HISTORIAS
Tiene una trayectoria importante como futbolista, fue campeón de América en 1995 y jugó el Mundial de Japón y Corea 2002. Además, se refirió a su amistad con Paolo Montero.
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Es de bajo perfil. No le gusta mucho salir en los medios de comunicación y se mantiene muy parecido a su época de jugador. Gustavo Méndez es representante, pero deja en claro cuál es la línea que sigue en un medio de tanta competencia. “Después de retirarme la idea inicial era ser entrenador, inclusive empecé el curso pero lo dejé. Analizando la situación familiar, y una situación muy particular que tengo con un hijo, decidí no seguir la carrera de técnico y estar dentro del fútbol con el tema de la representación. Porque el ser técnico me llevaba a tener que nuevamente movilizarme, pero dada esa situación decidí quedarme en el país y trabajar de representante, que más allá de que tenés que viajar, siempre volvés a Uruguay”, afirma el exfutbolista, que en Uruguay solamente jugó en Nacional, en dos períodos diferentes: al principio y al final de su carrera. Entre medio, jugó con suceso en el fútbol de Italia, defendiendo a los equipos de Vicenza y Torino.
“Acá en Uruguay estaba muy marcado ese trabajo sobre todo por Paco Casal. Era el empresario más importante del país, el que tenía más jugadores. Al principio cuesta, pero uno se va haciendo el lugar, la gente te va conociendo. Nosotros cuando arrancamos con Pro Fútbol tratamos de marcar un camino diferente al que se venía haciendo, que no quiere decir que sea mejor o peor. Nos fuimos haciendo nuestro lugar a tal punto que en un momento éramos la empresa que más jugadores jóvenes tenía”, cuenta en su apartamento de Villa Biarritz en una de las tardes más calurosas de la semana.
Méndez empezó con Pro Fútbol junto a Paolo Montero, después se sumaron otros exfutbolistas como Ricardo Canals, pero hace un par de años la empresa se disolvió. Hoy, Gustavo tiene su propia agencia y hace poco tiempo abrió una sucursal en Porto Alegre con un socio, ya que está trabajando mucho con el mercado de Brasil.
“Estamos apuntando a jugadores jóvenes tanto en Brasil como en Colombia; de hecho tenemos tres jugadores colombianos ya en Brasil, uno de ellos que anda muy bien en Gremio. Cuando digo que le estoy prestando más atención a Brasil es porque es un mercado diferente al uruguayo, tenés la misma competencia que podés llegar a tener acá pero al ser un mercado tan grande, es diferente. Acá sale un jugador y enseguida tiene 50 opciones y muchas veces no se actúa por parte de los mismos empresarios de una forma leal. Todos esos conventillos del fútbol trato de evitarlos, nunca me gustaron y menos ahora. Trato de estar tranquilo, de trabajar sin problemas”, explica.
Méndez, junto a un reconocido empresario iraní con nacionalidad inglesa, fue el que hizo la transferencia de Diego Rossi de Los Ángeles a Fenerbahce. Representa al delantero desde los 14 años y en su momento fue representante de futbolistas como Federico Valverde o Mauricio Pereyra. Actualmente, representa a unos 14 futbolistas uruguayos (entre ellos Gastón Rodríguez y Martín Barrios) y otros 14 jugadores brasileños.
“Trato de ser claro en todo. Cuando hay una opción de venta o préstamo, me reúno con el jugador, le pongo sobre la mesa todo tal cual a mi me transmitieron la oferta y la decisión después la toma el jugador. Si está de acuerdo y me dice que sí, seguimos para adelante, si no está de acuerdo con algo y no quiere que se cierre el negocio, se para todo. Eso te da cristanilidad a tu representado y tranquilidad de que el trabajo se hace de una manera seria y clara. A veces pasa que los jugadores se enteran a último momento y tienen que viajar de apuro, sin saber cuánto es lo que van a ganar. Ese tipo de situaciones no me gustan”, cuenta con convencimiento.
AMISTAD. Gustavo Méndez es muy amigo de Paolo Montero. Fueron los impulsores de Pro Fútbol, aunque luego el excapitán de Uruguay se alejó para dedicarse de lleno a la dirección técnica ya que no se sentía tan cómodo siendo representante. Pero las cosas no comenzaron tan bien con Paolo: “En juveniles, hablando mal y pronto, nos veíamos y nos queríamos matar, llegaban los clásicos y ya sabíamos que teníamos un duelo aparte. Coincidimos en la selección antes de la Copa América de 1995 y al principio era ‘buen día’, ‘buenas tardes’, y nada más. Él sufrió una lesión, yo enseguida me arrimé y me puse a la orden como tenía que ser. Fue en ese momento que nació una amistad muy linda que hasta el día de hoy la tenemos. Coincidimos jugando en Italia, yo llegué a Vicenza y él estaba en Atalanta, él pasó a Juventus y yo a Torino y coincidimos en la misma ciudad. Es como si hubiésemos sido amigos de toda la vida, es un tipo muy leal, frontal”.
