ENTREVISTA

Es de Montevideo, pero sus primeros pasos llevando la redonda los dio en Baltasar Brum. Su familia se mudó a Artigas cuando tenía tres años por motivos económicos y cuando su estado mejoró se instaló en el Cerro. Antes de defender a uno de los dos populares del barrio se unió al baby del Sauce. Siempre eran campeones. Allí, Agustín Sant’Anna (25), el polifuncional que todo técnico desea tener, era delantero.

En 2015 se adentró en la formativas del Villero y se quedó hasta que le empezó a crecer la barba. Llegó como puntero derecho o extremo, pero Néstor Martínez, su entrenador en Sub 16, le preguntó si le daba una mano de lateral, ya que de volante no le veía condiciones. Hasta el día de hoy tienen una buena relación. “Siempre que nos cruzamos me dice ‘estás jugando gracias a mí’”, recuerda Agustín. Cerro lo formó como persona y jugador, y fue Eduardo Acevedo quien confió en él para que hiciera su estreno en Primera. Y no le falló. Dijo presente en el 11 ideal del Uruguayo 2016 y fue Campeón Sudamericano Sub 20 en 2017, por sus condiciones ya le calzaba el rótulo de promesa.

Sant’Anna es un comodín pero prefiere el lateral y mira mucho al defensa brasileño Dani Alves. En Defensor Sporting también se desempeña como carrilero y volante. Incluso se calzó los guantes en la “B” cuando echaron a Matías Castro ante Atenas. Se aguantaba el rezongo de su padre, pero le gusta el puesto desde pequeño, le recuerda al baby cuando jugaba un rato en cancha y otro rato bajo los tres palos.

Lleva 12 goles en Defensor, seis en 2022, algo que llama la atención en su posición. “Creo que estos años que estuve en Defensor es cuando hice más goles. Me sorprende porque no era de patear al arco, sino de tirar centros. Me he animado con la confianza de los técnicos que me decían que tenía pegada fuerte. Empecé a entrenarla y estoy contento. Necesitás ese empujón”, explica y admite que su DT, Marcelo Méndez, es responsable de haberlo potenciado a él y a muchos compañeros.

Luego de tres años en la Primera de Cerro se fue a Nacional. Con el diario del lunes no fue la mejor opción, porque luego de un año y medio sin jugar —por diferencias de sus presentantes de ese momento y el club— tuvo que decir adiós a su segunda casa. “Me sentía feliz porque estaba en Nacional, pero futbolísticamente no me sirvió porque venía mal físicamente”. Pese a que jugó Libertadores no pudo acoplarse al ritmo y salió en busca de minutos. Deportivo Maldonado y el cuerpo técnico encabezado por Francisco Palladino lo recibió con los brazos abiertos. “Lo hablé con mi familia y les dije que me iba a Maldonado para repetir lo que había demostrado en Cerro. Venía de casi cuatro años sin jugar seguido y desde el primer momento me trataron muy bien. Estoy muy agradecido”, sostiene el lateral sobre el club que lo “revivió”, tanto en los futbolístico, como en lo emocional.

En el cierre del Uruguayo 2020 enfrenta al Defensor de Eduardo Acevedo. El DT lo saluda y le dice que lo quiere para el Tuerto. Agustín lo pensó con su familia, pese a que tendría que jugar en la “B” y tomó la decisión por el técnico: “Me había dado la confianza cuando debuté y por suerte las cosas salieron bien”, explica Sant’Anna sobre una decisión que también implicaba enfrentar a Cerro. Por suerte, según dice, le gusta salir de su zona de confort y esa condición lo ha llevado a ser lo que es hoy.

En la Segunda División Profesional y en un momento complicado para el club se convirtió prácticamente en un referente.

Del grupo de la Sub 20 campeona del Sudamericano destaca el grupo humano y la unión. “Todos tirábamos para adelante y creo que eso nos llevó a ganar”, asegura quien compartió aquel trofeo con estrellas como Rodrigo Bentancur, Matías Viña, Mathías Olivera. “Fue hermoso, era para nosotros y son momentos que no se olvidan nunca más”, comenta quien en se entonces usaba la 22. Le gustaría llegar a la mayor, pero este año estuvo enfocado en Defensor Sporting y en el buen momento del club.

Piensa quedarse al menos un año más, aunque le gustaría pegar el salto al exterior y aprovechar su momento. Salvo que venga una oferta muy buena, el 2023 será violeta. No quiere saber mucho hasta el lunes que viene, porque el domingo (16 horas) se puede consagrar campeón de la Copa AUF Uruguay ante La Luz.

“Tenemos una semana larga por delante, hay que entrenar de la mejor forma. Ganarla sería la frutilla de la torta porque ya cumplimos dos de los objetivos que nos planteamos a principios de año, obvio que queríamos ganar el Uruguayo y era un deseo, pero no descendimos y entramos a una copa (Sudamericana). Ahora tenemos esta final que es la primera y es importante para el club”, concluye Sant’Anna.