PEÑAROL
El botija de 20 años jugó su primer clásico, fue desequilibrante con su velocidad y resultó clave para que los hinchas de Peñarol terminaran el año con una sonrisa.
El partidoclásico no prometía en lo previo. “Andá, si es por las papas fritas”, le comentaba un feriante al otro ayer por la mañana.
Es que ni siquiera definía nada en el torneo Intermedio, donde Nacional ya había ganado su serie y jugará la final frente a Wanderers el próximo domingo. Además, la diferencia en la Anual era grande a favor de los tricolores. Por si fuera poco, los albos están jugando los cuartos de final de la Libertadores; y Peñarol había quedado afuera tanto del máximo torneo continental como de la Copa Sudamericana.
Quizás por todo eso el clásico era tan importante para los aurinegros. Darle una alegría a sus hinchas parecía una obligación para que al menos pudieran terminar el año con una sonrisa. Era también la oportunidad del técnico Mario Saralegui, quien dejará el cargo a fin de año, de hacerlo con un buen sabor de boca.
Y fue Facundo Torres, un botija de 20 años que jugaba su primer clásico, quien resultó desequilibraste en el partido, generó muchas faltas y tarjetas en el rival (cuatro amarillas y una roja), incidió en el resultado y fue clave para que los hinchas festejaran.
Aunque poco prometía en lo previo, Peñarol y Nacional protagonizaron un gran clásico en el CDS. Los partidos entre los grandes suelen ser trabados y de poco fútbol. Ver cinco goles no es común. Pero además fue cambiante, emocionante y electrizante hasta el final.
Pareció de Peñarol cuando pasó a ganar por dos goles de ventaja. Luego con el descuento al final del primer tiempo y el empate a sólo segundos de arrancar el complemento daba la impresión que Nacional podía seguir de largo.
Pero justo en el momento en que paró la lluvia y apareció el arcoriris en el cielo del CDS, Facundo Torres se iba con la velocidad que lo caracteriza y por la que había resultado imparable para los defensores de Nacional hacia el arco. Laborda no tuvo más remedio que frenarlo con falta. Pablo Giménez, de polémico arbitraje, no dudó y cobró penal.
Rochet se lo atajó al juvenil Agustín Álvarez Martínez, pero en el rebote el debutante Ariel Nahuelpan, al que mucho habían esperado los hinchas para verlo jugar, entró en los últimos 15’ y definió el partido.
Pero el que más hizo por la victoria fue Facundo Torres, al que tuvo que foulear Gabriel Neves al final del partido -tras la gran atajada de Dawson-, cuando se iba a toda velocidad rumbo a lo que podía haber sido el cuarto gol de los de Saralegui. Neves lo bajó y se fue expulsado.
Torres fue la gran figura de la cancha ayer en el CDS, superando incluso a Gonzalo Castro, de gran clásico.
El botija de Las Piedras, que en la víspera se movió por los dos sectores de la cancha porque permanentemente cambió con Urretaviscaya, ganó siempre en velocidad, fue clave en el uno contra uno y en los contragolpes a los que apostó el carbonero. Es más, en una de las últimas jugadas del primer tiempo, pudo haber anotado, pero Rochet, otra vez de gran partido, le negó el gol. Y jugó además con gran personalidad; la misma que mostró en su debut en el primer equipo aurinegro el 16 de agosto en el partido frente a Boston River.
Aquel día, por el torneo Apertura y también en el CDS, el juego estaba cerrado y el equipo dirigido entonces por Diego Forlán no encontraba el camino al gol. Entonces mandó a Facundo -que ya había anotado en los amistosos de preparación- a la cancha para jugar el segundo tiempo. Y le bastaron cinco minutos para anotar y cambiar el partido.
Recibió una pelota desde la izquierda, la paró y sacó un zurdazo bajo ante el que nada pudo hacer al arquero Falcón. Debut con gol y el sueño del pibe cumplido para Torres. De allí en más fue titular en 12 partidos en la presente temporada.
El botija que se inició en el La Paz Wanderers, donde jugaba de doble cinco, llegó a Peñarol con solo 11 años. Empezó en AUFI y recién dos años después lo ficharon como juvenil. Allí se entreveró con Federico Valverde y Diego Rossi, aunque eran mayores que él. Pero no le pesó, pues ya empezaba a mostrar personalidad.
Sus actuaciones en las formativas carboneras lo llevaron a ser convocado a las selecciones juveniles. Pasó por la Sub 15, la Sub 17 y la Sub 20.
Y ayer, en su primer clásico, ese que en lo previo prometía poco pero resultó un partidazo, Facundo Torres fue la gran figura.