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Fei Chen reside en Shanghái desde diciembre de 2019. En diálogo con El País, explicó cómo ha sido la situación de su ciudad tras el rebrote de ómicron.
¿Cómo estás llevando esta cuarentena?
Estoy bien ahora, después de dos años de estar viviendo acá me estoy acostumbrando. No pude volver porque nunca se reabrió el país. La política de cero casos se empezó a aplicar en 2020 hasta el día de hoy. En estos dos años funcionó muy bien. Cuando en el resto del mundo hubo muchos rebrotes, acá internamente se vivía como una realidad paralela, no había covid, la gente andaba libremente. Apenas hay un caso testean y cierran la zona, en dos o tres semanas vuelve todo a la normalidad. Nunca hubo quejas con esa política, todos estaban convencidos de que era la única manera para evitar los contagios.
¿Cuándo pasó a afectar la política de cero casos?
Lo que empezó a afectar primero fue la primera ola de ómicron. Se empezaba a decir “Quizás podríamos abrir porque si todo el mundo abrió sus fronteras nosotros estamos aislados del resto del mundo”. El problema fue cuando impactó primero en Hong Kong. Se abrió al mundo y siguió los pasos de Occidente, pero con una baja tasa de vacunación, sobre todo en la gente mayor. Empezó una discusión interna de si ómicron es o no tan fatal. Aunque tenga la misma tasa de mortalidad que una gripe, como es 1000 veces más contagiosa no da lo mismo la cantidad de gente que muere. En esta ola en Hong Kong murieron más de 9.000 personas. Para marzo, China tenía una tasa de vacunación similar a la de Hong Kong, y también en esa proporción similar en donde la gente mayor no estaba vacunada (con la tercera dosis).
Las primeras dos dosis fueron obligatorias pero el refuerzo mucha gente lo sintió innecesario, sobre todo la gente mayor. Eso generó que el país no estuviera preparado para un rebrote.
Cifras
—Según las cuentas de la Comisión Nacional de Sanidad, desde el inicio de la pandemia hasta el pasado viernes se infectaron 214.243 personas en el país y fallecieron 4.975.
—El número total de contagiados activos en la China continental supera las 28.000 personas, más de 400 de ellas en estado grave.
—Hasta la fecha se ha realizado seguimiento médico a más de 3,3 millones de contactos cercanos con infectados, de los cuales más de 450.000 continúan en observación.
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En redes circulan videos de gente gritando en los edificios… Generan mucho impacto. ¿Cómo se ha vivido?
Las medidas se aplicaron tarde. Se descontroló porque se hizo todo demasiado tarde. Si querían cerrar lo tendrían que haber hecho antes de que se esparciera en toda la ciudad. Cuando ya teníamos 20.000 o 30.000 casos diarios se volvió imposible de controlar. Todo empezó a fallar. Las primeras semanas fueron caóticas porque algunas medidas eran viejas, quedaron de las primeras cepas del 2020.
En 2020, si te daba positivo (el test PCR) y a tus hijos negativo, te tenían que separar. El problema hoy en día es que ómicron no es tan letal, entonces no era justificativo para separar a padres de los niños con esa política que quedó de la primera vez. También hubo un desentendido de si las mascotas contagiaban o no, la ciudad no se había actualizado a todos los cambios que hubo. Al cerrar la ciudad dejaron de funcionar los envíos a domicilio y tampoco podías salir a la calle a comprar… Después de dos semanas te quedabas sin comida. ¿Qué comías? Eso generó mucho estrés.
¿Siguen esas medidas?
Siempre detrás de un escándalo lo resuelven. El escándalo de los padres y los hijos salió en la noticia y lo resolvieron. Con las mascotas también, mataron a un par de perros, hubo un escándalo en redes sociales y cambiaron la política. Y con la comida se empezaron a organizar compras vecinales. Se volvió imposible llevar a cada vecino. Todo pequeño barrio hace una compra grupal. Desde la tercera semana se reacomodó y relajó los ánimos. Si no te falta comida, ya no es tan grave.
