SEGUNDA DIVISIÓN
El DT dialogó sobre el gran inicio de temporada y delineó qué hará la Escuelita para no cometer los mismos errores que el año pasado. Además confesó cómo llegó la incorporación de lujo.
Racing no quiere volver a ahogarse en la orilla. No luego de la resistencia que le dio el haber quedado a una victoria de la Primera División. Por eso salió campeón en el Torneo Competencia frente al hasta el entonces líder La Luz y lo rebasó en la fase regular para ser el único puntero, incluso con margen de error.
Todo esto debe a los jugadores, dirá el entrenador de la Escuelita, Damián Santín, pero ningún barco llega a puerto sin un buen capitán. El Bochita llegó al equipo tras ascender con Villa Española en 2020. Lo sedujo el proyecto que le acercó el exfutbolista e ídolo de River Plate Argentino Fernando Cavenaghi, que hoy se encarga de la gerencia del club.
En 2021, un año atípico donde le tocó luchar con equipos como Albion, Danubio y Defensor, casi logra el ascenso, pero el violeta se lo arrebató a lo último. Por eso este año se preparan para hacerlo mejor y al término de la primera rueda el balance es muy bueno.
“Fue una primera parte buena, desde el torneo de preparación, hasta poder descontarle puntos al que iba primero (La Luz) y terminar en la punta, habla de que se logró: tener nivel muy alto en la parte futbolística. Ha sido un gran comienzo”, sostiene el DT, que ahora inicia la segunda ronda del regular “con mucha responsabilidad y trabajo por delante”.
Racing no se marea ni irradia ansiedad por el primer puesto que ya ostentó el año pasado, aunque o con tanta ventaja, pero que logró mantenerlo. Así que ahora busca no cometer los mismos errores. “Hay que estar muy claro en lo deportivo lo emocional. Se vive con cierta presión futbolística, pero es de las que uno siempre desea tener, de conseguir el resultado y concretar el trabajo. Hay que enfocarnos en tratar de repetir lo que se logró en la primera parte del año, recuperar jugadores que terminaron con lesiones y gripes”, explica Santín, y añade: “En ese momento no pudimos, pero vivirlo logra capitalizar la experiencia de quedar en la puerta al ascenso y eso cala en el futbolista, sobre todo teniendo un plantel inteligente, con mucha experiencia.
Es que a esta cuestión le apuntó la Escuelita esta temporada: altas de jerarquía. “Llegaron jugadores de calibre como Diego Vera, que se sumó a Gorocito, Diana, Rulo Varela, quienes marcan el camino de los jóvenes”, sostiene el DT.
Altas y bajas
La Escuelita no tiene muchas incorporaciones en mente, pero los que arriban son de calidad. Ayer Racing anunció de manera oficial la alta del argentino Ariel Cabral y también busca tapar el espacio que dejó la salida de Agustín Ocampo a Defensor. “En líneas generales estamos bastante cubiertos. La llegada de Ariel es un desafío para poder seguir creciendo con grandes profesionales”.
Entre los ajustes, Santín decidió cambiar de sistema y es este el que lo ha hecho levantar la copa del Competencia: “Tener herramientas y variedad de futbolistas para poder romper algún partido que se pueda prestar dificultoso, en eso venimos trabajando. Teniendo el plantel en un 95% hay variedad como para buscar alternativas e ir partido a partido”, indicó el entrenador , que pese a la ventaja propone enfocarse antes que nada en el próximo rival.
Una incorporación de lujo
El volante argentino de 34 años arriba a la Escuelita tras siete años en el Cruzeiro, más allá de un breve pasaje por Goias, aunque quedó libre del equipo que hoy dirige Pezzolano. Santín conoce a Ariel de cuando el argentino estaba al mando de Gareca en Vélez porque el padre de Damián estaba en el cuerpo técnico. Ahora fue Cavenagui quien lo acercó y a Santín le pareció una genial idea.
“Se motivó con el proyecto y para nosotros es un espaldarazo. Nos va a enseñar a todos, a sus compañeros y al cuerpo técnico por dirigir un jugador con su jerarquía. Es una gran apuesta de la SAD del club”, explicó Damián sobre el campeón del mundo Sub 20 con Argentina en el Mundial de Canadá 2007, con un plantel que tenía a Sergio Agüero y Ángel Di María.