ANÁLISIS
El equipo de Mauricio Larriera consiguió dominar por momentos a Athletico Paranaense pero se le escapó lo más importante jugando en casa: la victoria.
"No fuimos efectivos en las dos áreas”. El análisis de Mauricio Larriera fue tan claro como sincero tras la derrota de Peñarol frente a Athletico Paranaense en el partido de ida de las semifinales de la Copa Sudamericana en el Estadio Campeón del Siglo.
Pero todo partido tiene una explicación, o al menos intenta tenerla, y el del jueves tiene directa relación con los errores que cometió el equipo carbonero, sobre todo a la hora de defender.
Y fueron errores puntuales, pero también propios de un equipo que en ningún momento renuncia a su estilo de juego, ese que el entrenador impuso desde su llegada y que con buenos y malos pasajes llevó a Peñarol a estar en esta instancia.
Pero como en toda instancia decisiva, los errores se pagan caro y la del jueves no fue la excepción. De todas maneras, hay que destacar que el equipo aurinegro supo reponerse a la primera falla del partido cuando apenas transcurría un minuto de juego y nuevamente, con su libreto, dominó a Paranaense.
Es cierto que en el complemento no pudo reponerse otro vez tras recibir un inesperado gol, pero la estadística que dejó el partido difícilmente se repita cuando estén frente a frente un equipo uruguayo y otro brasileño: Peñarol ensayó 17 remates contra 7 de su rival, dio 460 pases ante 326 del furacão una precisión del 79% contra un 73% de los norteños y además, tuvo un 60% de posesión de balón contra un 40% del Paranaense.
Pero así y todo, Peñarol falló, el triunfo fue visitante y ahora el carbonero deberá revertir la serie en Curitiba si quiere avanzar a la final de la Copa Sudamericana.
Apuntes de la derrota con Athletico Paranaense
Una pelota mal jugada hacia atrás y una mala salida desde el fondo, le posibilitaron a Paranaense abrir el marcador al minuto de juego. En el complemento, todos los jugadores de Peñarol defendieron un balón parado dentro de su área y Pedro Rocha quedó libre en el rebote para rematar y anotar.
Lejos de venirse abajo por haber recibido un gol tempranero, Peñarol entendió que faltaba mucho partido y enseguida apareció el juego que caracterizó al equipo carbonero a lo largo de toda la Copa Sudamericana para poder empezar a ilusionarse con dar vuelta el marcador.
Athletico Paranaense hizo el gol al minuto y luego mostró poca cosa más en ataque. Peñarol lo dominó, lo metió en su campo y llegó al empate con una jugada que inició Gargano abriéndola para Torres, quien asistió al canario para el tanto de un equipo mirasol que mereció más, pero que no fue efectivo.
Tras jugar un muy buen primer tiempo, con intensidad y buen fútbol, Peñarol no logró sostener su nivel en el complemento y se alejó mucho de su idea pero también del arco de Paranaense. Si bien el mirasol generó algunas chances interesantes, el gol no aparecía por ningún lado.
Con los cambios, Mauricio Larriera intentó refrescar la ofensiva, pero con el ingreso de Nicolás Gaitán, Ignacio Laquintana y Ariel Nahuelpán eso no sucedió y el equipo lo sintió. Damián Musto tuvo un correcto desempeño en el mediocampo y Valentín Rodríguez se afianzó en el lateral izquierdo.
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