COPA SUDAMERICANA

Nacional quedó eliminado de la Copa Sudamericana en una noche terrible del equipo en el Serra Dourada de Goiania. Atlético Goianiense goleó al tricolor 3-0en una llave que terminó con un contundente 4-0 si le sumamos el 1-0 de los brasileños en el Gran Parque Central.

Si bien el partido ya se complicó a los 4’, cuando el local puso el primer gol del juego, la diferencia de intensidad con la que jugaron fue abismal. El tricolor nunca logró ponerse a tiro en un encuentro donde no le salió absolutamente nada.

Fue un pésimo primer tiempo de Nacional, repleto de errores, sin ideas para romper el cerrojo defensivo de Atlético Goianiense (igual que en Montevideo) y con graves yerros a nivel defensivo.

Para peor, el partido empezó con un 1-0 en contra apenas a los cuatro minutos, una falla colectiva pese a que se sabía de antemano a dónde iba a ir la pelota. Saque lateral de Hayner al corazón del área, Sergio Rochet se había posicionado como para salir y no lo hizo, Camilo Cándido -desatento- peinó la pelota, Leo Coelho no llegó a despejar y Luiz Fernando sacó un potente remate. El local estitraba a dos goles la diferencia en la serie.

En los minutos siguientes, Nacional se paró en campo rival, pero sin llegar a profundizar, ya que los laterales tenían poco espacio mientras que Diego Zabala y Alfonso Trezza, los extremos, no podían desequilibrar. Encima Franco Fagúndez se mostró inseguro e impreciso desde el principio.

Con muchos metros para recorrer, Atlético Goianiense sacó a relucir uno de los manuales que más le gusta a este equipo brasileño: el de las transiciones rápidas de defensa a ataque. Así, a los 14’ pudo ampliar la ventaja ya que quedaron dos jugadores locales contra Nicolás Marichal pero no la terminaron bien.

A los 20’ Nacional tuvo la situación de gol más clara, con una volea dentro del área de Emmanuel Gigliotti que tapó muy bien el arquero Renán. Luego José Luis Rodríguez, uno de los que nunca bajó los brazos e intentó generar peligro con sus desbordes, lanzó un buscapié que no llegó a destino y terminó en córner, de igual forma que otra situación similar pero con Camilo Cándido como protagonista.

Todo se complicó aún más cuando Goianiense sacó otra contra muy rápida, Marichal dudó si dejar en offside al rival o atacarlo y Gabriel Baralhas puso el 2-0. Una diferencia de tres goles en la serie impactante producto de una floja tarea colectiva de Nacional, del buen juego de los brasileños (a diferencia de la ida) y de un cúmulo de errores a nivel individual, tanto de concentración como de imprecisiones.

Pablo Repetto hizo tres variantes: entraron Luis Suárez, Alex Castro y Brian Ocampo. Poco pudieron hacer. Luiz Fernando colocó pronto el 3-0 en una jugada en la que quedaron tres defensores tricolores contra cuatro atacantes de Atlético Goianiense y en la que el número 11 de los locales se lució colocando la pelota contra el palo izquierdo de Sergio Rochet.

Desde ese momento dio la sensación que el local sacaba el pie del acelerador. Nacional controló la pelota, aunque sin generar profundidad. De hecho, salvo una pelota que le metió Camilo Cándido y que el Pistolero definió a las manos de Renán, Suárez prácticamente no entró en juego.

Nacional quedó eliminado, pero lo más preocupante fue la imagen que dejó. Después de hacer una aceptable fase de grupos en la Copa Libertadores, donde igualmente quedó afuera, se metió en la Sudamericana, dejó afuera a Unión y se topó con Atlético Goianiense, un equipo que está en la parte baja del Brasileirao, que puso un equipo mixto con mayoría de suplentes para jugar esta instancia de Sudamericana, lo que habla a las claras de las diferencias que hay entre una liga y otra. Fue una noche preocupante de Nacional.

En el tramo final del partido la atención se centró en el lugar donde estaban los hinchas de Nacional, ya que hubo incidentes entre los fanáticos tricolores y la Policía brasileña. En un momento, y aún con el juego en marcha, se escucharon detonaciones: la Policía tiró balas de goma y lanzó gases lacrimógenos. Algunos hinchas lograron salir del estadio antes de que terminara el partido, pero la mayoría se quedó. Cuando el encuentro ya había terminado, continuaron los incidentes y las detonaciones. Mientras tanto, José Fuentes y uno de los encargados de seguridad, Wilson Miraballes, observaban desde la cancha y le pedía a los encargados de seguridad que ayudaran a los hinchas. Al final, el último grupo salió del estadio con las manos atrás, en fila y custodiados por la Policía. Algunos hinchas estaban visiblemente heridos: unos en el rostro, otros en las piernas.