Carlos De Pena: la guerra en primera persona y su regreso a Uruguay

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Carlos De Pena con su hijo Juan Cruz. FOTO: Marcelo Bonjour.

HISTORIAS

“Yo tuve la suerte de salir, pero hay gente que sigue viviendo esa pesadilla”, afirmó el futbolista uruguayo que no quiere volver nunca más a Ucrania.

Sus padres y otros familiares fueron los primeros en llegar al aeropuerto. Luego arribó su esposa Elisa con su hijo, Juan Cruz. En todos se podía apreciar la ansiedad por ver nuevamente a Carlos De Pena, quien pasó una odisea para poder salir de Ucrania. El futbolista del Dinamo de Kiev vivió en carne propia el inicio de la guerra y la invasión de los rusos en territorio ucraniano.

“Uno siempre piensa que la guerra es algo lejano, que nunca la va a ver de cerca. Nunca pensé que podía pensar en perder a mi hijo en una guerra”, afirmó Rosina, la madre del jugador antes que su hijo aterrizara.

Con cara de cansado, con una sonrisa gigante por estar en Uruguay y ver a sus familiares nuevamente, De Pena le dedicó varios minutos a hablar con los medios de comunicación. Era algo que él quería, pretendía poner en palabras parte de lo que había escrito en sus redes sociales, una partecita de todo lo que había vivido en un país en guerra, donde la ficción pasa a ser realidad y donde los historias que se generan parecen impropias de este siglo, como sucede también -lamentablemente- en otras partes del mundo.

En varios pasajes de los más de 10 minutos que habló, hizo fuerza para no quebrarse. Cada vez que mencionó a su hijo, tuvo que esforzarse para que las lágrimas no cayeran. También cuando habló de una niña de cuatro años que conoció y que luego se enteró que había fallecido. “Tengo a mi mujer y a mi hijo de un año, por momentos pensé que no los iba a poder volver a ver. El viernes por la noche estaban bastante cerca las tropas rusas, hay un video que filmamos nosotros en la puerta del hotel donde se escuchan tiros y bombas a 500 o 600 metros. También nosotros precisábamos salir a tomar un poco de aire, porque estábamos en un lugar seguro pero sin ventanas, donde se hacía difícil ver una salida. En el tren viajamos con una nenita de cuatro años, que viajó con nosotros durante 15 horas y después nos enteramos que lamentablemente murió, entonces son cosas que... Uno que es padre se pone a pensar en eso y es duro”.

Todos los familiares de De Pena en el aeropuerto. FOTO: Marcelo Bonjour.
Todos los familiares de De Pena en el aeropuerto. FOTO: Marcelo Bonjour.

De Pena también habló de la decisión de salir del búnker y arriesgarse a tomar un tren para llegar a la frontera y salir de Ucrania: “Por momentos era difícil, las soluciones no llegaban. Tomamos la decisión de salir apurados a una estación de tren, con el riesgo que podíamos no llegar, mucha gente que se quedaba afuera de los trenes, mucha gente que no llegaba a destino, que se quedaba sin comida en la ruta, no era una decisión fácil de tomar. Ante la desesperación, ese día que hablamos con la periodista (de la BBC, que los había alertado que la situación iba a empeorar), tomamos la decisión en el apuro y de manera inconsciente, de decir ‘salimos ahora o no salimos más’ y estos tres días que estuvimos viajando realmente vimos, y por relatos de amigos míos que hoy siguen en Ucrania, que la capital Kiev ya no es lo mismo de cuando nosotros estábamos ahí. Simplemente pedir por ellos. Yo tuve la suerte de salir, pero hay gente que no, hay gente que sigue viviendo esa pesadilla que no la merecen, algo que no tiene ningún sentido. Una cosa son los intereses políticos y económicos que pueden haber, eso lo entiendo, pero una vez que hay civiles de por medio, ya las cosas cambian y bombardear civiles no tiene justificación”.

"Nunca más vuelvo a Ucrania; viví un calvario"
Carlos De Pena. FOTO: Marcelo Bonjour.

“Ahora buscaré tratar de estar tranquilo, tratar de desconectarme un poco, poder dormir tranquilo, pero sobre todo estar con mi familia, estar con mis amigos. Todo lo demás pasa a ser secundario. Lo que venga en el futuro seguro será bueno, porque lo que ya me tocó vivir la verdad que fue un calvario. No vuelvo nunca más a Ucrania, hay un contrato laboral de por medio, pero yo no vuelvo nunca más. Dejé todas mis cosas allá, no pienso ir a buscarlas, tampoco quiero y tampoco las necesito. Lo que necesito es lejos de lo material, lo que me quedó de ropa, cosas materiales, que para nada me interesan, lo que necesito ahora es estar con mi familia y con mis amigos, nada más”, concluyó Carlos De Pena.

La "ventaja" de estar con los brasileños en el refugio
Carlos De Pena

“Llegué el lunes de Turquía, de la pretemporada. El miércoles tuvimos entrenamiento y el presidente del club nos dijo que estaba todo bien, que en Kiev no iba a pasar nada, que la situación era normal. Y con mis compañeros brasileños decidimos sacar pasajes para Turquía, veíamos que la situación se agravaba y no queríamos correr riesgos. El jueves, antes de ir a entrenar, ya empezaron los bombardeos y los aviones sobrevolando la ciudad, el espacio aéreo se cerró y no nos pudimos ir. Nos recomendaron ir a la concentración, varios compañeros lo hicieron, pero yo me sentía más refugiado con los brasileños, consideraba que con ellos tenía una posibilidad más cierta de salir”. contó.

La voz de la madre
Bonjour

“Es un día de gloria. Estos últimos días fueron muy duros; muy duros para él, para toda la gente de Ucrania, para todos sus compañeros, para la gente que quedó allá. Tuvo muuucho miedo, tuve terror. Nunca más voy a dejar de rezar aunque sea cinco minutos antes de dormirme, por la paz en el mundo, porque realmente es horrible lo que pasa”, dijo Rosina, la madre de Carlos De Pena.

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