EL FÚTBOL Y YO
La bailarina que es futbolera y que se identifica con los aurinegros por herencia familiar, todavía no conoce el Campeón del Siglo y esa es una cuenta pendiente.
El muro exterior del café de Punta Carretas la sostiene mientras navega con su celular. Por delante de ella, que cubre el rostro con un barbijo y el cuello con una chalina, caminan jóvenes de distintas edades sin percartarse que ahí está María Noel Riccetto. La diosa de la danza que enorgulleció a los uruguayos por sus éxitos internacionales hace sonrojar al periodista, que aunque llega cinco minutos antes de la hora pactada, lo hace más tarde que su entrevistada. Lo curioso es que ella realiza la mejor protección de la situación al explicar que pudo anticipar la salida de su trabajo. Así, con su calidez y sencillez empezó la charla con Ovación.
-¿Cómo fue que te hiciste futbolera?
-Crecí en un hogar en donde mi padre era futbolero y tengo como ese recuerdo de mi padre escuchando la radio a la hora del almuerzo y era como tipo ‘shhh’ fuerte. Siseaba a todo el mundo para escuchar los partidos y siempre con esa pica entre Peñarol y Nacional, porque mi madre era de Nacional, cero futbolera pero era de Nacional. No sé si de corazón, realmente, o por llevarle la contra a mi padre. Mi padre muy de Peñarol. Nosotras crecimos siendo de Peñarol, fue un poco eso.
-Compinche de tu padre, ¿entonces?
-Éramos dos mujeres. Mi padre no tenía varones, así que nos llevaba al estadio dos por tres, había mucha tradición.
-¿Amor al fútbol por el vínculo con tu padre o en algún momento de la niñez querías volcarte más al deporte?
-Creo que era por una cuestión de lo que se vivía en mi casa, por mi padre y para acompañarlo. Creo que era de vínculo con mi padre y nunca se me pasó la idea de ir más hacia el fútbol, además yo soy de una generación que de repente no existía todavía la posibilidad de jugar al fútbol. Capaz que en algún picadito con mis primos, porque nos metíamos medio de atrevidas, pero yo era como más delicada. Mi hermana de repente era más guerrera y como yo empecé con el ballet desde chica ese cuidado por el cuerpo estaba. Eso sí, de más grande fui admirando esa capacidad física de un jugador de fútbol y lo que implicaba estar 45 minutos corriendo de un lado para el otro, algo que aprecio ahora también.
-¿En algún momento te vestías de Peñarol?
-No, creo que en un momento se manejó la posibilidad de hacernos socias, pero nunca lo hicimos. Y mi primera camiseta la recibí ahora, hace unas semanas, que me la mandaron del club. Nunca tuve cosas de Peñarol, capaz que de Uruguay sí, un gorro, la camiseta y la campera cuando me fui a vivir a Estados Unidos.
La foto con Forlán y la foto que le falta
-¿Sos cholula como cualquier futbolero? ¿Le pediste alguna foto a Forlán, por ejemplo?
-Diego es como muy tímido. La última vez que lo vi fue cuando nos hicieron una nota juntos, es como muy tímido y yo soy todo lo contrario. Le digo, ‘es imposible sacarte tres palabras juntas’ y se extraña que le diga eso, pero si no le pregunto no sale tema. Y él admite que es muy tranquilo, tanto tiempo con esa fama, con la gente yéndose arriba, es entendible. Es una persona amorosa, tenemos amigos en común, es muy educado. Creo que en ese día nos sacaron 480 fotos y en un momento fui yo la que le dije: ‘vamos a sacarnos una foto’, porque yo no tengo mucha vergüenza. También me pasa que es gente que está tan expuesta, porque el fútbol es tan grande en Uruguay, que no deben tener un minuto de paz. Entonces, que te estén haciendo una entrevista con otra persona y que sea la otra persona que te pida una foto…
-¿Pero lo harías con alguno en especial?
-No sé, bueno… si me cruzo a (Luis) Suárez obviamente que no me controlaría. Aunque soy como muy súper respetuosa y cuando estás en un lugar de exposición es parte de sacarte la foto, firmar un autógrafo, pero hay momentos en los que uno no tiene ganas y lo tiene que hacer igual. Por eso me da como un poco de pudor el estar molestando cuando quizás puede ser un momento de tranquilidad. No iría si está comiendo con su familia, no iría a pedirle una foto, me aguantaría.
