ENTREVISTA
El entrenador de la selección uruguaya de básquetbol habló de cómo apronta las próximas ventanas de Eliminatorias y del gran objetivo que persigue la Celeste.
El básquetbol uruguayo está embarcado en un gran objetivo que se transformó en un sueño que sigue latente: volver al Mundial. La última presencia de la Celeste en la Copa del Mundo fue en España 1986 y hoy, de la mano de Rubén Magnano, la selección lucha por uno de los siete cupos disponibles para América en la gran cita que se llevará a cabo en 2023 con Indonesia, Japón y Filipinas como sede.
Desde su Córdoba natal, el técnico de la selección uruguaya de básquetbol habló largo y tendido con Ovación acerca de lo que le dejó la última ventana de Eliminatorias, de la participación en la AmeriCup, del escaso tiempo de trabajo y de su opinión acerca de la posibilidad de nacionalizar jugadores para defender al país.
¿Cómo se encara este último tramo de la Eliminatoria teniendo en cuenta los espacios acotados de entrenamiento?
Esta forma de trabajo no es nueva para mí porque la aprendí a partir de la decisión de empezar a competir con ventanas casi al mismo tiempo en el que llegué a Uruguay, pero tuve que reinventarme como entrenador para ver dónde había que focalizar directamente el trabajo como una sintomatología de economía de esfuerzo. Es decir, vamos a apuntar ahí porque el tiempo es este y no nos da para más. Entonces hay que tratar en ese tiempo contar con las herramientas y preparar al equipo de la mejor manera posible para afrontar cada ventana. Esa es una de las variables que me tocó reinventar mi cabeza como entrenador ya que siempre estuve acostumbrado a procesos de trabajo con un tiempo importante. Pero hay otro tema muy curioso que a mí realmente me hace mucho ruido y es que ningún equipo, salvo rarísimas excepciones va a jugar la ventana con un partido preparatorio y eso también estimo que incomoda bastante, porque una cosa es entrenar y otra es competir. Y yo no puedo tener uno o dos juegos anteriores para poder evaluar bien en una situación bastante real, pero estimo que todos estamos sumergidos en lo mismo. No es que para unos es una cosa y para otros, otra. Igual eso no quita que yo acepte este tipo de situación porque siempre he sido bastante obsesivo en cuanto a la preparación de los equipos porque intento darle la mayor cantidad de herramientas viables para hacer frente a diferentes cuestiones que se presentan en el juego, pero así están dadas las cosas. Otra variable que no es menor es que solamente en el 50% de los partidos oficiales y puede ser un poco más, pero no mucho, hemos tenido la plantilla completa por ejemplo. Y a nosotros ese tipo de situaciones nos afectan. Vuelvo a repetir que la mayoría de los equipos están inmersos en esto, pero hay países que tienen la capacidad de sustitución, cosa que nosotros desafortunadamente no tenemos porque no hay tanta base de pirámide como para hacerle frente a eso.
¿Qué cosas positivas le dejaron las últimas ventanas y la AmeriCup?
Tanto en la derrota como en la victoria siempre hay que tratar de sacar aprendizajes. Es bueno. Nosotros tuvimos un juego desafortunado con Estados Unidos, no por el porcentaje de tiros ni mucho menos, sino por la manera en la que encaramos el partido. Ese rival nos avasalló en su casa y realmente no pudimos contrarrestar nunca el juego que tiene. Estimo que también Estados Unidos, en lo que es todo el cúmulo de juegos de la ventana, presentó en esa ocasión el verdadero poderío que tiene con jugadores de altísimo vuelo, pero esas no son excusas. En absoluto. Nosotros nos encontramos con un Estados Unidos con mucha fluidez y ayudado un poco con nuestro desconcierto, sobre todo en el aspecto defensivo. Pero después rápidamente superamos esa situación que fue un cachetazo importante para encarar en ese momento un juego que no era importante, era determinante como el de Puerto Rico. Y creo que ahí Uruguay mostró talante y personalidad. Salió a buscar el partido y realmente los muchachos hicieron un trabajo defensivo sumamente importante, maniatando un poco las primeras vías de gol del rival. Estimo que fue muy loable lo hecho ahí. Al otro día tomamos un avión y nos fuimos a la AmeriCup con una cantidad de bajas y ahí el balance numérico no es para nada bueno.
¿Qué pasó ahí?
