ANÁLISIS
La pandemia cuestionó varias máximas que usábamos al tomar decisiones, según expone el director de Consultoría de Opción Consultores, Alan Cohn
La crisis sanitaria ha sido un punto de inflexión para hacer negocios. Las creencias y supuestos que tomamos como ciertos para solucionar un determinado problema de negocio se modificaron ante los cambios del entorno político (ej: fronteras cerradas), social (ej: aforo en espacios cerrados), tecnológico (ej: avance del e-commerce) y legal (ej: cierre de actividades).
Aquí presento una serie de paradigmas que hemos tomado como ciertos en los últimos tiempos para tomar decisiones y se están sustituyendo por otros.
Viejo paradigma: Más tareas en las empresas generan más empleo.
Nuevo paradigma: Más tareas en las empresas generan empleo y más trabajos de independientes.
Según el monitor laboral de Advice, los llamados para contratar trabajadores independientes en Uruguay subieron de 46 en marzo 2020 a 351 en 2021. La incertidumbre propició que las empresas sean más flexibles y los modelos de contratación se deban adaptar a una combinación de trabajadores dependientes e independientes. Tercerizar como hábito hará a las organizaciones más eficientes. Tendremos más trabajo, pero menos empleo.
Viejo paradigma: La oficina es el lugar de trabajo.
Nuevo paradigma: La oficina y el trabajo remoto forman parte de la dinámica laboral.
Muchas empresas deberán enfrentar el desafío de mantener la motivación, los liderazgos y capacidades mientras gestionan equipos físicamente separados. Se pondrá en juego la habilidad de la alta dirección para generar espacios y sistemas en que las personas crezcan en la organización.
Viejo paradigma: Me contrataron para trabajar ocho horas por día.
Nuevo paradigma: Me contrataron para trabajar por objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Salvo procesos productivos o de servicios que así lo requieran, trabajar en base a horarios es tiempo pasado, es un concepto nacido en la revolución industrial potenciado en el siglo XX. Las regulaciones laborales deberán adaptarse. Las encuestas de Opción Consultores, la Cámara de Comercio Uruguay-EE.UU., y Advice realizadas en 2020 a trabajadores uruguayos, reflejan que se sienten más productivos trabajando de forma remota, acomodando sus horarios.
Viejo paradigma: Competimos con nuestros competidores.
Nuevo paradigma: Competimos con la última mejor experiencia que tuvo nuestro cliente.
Los clientes esperan mucho más que una simple transacción. La reducción de los esfuerzos para informarse, adquirir, pagar y acceder al servicio post venta es determinante para volver a realizar una compra. Las experiencias del cliente -online y física- definirán la elección.
Viejo paradigma: Los clientes esperan que las marcas tengan lo que desean.
Nuevo paradigma: Los clientes esperan que las marcas tengan exactamente lo que desean.
Dado que las empresas disponen de más datos personales de clientes (por la digitalización forzada ante las restricciones sanitarias), los consumidores esperan que cualquier experiencia sea sin fricciones, anticipatoria, relevante y conectada. Solo les preocupa conseguir lo que quieren, cuando lo quieren. Las empresas deberán construir economías de escala en la personalización. Crear estas experiencias requiere colocar los datos y la tecnología en el centro de las organizaciones, incorporando algún grado de aprendizaje automático y/o inteligencia artificial.
Los modelos que engloban nuestros puntos de vista y cada decisión que tomamos son parte de una construcción social que hemos interiorizado. Incorporar nuevos paradigmas empieza con desaprender parte de lo aprendido para hacer negocios.