¿El Gobierno lleva víveres para la familia?
Fei Chen: Sí. Es parte de las críticas que hay. Nadie entiende por qué en algunos barrios funciona bien y en otros pésimamente mal. En mi barrio recibimos buenas cantidades de subsidios con cosas muy variadas: carne, leche, verduras, arroz, fideos, aceite, condimentos… Todo. Totalmente gratuito a todas las familias. En otros barrios llegan pocas cosas, hubo escándalo de corrupción. Lo que a la gente más bronca les da es que haya corrupción en crisis. La ciudad tiene entre 25 y 30 millones de personas, es un país entero. Entonces es difícil controlar que en todos los barrios salga bien. Con que en un par de lugares las cosas salgan mal, se vuelve un escándalo.
¿Cómo te afectó a ti y a tu círculo cercano?
Fei Chen: Hay distintos grupos afectados. Los que no pueden seguir trabajando… Uno puede bancarse un mes en estas condiciones, pero si esto se prolonga un mes más ya está afectando un montón. Y las pequeñas empresas, que tienen que seguir pagando alquiler, seguir pagando empleados y sin ingresos, si esto se prolonga van a quebrar. También en las emergencias. Si en condiciones normales que llegue una ambulancia es difícil, ahora con esta crisis tardan más y te hacen test obligatorio, con tiempo que se pierde extra y causa muchos daños colaterales.
¿Cómo lo has pasado a nivel anímico?
Fei Chen: Creo que soy bastante optimista y trato de decir “No pasa nada”. En las dos primeras semanas me afectó el tema de la comida. Abrir la heladera y ver que te queda cada vez menos —aunque en mi barrio no pasó de quedarnos sin comida—, tenés el estrés de que quizás te queda comida para tres o cuatro días. ¿Qué hago después si no consigo? Lo que más nos preocupaba era eso, ¿cómo vivo si no tengo comida?
Después está el estrés de cada uno con la parte laboral y el estrés de ver las noticias todos los días. Cuando ves que los casos siguen siendo altos, con 11.000 casos por día, sabemos que hasta que no llegue a cero casos no van a abrir. No ves un horizonte de cuándo va a abrir esto. Si en tu barrio hay casos positivos, por cada caso se cuentan 14 días de cuarentena. Hay barrios en los que hace bastante que no tienen casos positivos, pero en el mío todos los días hay nuevos y es “Otra vez, 14 días más”.
En tu canal de YouTube además de enseñar chino también te has dedicado a hablar de casos que se convierten en un escándalo y explicar el otro lado de la noticia. ¿Qué repercusiones has tenido?
Depende del público, no todo el mundo se sienta a mirarlo con atención o la gente no entiende o lo interpretó como quiso. Hago una crítica objetiva con una explicación detrás de las imágenes sueltas que uno ve en la prensa o cuentas virales. Muchas de esas cosas terminan siendo noticias falsas porque están sacadas de contexto. Te lo ponen todo como “Esta es la crisis de Shanghái”, cuando en realidad es mucho más complejo de explicar. Obviamente hubo una mala organización, algunos problemas se resolvieron, otros no. Pero tiene muchas más aristas que simplemente compartir las imágenes más llamativas.
Si se levantan las medidas, ¿tenés idea de volver a Sudamérica?
Tengo que volver y me gustaría, pero al estar cerrado el país hay pocos vuelos y los precios están por los cielos. Ya a uno le cuesta un pasaje 2.000 dólares y ahora están a 5.000 o 6.000. Hasta que no se normalice es impagable. También en estos dos años en Argentina había mucho rebrote y con crisis, por eso lo fui postergando. Veremos cuándo se levantan las restricciones. Creo que lo primero que tiene que aumentar es la tercera dosis de vacunación para estar preparados. En algún momento se va a tener que reabrir.