Si uno analiza el juego, tuvimos tres partidos en situación de manejo durante un largo período de tiempo y hay una frase que aplica a ese momento: en la selección tenemos que aprender a ganar más allá de las circunstancias y adversidades que se pueden llegar a vivir porque tanto como contra Colombia, Canadá e incluso Brasil, no es que se abrieron y nos dieron la posibilidad sino que todo lo contrario, pero a veces nos cuesta tener ese grado de inteligencia y de madurez porque estamos hablando de un partido de selección, de partidos internacionales donde generalmente los errores se pagan extremadamente caros y son una cantidad de variables que se van sumando para que nosotros hayamos terminado esa AmeriCup como la terminamos. Y lógico que hay elementos rescatables y estimo que hay que sustentar, acompañar y seguir apoyando a gente joven que la viene peleando y luchando. Hay un futuro por delante. Entonces la mentalidad del cuerpo técnico hace que tengamos una apuesta en eso porque creo que también es parte del camino. Pero hay que avalar a veces en este tipo de decisiones que la cuestión tiene que hacerse valer un poco por los resultados, porque si no parece que cae todo en un saco roto, aunque tengo claro cuál fue el pasado, cuál es el presente y sobre todo cuál es el futuro que uno pretende con respecto a estas decisiones, sobre todo las que tienen que ver con la materia prima que viene empujando, que viene queriendo porque ya desde un tiempo a esta parte hay jóvenes que se han acercado y están teniendo una performance bastante interesante en la selección.
¿Esas derrotas que mencionó se dieron por nerviosismo en el cierre, falta de experiencia o mucha juventud?
Ahí mencionaste una palabra que no se compra y que no es un chip como la experiencia. A veces se dan por los pecados de juventud como se dice bibliográficamente, a veces errores cometidos en momentos inoportunos. Pero me gustaría que se haga una salvedad porque a veces uno está castigado por variables externas. Yo nunca fui de justificativos pero es bueno abrir un paréntesis y dejar bien claro que a veces hay elementos que te golpean duro y te hacen tambalear. Y que si no estás muy preparado psicológicamente te golpean y caes en la derrota. En el partido con Canadá que estábamos jugando en una acción que tiene el rival ganando nosotros por tres puntos, pasamos a perder en una sola acción por un punto. O sea, hay situaciones que realmente son provocadas por agentes externos como puede ser el arbitraje en este caso, que a veces te golpea y hay que tener la experiencia para soportar ese tipo de situaciones. Creo que ahí nos golpearon muy duro y caímos en un bache del que no supimos salir. No salimos del pozo al que nos empujaron literalmente. ¿Qué cosas negativas o para mejorar y analizar más en profundidad le dejaron esos últimos partidos?Se pagan muy caro todos esos errores y no te dan chances porque caes en la derrota, entonces estos juegos de preparación para mí tienen un valor específico, sobre todo cuando hay gente que está llegando a la selección, y eso me parece muy interesante. Es más, para el jugador experimentado también tener un juego de rodeo es importante.
¿En qué aspectos se ha evolucionado más desde que se hizo cargo de la selección?
Creo que hay credibilidad y se observa. Son cosas medias perceptivas y a mi entender. No quiere decir que sean así. Pero hay una suerte de comunión con la selección. La gente se acerca a ver al equipo. Esto lo digo en el ámbito de la visibilidad. Estimo que la selección hoy goza de bastante salubridad, cosa que también para mí es uno de los elementos importantes cuando tomo un equipo para dirigir y si hablamos de una selección que representa a un país, muchísimo más. La salud del equipo se tiene que defender a ultranza, más allá de las situaciones que se pueden vivir en el interior, pero creo que hay una visibilidad de salubridad en eso y me parece muy interesante. Nuevamente acuden al llamado prácticamente la mayoría de los jugadores que son convocados y eso también demuestra la credibilidad que existe. Desde que yo llegué en aquellos cuatro últimos partidos en mi primera contratación hay un sueño y hay un propósito para el que todos estamos trabajando: lograr la clasificación al Mundial. Sabemos perfectamente que no es sencillo, pero tampoco estamos fuera de carrera, en absoluto. Con solamente observar la tabla de posiciones estamos ahí con todo el mundo. O sea que está latente la posibilidad y va a depender de lo que nosotros seamos capaces de hacer. Vemos jugadores mayores, ya grandes y todo, que están trabajando duramente para llegar bien a cada uno de los juegos y eso para mí también es muy satisfactorio porque es entender que estamos embarcados en una situación sumamente interesante y como digo siempre le estamos dando de comer a los sueños, no es que soñamos y nos quedamos sentados esperando que algo suceda. Estimo que todo el mundo está muy pendiente de eso y después hay que jugar, indudablemente.
En Uruguay se habló mucho en este último tiempo de nacionalizar fichas que en algunas zonas la selección carece de recambio. ¿Está a favor o en contra de eso?
Te respondería con imágenes que he capturado en mi vida como entrenador... En el Europeo de 2007 que se jugó en España veo al base ruso que era un muchacho afroamericano que estaba jugando de base en Rusia. Ahí entendí que ya había muchas situaciones antes, pero ese hecho en particular me causó mucha curiosidad. Y esta globalización y apertura al mundo hace pensar que es viable y es interesante el tema de la nacionalización. Creo que en Uruguay este tipo de situaciones tiene que ver con el poco caudal de jugadores que tienen refiriéndome a lo que mencionabas del biotipo o posición. Entonces, ante la ausencia y la imposibilidad de tener algún mecanismo para encontrar esos biotipos que nos permitan ser más competitivos, lo veo bien el hecho de nacionalizar. Imaginate que la segunda mejor liga del mundo que para mí es la ACB de España, echa mano automáticamente a la posición que necesita y no tiene reparos en eso. Y eso que la estructura del básquetbol español es de excelencia con cantidad de jugadores y demás, pero sin embargo ya desde hace muchísimo tiempo a esta parte sigue nacionalizando. Yo no lo veo desencajado a eso. Es cierto que también este tipo de variables me permite analizar que no te muestran la realidad, pero tampoco son tantas las fichas que vos podés nacionalizar. Yo no lo veo descabellado porque incluso le daría alguna suerte de paridad a la competencia también.