LAVADERO. Esta semana, Méndez recibió la medalla en el Gran Parque Central por haber cumplido los 50 años como socio tricolor. Es que su padre lo asoció cuando era recién nacido: “El que era fanático de Nacional era mi finado padre. Nací y lo primero que hizo fue ir a la sede de Nacional, hoy yo estoy haciendo lo mismo con todos mis hijos (tiene cuatro) y con mis sobrinos”.
Tiene varios recuerdos de su niñez que están relacionados a los tricolores. “Yo nací en la Unión y a los nueve años me fui para la zona de Los Céspedes, que era todo campo en ese momento. Estábamos todos los días en Los Céspedes, je. Mi diversión era alcanzarle la pelota a los jugadores; terminábamos de hacer eso y nos íbamos a lavar los coches de los jugadores con mi hermano y ya de paso nos hacíamos unos pesos”, recuerda.
“Tuve la suerte de ver a Nacional campeón del 80 y campeón del 88, Libertadores e Intercontinental. Los campeones del 80, Cascarilla Morales, Cacho Blanco, Alberto Bica, Hugo De León, todos me conocen desde niño. Les alcancé pelotas, les lavé los autos, les rompí los cocos en algún momento, je. Y tuve a Cacho Blanco como entrenador, a Hugo De León como compañero en 1992 y fue técnico mío en el 2004”, agrega.
¿PRESIDENTE? Méndez hizo formativas en Nacional y jugó en Primera entre 1990 y 1995 con un segundo pasaje entre 2002 y 2005. Sobre si le gustaría ser presidente tricolor, remarca: “Me encantaría, pero la veo difícil; ¿A qué hincha no le gustaría ser presidente del club de sus amores? Lo veo difícil porque ya tengo 50 año y hoy estoy en otra actividad. Yo creo que no es compatible por un lado ser empresario de fútbol y estar dentro de un equipo como dirigente. No veo con buenos ojos la mezcla esa que se está dando últimamente en los equipos, que directores deportivos pasan a ser entrenadores, que entrenadores pasan a ser directores deportivos; hay una mezcla media rara, me parece que no es sano, eso es lo que pienso yo, capaz que estoy equivocado. Mientras tenga esta actividad -ojo, no sé si tengo la capacidad tampoco, una cosa es querer y otra es ver si tenés capacidad como para desarrollar esa actividad y más en un equipo como Nacional- no lo veo conveniente. Dar una mano al club me encantaría, no solo como presidente, pero hoy no lo puedo hacer. Soy de los que piensa que los clubes, incluyendo Nacional, deberían apostar por las SAD, porque la tendencia del mundo es ir hacia ese modelo”.
URUGUAY. El actual representante jugó 46 partidos oficiales con la selección uruguaya, fue campeón de la Copa América de 1995 y disputó el Mundial de Corea y Japón 2002 siendo el lateral derecho.
Méndez analiza que “lo que se ha logrado en los últimos años es que teniendo muy buenos jugadores se organizó todo de otra manera, se puso orden. Desde no tener que estar viajando en clase turista -no por despreciar, yo cuando viajo con mi familia lo hago en turista, pero en profesionales esos detalles influyen- hasta el lugar donde se entrena. Antes no era así. La selección aquella del 86 era espectacular, hasta se habló que podía ser una de las candidatas a ganar el Mundial, y bueno, no pudo destacarse”.
Sobre el orden que Óscar Tabárez le ha dado a la selección, Méndez dice que “fue fundamental. Eso se pregonó durante muchos años, hasta se denunció entre comillas lo que sucedía, y no nos escucharon o no nos quisieron escuchar. Los resultados no nos ayudaron, porque cuando se dan los resultados tenés más fuerza para hacer algunos pedidos. Quedamos como que éramos un desastre. Los resultados se atribuían a que los jugadores éramos unos desordenados y es mentira. Y la prueba elocuente está con la selección chilena; por lo que se comenta, no lo sé, es una de las selecciones más desordenadas, y ganaron dos Copa América. Clasificamos al Mundial de 2002 e increíblemente en vez de hablarse de ese logro, hubo periodistas que se dedicaron a hablar de las cosas que supuestamente pasaban en la selección cuando hacía años que no clasificábamos a una Copa del Mundo. Esas cosas al jugador le quedan marcadas”.
Por último, concluye: “Estoy orgulloso de la carrera que pude hacer en el fútbol. Con mis condiciones, creo que terminó siendo bastante buena, je”.
El retiro a los 34 años y el llamado a Paco
“Yo no pensaba reiterarme con 34 años, me retiraron, je. En 2005 ganamos el campeonato con Nacional, me dieron a entender que el contrato que yo tenía no podía seguir de la misma manera, y se acabo mi vínculo con Nacional. Me llamó José Luis Palma para ir a Liverpool, al principio no estaba muy convencido, después por la insistencia fui, tuvimos una conversación muy linda con él. Empecé a entrenar pero internaron a mi padre y no pude seguir”, recuerda sobre su retiro y dice que “una de las primeras cosas que hice fue llamar a Paco Casal, quien había sido mi representante, y le agradecí por todos los años que estuvimos juntos trabajando. A mí me enseñaron a ser agradecido y así intento ser siempre”.