-¿Qué sentiste cuando te regalaron la camiseta de Peñarol?
-Fue muy cómico. Hace unos años estaba preparando el espectáculo de Gutenberg, cuyos ensayos se hacían en el Palacio Peñarol, y era de las primeras producciones que se hizo en el Antel Arena. Está el escudo en el medio de la cancha y me acuerdo de tirarme al piso para sacarme esa foto. Era un poco en honor a mi padre. La foto la posteé cuando Peñarol perdió el clásico que se jugó en el Parque Central después de dos millones de años y lo hice porque perdieron y para poner algo incondicional y me empezaron a llover mensajes. Me han llamado para ser parte de una comisión de mujeres y para hacer cosas, pero por una razón u otra siempre quedaron inconclusas las movidas.
-¿Te gustaría participar?
-No sé, a esta altura capaz que sí. Lo que pasa que a veces elegir un lado u otro es muy político y yo no me meto en eso. Me interesa el fútbol, me interesa la política, pero de ahí de hacerlo público y entrar en el clima de las redes sociales… Porque hay todo un tema ahí, porque te dan esa posibilidad de tener una voz y a veces esa voz es demasiado violenta y no me gusta eso. No me gusta. Me parece que uno puede tener una rivalidad siempre que exista el respeto, que se está perdiendo mucho y eso como que me da miedo.
"Me parece que uno puede tener una rivalidad siempre que exista el respeto, que se está perdiendo mucho y eso como que me da miedo"
-¿Por este aspecto es que te volcaste más a la Selección?
-Creo que lo de Uruguay es algo que siempre me llena de orgullo, estemos dónde estemos y hagamos lo que hagamos encontrar un uruguayo o el éxito de una Selección me pongo la camiseta, literal. Pero siempre dije que era de Peñarol, pero desde que posteé esa foto es como que se desencadenó un montón de cosas.
-Pero cuando te llamé no tuviste problema en aceptar y tu mensaje fue: “Soy muy manya”.
-Sí, claro. Soy muy manya, porque además me gusta babosear (risas). Pero nunca entré al Campeón del Siglo y estuve a punto de hacer una acción en el estadio que después no se dio y eso me queda eso pendiente. Y es pasar por el estadio y hacerlo callar a mi pareja: ‘Callate, estamos pasando enfrente del Gran Campeón del Siglo'.
-¿Y él es…?
-Es de Nacional, sí. Pero no es que se habla de fútbol todo el tiempo, no. Es como que tengo mi corazón ahí, admiro mucho al deporte, crecí con esa tradición en mi casa y ahora obvio que me da mucho orgullo tener la camiseta con el Riccetto atrás.
"Es pasar por el estadio y hacerlo callar a mi pareja: 'Callate, estamos pasando enfrente del Gran Campeón del Siglo"
-¿La Selección te unía más a país cuando estabas en el exterior?
-La bandera me la pusieron en la valija en el momento que me fui, la campera y la camiseta me la habían regalado. Soy muy uruguaya y, además, en el American Ballet había muchos latinos; entonces, cuando había alguna fiesta de fútbol, alguna copa de algo, se futbolizaba todo. Era aparecer con las camperas y las camisetas a las clases o tener alguna televisión o algún dispositivo con el partido, jugara quien jugara. Si había algún hincha en la compañía, el fútbol siempre se siguió. Hay muchos varones futboleros, que eso es un poco gracioso porque la gente de repente no se imagina al bailarín tan futbolero, pero son así.
-¿Baboseabas a tus compañeros?
-Sí, obvio. Y porque a mí también me lo hacían. En el Mundial de Sudáfrica, que nos fue también, yo era la única uruguaya ahí, así que naturalmente que me iba a poner la camiseta. Saqué pecho.
"Lo que siempre me gustó es gritar el gol en partidos importantes. ¡Salado!"
-¿Qué cosas decís cuando gastas a tus adversarios deportivos?
-Siempre con cuidado y respeto, pero les pregunto ‘¿qué les pasó?’ o ‘hablan mucho y no hacen nada’. Con amigos que son futboleros este tipo de cosas se prestan para hacer.
-Si no había entrenamiento y tenías tiempo libre, ¿le prestabas atención a algún partido?