La nacionalización ayudaría en el corto plazo, pero a largo plazo, ¿pueden surgir jugadores de gran porte en nuestro país?
Marcelo Capalbo está con todos los jóvenes en las formativas y yo veo algunos entrenamientos de ellos. Él me tiene informado y hay jóvenes potenciales. No es por destratar a nadie, pero necesitamos que en determinado momento suceda un éxodo de jugadores a determinados países que permitan levantar el techo de competencia que trae implícito el crecimiento de los jóvenes. Y eso lo digo como conocedor de causa. No es porque esté hoy en Uruguay. En la época de esplendor de la selección argentina había más de 300 jugadores fuera del país y de ahí surgieron todos los muchachos que el mundo ya conoce. Y detrás de ese equipo había cantidades de buenos jugadores. Pero vuelvo a repetir, hay una base interesante acá en Uruguay. El hecho es ver de qué manera la nutrimos y qué variables necesitan esos chicos para seguir creciendo. Hay casos bien claros de lo que pasa en Uruguay como Agustín Ubal, Santiago Vescovi y los chicos que están en Obras Sanitarias. Yo estimo que ese éxodo es una de las variables importantísimas que tiene el crecimiento del jugador y es algo que después lo usufructúa y mucho la selección.
¿Le preocupa que no puedan estar todos los jugadores en las próximas ventanas de Eliminatorias debido a los calendarios de sus respectivos equipos?
Ya estamos en eso. Me contacté con Vescovi y tengo pactada una reunión telefónica para ver cómo es su situación con el tema de la Universidad y todo lo que son esos temas bastante álgidos porque todo el mundo ya comienza a competir. Afortunadamente una de las variables que tenemos a favor es que no hay jugadores uruguayos involucrados en Euroliga, cosa que nos ayudaría porque están todos en el básquetbol FIBA y estimo que no habría inconvenientes para tener a toda la plantilla, salvo lo que te comenté de Vescovi que está por verse.
¿Qué le falta al básquetbol uruguayo para dar un salto de calidad?
Creo que hay una estructura a nivel federación que está intentando mejorar. Lo observo a diario desde mi lugar y no solamente hablo haciendo mención a la clasificación a un Mundial o a los Juegos Olímpicos porque eso sería mirando la cúspide. Yo creo que para poder apuntar a esa cúspide hay que tener una estructura de base muy sólida con todas las variables que te comenté anteriormente. Acá se sigue haciendo mucho hincapié en las formativas, en la escuela de entrenadores, en el programa de consulta que lanzó la federación para los técnicos y seguir trabajando sobre eso es ir por el buen camino. Hay que intentar que el básquetbol llegue a cada rincón del Uruguay, que esté en las escuelas y esto que te menciono tiene que ver con un hecho numérico y estadístico: ante la mayor cantidad de niños y jóvenes que jueguen este deporte, las chances de llegar a la cúspide van a ser mucho más interesantes. Pero para lograr eso hay que tener un plan de acción con todo lo que es la estructura competitiva de nuestros equipos de base básicamente. Hoy te mencioné aquel éxodo y también vemos que nuestros hombres grandes de la selección uno está con 37 años —Kiril Wachsmann— y el otro con 39 —Esteban Batista—, por lo que necesitamos que por lo menos afloren o surjan jugadores en esa posición. Sé que hay un par de jóvenes que en su momento acercamos y eso lo seguiremos haciendo, pero estamos hablando de un nivel superlativo, entonces precisamos de pronto esas piezas que nos den una mano también.
¿Cómo lo ve hoy y hacia dónde va el básquetbol uruguayo?
Lo veo bien. La Liga Uruguaya está en un buen momento, se ven buenos juegos, hay una inversión muy interesante y veo extranjeros de gran nivel que están llegando. Pero veo también una variable interesante que tiene que ver con cosas contractuales y con la calidad del juego y es que se acercan muchos jugadores argentinos. Por ejemplo en la definición del Metropolitano vi a un Cordón que tenía un equipo de mucha valía con muchachos jóvenes y si bien Batista llegó a lo último, había juventud y eso me parece muy interesante porque los chicos tienen una competencia alternativa para sumar experiencias. Eso es alentador para la selección también. Después hay una cantidad de factores que van a hacer que el básquetbol pueda caminar, que pueda seguir para adelante. Indudablemente la vitrina y el gran show que tiene este país es la Liga Uruguaya y es un torneo que tiene que intentar mejorar día a día en todo, no solamente en la calidad técnica del juego sino también en la infraestructura para que la familia o persona que quiera ir a mirar básquetbol se acerque a una situación para ver ese gran espectáculo.