MI OPINIÒN
En mi editorial de la semana pasada, hacía referencia al miedo que sentía al correr en Nürburgring. Y hoy me pregunto, ¿volvería a repetir ese capítulo?, ¿o reviviría mi experiencia de los 500 Kilómetros de Pergusa, en la región de Sicilia? Definitivamente el Autódromo de Pergusa es el circuito que más desafíos me propuso.
Hablamos de una pista de 4.950 metros, construída alrededor del único lago natural de Sicilia, que consta de dos chicanas rápidas, y el resto corriendo totalmente a fondo, fondo! En este tipo de pistas, cuando un piloto comete un error o tiene la mala fortuna de pinchar una goma, el resultado lamentablemente es uno solo, y para nada alentador.
¿Sería yo diferente?, ¿o quizás el simple hecho de ser joven me impulsaba a vivir experiencias más audaces?
Si en la actualidad tuviera que disputar una carrera en Pergusa, detrás del volante del mismo Alfa y bajo las mismas condiciones de aquella época, no me atrevería a hacerlo. Este recuerdo forma parte de las emociones intensas que el deporte motorizado me permitió disfrutar a lo largo de los años.
Y por cierto, ¡me consagré campeón de los 500 Kilómetros de Pergusa en el año 1977!