TORNEO CLAUSURA
El equipo de Pablo Repetto se quedó con el partido en el Gran Parque Central y le sacó siete puntos al mirasol en el Clausura y 17 en la Tabla Anual.
Desde que Andrés Matonte pitó el inicio del partido, el clásico tuvo un solo equipo en la cancha y fue Nacional. Con determinación, personalidad, actitud ganadora y sobre todo, mejor juego colectivo, el tricolor se quedó con una victoria que hundió a Peñarol en las dos tablas y lo dejó al borde del abismo en el Campeonato Uruguayo 2022.
El equipo de Pablo Repetto se sacó una espina gigante de la temporada y logró un triunfo que además de merecido, va a fortalecer a un plantel que se encamina seriamente a quedarse con el título de campeón porque lidera cómodamente la Anual y hoy es puntero del Clausura junto a River Plate.
Es que hasta el momento y en los partidos determinantes —clásico del Apertura, fase de grupos de Copa Libertadores y cuartos de Copa Sudamericana— Nacional había fallado.
Pero ayer la historia fue otra. El entorno también y por supuesto, el momento deportivo de uno y otro también.
Siempre se dice que en los clásicos no hay favoritos, pero en el de ayer sí había un equipo que lo era, el nombre de Nacional aparecía primero y por varios cuerpos de distancia, algo que como pocas veces se vio reflejado en la cancha de un Gran Parque Central que se vistió de fiesta a pesar de algunos incidentes que detuvieron durante siete minutos el encuentro.
Lo cierto es que en lo deportivo, el tricolor dominó de principio a fin porque luego de dominar en una primera parte en la que Peñarol no pateó al arco de Sergio Rochet, en los descuentos el tricolor pegó fuerte y se puso en ventaja con un cabezazo de Mathías Laborda tras un córner de Franco Fagúndez.
Con esa ventaja Nacional se fue al descanso golpeando la mesa del clásico y en el inicio del complemento, cuando apenas transcurrían 7 minutos, apareció toda la clase goleadora de Luis Suárez, quien sacó un bombazo desde afuera del área para anotar el 2-0.
Un mazazo para Peñarol. Pero de todas maneras y en base a más ganas que fútbol —algo que el carbonero no tuvo— a los 61’ Kevin Méndez puso en partido al mirasol y le devolvió la esperanza.
De todas maneras, la historia no iba a cambiar en absoluto. El dominio tricolor fue tal que a los 74’ Camilo Cándido le puso el broche de oro al triunfo albo con una muy buena definición dentro del área.
La clase de Luis Suárez, el temperamento de Felipe Carballo, los desbordes de José Luis Rodríguez y las enormes respuestas de Sergio Rochet en las pocas veces que fue exigido se conjugaron con el juego colectivo de un Nacional que tuvo actitud ganadora desde el primer hasta el último minuto para quedarse con el clásico en su casa y sacarle siete puntos de ventaja a Peñarol en el Clausura y 17 en la Tabla Anual. Fue demoledor.