, diez bisnietos.
En el aniversario de sus bodas de oro, la reina aseguró que el príncipe Felipe “fue su fuerza” y destacó que su permanencia junto a ella, su familia y en todos los países a los que sirvió crearon una deuda “que nunca reclamaría”.
Felipe de Edimburgo se convirtió en 2009 en el consorte más longevo en la historia de la realeza, al superar seis décadas acompañando a la monarca con el reinado más largo de la historia británica.
En 2017, tras cumplir 22.219 compromisos reales desde que Isabel subió al trono en 1953, el duque de Edimburgo con 96 años, anunció que abandonaba sus labores oficiales como miembro activo de la realeza, aunque se lo pudo ver en apariciones puntuales. En reconocimiento a su labor, la reina lo premió con la orden de Caballero de la Gran Cruz Real Victoriana.
? Take a look at some of the moments The Queen and The Duke of Edinburgh have shared together over the last 70 years. pic.twitter.com/KRozbU5MKm
— The Royal Family (@RoyalFamily) November 20, 2017
Un funeral discreto y el luto
Desde ayer viernes y durante ocho días la reina Isabel II entrará en una etapa de luto para enfrentar la pérdida de su compañero de más de 73 años, aunque se espera que el plazo se extienda. Además, durante un mes los guardias reales lucirán una banda negra en sus brazos, en señal de luto, y los empleados y miembros de la familia usarán ropa oscura para manifestar su tristeza ante la muerte del duque de Edimburgo.
El estado británico permanecerá de luto durante 10 días. Los asuntos de Estado del gobierno británico también entrarán en pausa a causa del duelo nacional, por lo que en este período no se aprobarán leyes. El último gran funeral real fue el de la reina madre en 2002, poco más de un mes después de la muerte de su hija menor, y hermana de Isabel II, la princesa Margarita.
El príncipe Felipe se implicó personalmente en los preparativos de su funeral, coordinados por la oficina del Lord Chambelán, William Peel, en el palacio de Buckingham. Según el protocolo, el Lord Chambelán consulta primero con el primer ministro y luego con la reina para acordar el anuncio del fallecimiento y posteriormente del funeral de un miembro de la familia, informó AFP.
Felipe, antiguo comandante de marina, expresó su deseo de que su funeral fuese de estilo militar en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor. Según medios británicos, el duque de Edimburgo no quería ser enterrado en la capilla de San Jorge ni en la abadía de Westminster, sino en los jardines Frogmore, contiguos al castillo de Windsor. Esa finca alberga el mausoleo de la reina Victoria y su marido Alberto.