-Sí. Me pasó en un Mundial o Copa América, no recuerdo bien, de estar en gira en Japón y poner el despertador y agarrar el Ipad para ver el partido online. Soy horrible para los años, pero una vez que estaba viendo un partido de Uruguay hubo un pequeño terremoto en Tokio y yo estaba despierta y me di cuenta del movimiento. Eran como las dos o tres de la mañana y se me movió la cama, el espejo.
-¿Usas términos futboleros o cuando obtuviste algún logro profesional, lo celebras con un grito futbolero?
-Lo que siempre me gustó es gritar el gol en partidos importantes. ¡Salado! Aunque también es medio triste porque esas cosas cuando las viví afuera lo hacía sola. Fueron muchos años afuera y alguna vez me debo haber juntado con uruguayos para ver un partido. Debo haberlo hecho.
-¿Nombres de jugadores tenés presente?
-Soy horrible, ahora. De chica me acuerdo de (Pablo) Bengoechea, (Antonio) Pacheco. Con (Andrés) Scotti compartí una entrevista, con (Diego) Forlán hemos hecho alguna cosas juntos y cada uno dejó lo suyo en la misma fecha: el 28 de diciembre de 2019 él dejó de jugar, se despidió y yo también. A (Luis) Suárez nunca lo conocí y siempre fue una persona que ha hecho tanto por lo que es el fútbol en Uruguay que me encantaría conocer. El “Loco” Abreu también compartí un par de programas de televisión, me ha hecho alguna que otra entrevista en estas épocas que él ha estado en el Canal 12. Con grandes nombres de la Selección me he cruzado más de una vez.
"Ojo, si volviera a bailar de acá a algunos años, por qué no hacerlo en el Campeón del Siglo"
-¿Te gustaría hacer algo como María Noel Riccetto en el Campeón del Siglo?
-(Risas) ¿Bailando? No me imagino volver a bailar. Ojo, si volviera a bailar de acá a algunos años, por qué no hacerlo en el Campeón del Siglo…
-¿Dar un puntapié inicial de un partido?
-Sería horrible. Yo tengo una cosa como que no emboco, apunto a un lado y sale para el contrario. Me daría mucha vergüenza, pero como son pocas las cosas a las que le digo que no y si es por una linda causa o un proyecto que me guste y me divierta, nunca digas nunca.
-¿Te acordás de algún partido y de la ida de algún día con tu padre al Estadio?
-Hace mucho que no voy al Estadio, mucho, pero mucho tiempo. Creo que la última vez fue en alguna de mis vueltas a Uruguay con vacaciones, creo que fue un partido de Uruguay. Tengo esos recuerdos de la entrada y la salida al Estadio, porque es muy especial por lo que significa entrar a esa fiesta del deporte y ver a la gente compenetrada y ver a la gente unida. Eso es como muy especial. Y después la salida, el malón de gente por la puerta, caminando lento, es como muy vívido. Son sensaciones que te quedan, y de chico te quedan más.
"Si Peñarol llega a la final de la Sudamericana tendré que estar ahí"
-¿Los clásicos de la Sudamericana los seguiste?
-Sí, mucho por Twitter, porque es al segundo, chequear, chequear, chequear. No tengo tele en mi casa, entonces uso mucho las redes sociales para eso y después el revivir de los goles.
-Si tuvieras la oportunidad de elegir ir a un evento futbolístico, ¿a cuál irías?
-Uh… Una final de cualquier cosa. Pagaría por eso. Una final para ver todo, los papelitos, la Copa, la Súper fiesta del deporte. Todo. Si Peñarol llega a la final de la Sudamericana tendré que estar ahí (risas).
-¿De chica practicaste deportes?
-Siempre ballet. En gimnasia siempre tuve facilidad y en el Liceo, cuando ya empezaba a ver que más amigas estaban en Adic o cosas así, me hubiera gustado ir para esa parte de atletismo, pero fue justo cuando yo empezaba como más de lleno con el ballet y no había tiempo para hacer las dos cosas. Me acuerdo que a mi hermana le decían mucho mi padre le decía ‘te regalo la mejor raqueta para que vayas a hacer tenis’ o ‘te regalo el mejor palo de hockey para que vayas…’. Quería a todo costa que una de nosotras fuera a hacer el deporte puro y duro, pero la vida nos llevó por diferentes lados. Tendría que empezar de nuevo, si vuelvo a nacer…
-Dale, si volvés a nacer, ¿qué serías?
-Sería futbolista de Peñarol. Aunque sería media manteca para jugar, porque sería la que se escabulle (risas). Sí, más habilidad que fuerza.