ARGENTINA

En Argentina sorprendió más la foto que el reclamo que simboliza: por primera vez el jueves aparecieron juntas dos partes irreconciliables de la vida de Diego Maradona. Estaban Claudia Villafañe, su exesposa, y Verónica Ojeda, expareja posterior, además de Dalma y Giannina, las hijas, junto a su hermano menor Diego Fernando.

La imagen fue registrada con el objetivo de llamar la atención de forma más contundente sobre su pedido: esa parte de la familia quiere “saber la verdad” sobre lo ocurrido con el fallecido ídolo y reclama se aclare quiénes son “los titulares de resguardar y proteger” su legado.

En un comunicado difundido a los medios, ellos se presentaron como “los herederos” de Maradona y pidieron que se investiguen sus últimos días.

Hay otros dos hijos reconocidos, el italiano Diego Maradona Junior y Jana, que no salen en la foto. Diego Jr., que vive en Italia, suscribió el comunicado. Y escribió en sus redes sociales: “Te prometo justicia papá! Lucharé con todas mis fuerzas…te fuiste demasiado pronto!! Te extraño”. Jana, en cambio, no firmó debido a “un problema logístico” pero adhiere al pedido, según Sebastián Baglietto, el administrador de la herencia.

Se asegura, aunque no está probado, que El 10 tendría tres hijos más en Cuba de dos madres diferentes, fruto de relaciones que mantuvo durante su estadía en la isla entre 2000 y 2005.

El 25 de noviembre de 2020 Diego Maradona se descompensó y sufrió un paro cardíaco en la casa que habitaba en el barrio San Andrés de la zona de Tigre, en el norte del Gran Buenos Aires. Los médicos que se acercaron hasta el lugar en nueve ambulancias no pudieron evitar su fallecimiento. En pocos minutos la noticia trascendió, provocando conmoción en todo el mundo: si bien su deterioro físico era notorio, su capacidad para recuperarse luego de otras graves crisis de salud hicieron creer que era prácticamente invulnerable.

El duelo por la pérdida de unos de los mejores jugadores de fútbol de la historia, campeón mundial con Argentina en 1986, titulado también con Boca y Napoli, tuvo como fondo la evocación de sus hazañas en la cancha. Pero la atención se centró luego en dos aspectos, todavía sin resolver: las circunstancias de su muerte y su herencia.

En la larga novela de los últimos días de Maradona, este reclamo se produce después de que la Fiscalía pidiera investigar a nueve personas vinculadas al entorno del exfutbolista, acusadas de haberlo manipulado psicológicamente y de haberle suministrado “alcohol, fármacos y marihuana” para apropiarse de sus bienes y marcas con provecho económico.

Las exparejas de Maradona y tres de sus hijos pusieron en conocimiento que este miércoles “la Fiscalía N.º 15 de la Ciudad de La Plata dio un paso más (como ya lo hicieron la Fiscalía General de San Isidro y el Juzgado Civil N.º 20 de la Ciudad de La Plata) en búsqueda de la verdad objetiva” y que dicha resolución “fue la consecuencia natural” de las pruebas que pudieron recabar.

Se refieren al llamado a declaración como investigados a partir del 22 de marzo de los abogados Matías Morla y Víctor Stinfale y otros siete imputados (Sergio Garmendia, Christian Pomargo, Vanesa Morla, Maximiliano Trimarchi, Stefano Ceci, Carlos Ibáñez, Sandra Iampolsky) vinculados al entorno de Maradona por parte de la fiscal María Cecilia Corfield.

La fiscal considera probado que desde julio a noviembre de 2020, en un barrio cerrado ubicado en el municipio de Coronel Brandsen, en la provincia de Buenos Aires, se redujo a la “condición de servidumbre” a Maradona, “restringiéndole el contacto con familiares, amigos y allegados, tanto en forma personal como telefónica, suministrándole alcohol, fármacos y marihuana, y manipulándolo psicológicamente” para “beneficiarse económicamente de los ingresos generados alrededor de su figura”.

Y que en ese contexto, “sin su conocimiento ni consentimiento”, le hicieron firmar un contrato de concesión de licencia para la explotación económica de sus derechos de imagen, en tanto apuntó a la firma Sattvica (conformada por el apoderado de Maradona, Morla, y su cuñado Pomargo, a la que se vinculó también Garmendia) para registrar las marcas del jugador.

La causa fue impulsada por algunos de los hijos herederos de Maradona.

“Nuestra intención y la de nuestros abogados fue averiguar qué sucedió en la vida de nuestro padre en el último tiempo de su vida, LA VERDAD DE SU FINAL (sic). También saber la verdad de las acciones de su entorno, quién lo rodeó y aisló durante los últimos años de su vida (probablemente abandonándolo a su suerte), vaciando su patrimonio y haciéndose millonario de la noche a la mañana”, publicaron las mujeres, que se encuentran enfrentadas con Morla.

En su comunicado, estos familiares solicitaron a la Justicia que aclare quiénes son “los titulares de resguardar y proteger el legado de Maradona”.

También denunciaron que “existen personas en algunos juzgados que o fiscalías que son susceptibles a intereses políticos y económicos”. “Es un hecho que NOS PREOCUPA SOBREMANERA y nos llama poderosamente la atención”, dijeron (las mayúsculas son originales).

La Justicia argentina también lleva adelante una causa sobre la muerte de Maradona. La autopsia determinó que murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”. También se descubrió en su corazón una “miocardiopatía dilatada”.

El campeón del mundo en México 1986 padecía problemas de adicción al alcohol, había sido ingresado en una clínica de La Plata el 2 de noviembre de 2020 por un cuadro de anemia y deshidratación y un día después fue trasladado a un sanatorio de la localidad bonaerense de Olivos, donde fue operado de un hematoma subdural por un equipo comandado por el neurocirujano Leopoldo Luque.

El 11 de noviembre recibió el alta hospitalaria y se trasladó a una casa en un barrio privado de las afueras de Buenos Aires, donde falleció el 25 de noviembre.

La novela continuará pronto, porque para el 22 de marzo está citado a declarar Morla, al día siguiente Stinfale y posteriormente el resto de los indagados por la Justicia (En base a EFE).