COPA DEL MUNDO
El británico The Guardian denuncia que murieron 6.500 obreros en la construcción de los estadios, en tanto la organización dice que fueron solo tres.
Entre 6.500 y tres el margen es demasiado amplio como para buscar algún punto de acercamiento: es un abismo. La primera cifra se refiere a los trabajadores que murieron en las obras de la Copa del Mundo de Catar, según un informe del diario británico The Guardian. La segunda es la versión de las autoridades cataríes sobre los fallecidos.
La trágica situación es el mayor estigma de un mundial nacido bajo sospechas de corrupción, pues la FIFA de los tiempos de Sepp Blatter designó como sede a una nación sin antecedentes futbolísticos, que sufre durante la época tradicional de este torneo calores tan intensos que obligaron a trasladar los partidos, por primera vez en noventa años de historia de la competencia, a los meses de noviembre y diciembre.
El sorteo de las series el pasado 1 de abril significó el inicio de la cuenta regresiva para Catar 2022. La nación organizadora mostró sus ocho estadios, expresiones de alta tecnología y refinado diseño, resultado de inversiones posibles en un país con enormes reservas de petróleo y gas natural.
Sin embargo, se ha denunciado que ese despliegue arquitectónico, extendido a diversas obras de infraestructura y de turismo vinculadas al torneo, tuvieron un alto costo en vidas humanas.
INVESTIGACIÓN. Catar es un país con una población de algo más de dos millones de personas, de las cuales los inmigrantes constituyen casi el 80%. De ese sector, la mayor parte proviene de la India, Bangladesh, Pakistán, Nepal y Sri Lanka y se dedica a las tareas manuales. Allí estuvo la mano de obra empleada para preparar el Mundial.
The Guardian investigó en Catar y también en esos países para publicar en febrero de 2021 un informe asegurando que las penosas condiciones laborales de las obras para la Copa del Mundo causaron la muerte de 6.500 trabajadores migrantes.
“Los hallazgos, compilados a partir de fuentes gubernamentales, significan que un promedio de 12 trabajadores migrantes de estas cinco naciones del sur de Asia han muerto cada semana desde la noche de diciembre de 2010, cuando las calles de Doha se llenaron de multitudes extasiadas celebrando la victoria de Qatar”, dijo el diario. Se aclaró que la cifra “probablemente sea una subestimación”, porque no había datos sobre otros países que tienen inmigrantes, como Kenia y Filipinas.
La investigación incluye casos con nombre y apellido:
“Ghal Singh Rai de Nepal pagó casi 1.000 libras en honorarios de reclutamiento por su trabajo como limpiador en un campamento para trabajadores que construyen el estadio de la Copa Mundial de la Ciudad de la Educación. A la semana de llegar, se suicidó”.
“Otro trabajador, Mohammad Shahid Miah, de Bangladesh, se electrocutó en su alojamiento de trabajadores después de que el agua entrara en contacto con los cables de electricidad expuestos”.
“En India, la familia de Madhu Bollapally nunca ha entendido cómo el hombre sano de 43 años murió de ‘causas naturales’ mientras trabajaba en Qatar. Su cuerpo fue encontrado tirado en el piso de su dormitorio”.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) aportó cifras posteriores: 50 trabajadores murieron en Catar y más de 500 resultaron gravemente heridos solo en 2021, y otros 37.600 sufrieron lesiones leves o moderadas
La versión de los organizadores se conoció en diciembre de 2021. El CEO de Catar 2022, Nasser Al-Khate, negó todos esos números en una entrevista con el diario español As: “En Qatar han fallecido tres trabajadores del Mundial. Tres. Son datos públicos que nunca hemos escondido. Los datos que ofrecen varios medios se utilizan para crear negatividad y responden a intereses personales. Son absolutamente falsos. Nosotros no reconocemos estos datos y no están contextualizados. Es un periodismo irresponsable. Parece que todo el que muere en Qatar lo hace por el Mundial”.
La FIFA, por su parte, no mostró alarma. “Con las medidas de salud y seguridad muy estrictas en el sitio (...) la frecuencia de accidentes en los sitios de construcción de la Copa Mundial de la FIFA ha sido baja en comparación con otros proyectos de construcción importantes en todo el mundo”, indicó en un comunicado, aunque no aportó pruebas sobre esa comparación.
Catar atribuye muchas de esas muertes a “causas naturales”, pero la organización Amnistia Internacional señaló que no tiene sentido esa atribución sin que se explique la causa subyacente de la muerte, tratándose de personas jóvenes. Por eso se sospecha que se trata de víctimas del intenso calor y las extensas jornadas laborales.
“Cuando hombres relativamente jóvenes y sanos mueren repentinamente después de trabajar largas horas en condiciones de calor extremo, surgen serias dudas sobre la seguridad de las condiciones de trabajo en Qatar“, dijo Steve Cockburn, de Amnistía.
Ya en 2016, este grupo defensor de los derechos humanos había denunciado que se usaba mano de obra forzada, con trabajadores que vivían hacinados, no cobraban a tiempo y tenían sus pasaportes confiscados.
Según la legislación catarí, debe pagarse una indemnización por la muerte “causada por el trabajo”, pero como no se investigan las causas de los decesos, los empleadores se desentienden de la compensación, señaló Amnistía.
La serie de acusaciones llevó al gobierno de Catar a anunciar que había modificado las condiciones de trabajo, eliminando las jornadas a los rayos del sol en verano y aumentando el salario mínimo al tiempo que se había derogado el kafala, un sistema que prohibía a los trabajadores migrantes dejar sus trabajos sin el consentimiento de sus empleadores. Sin embargo, las organizaciones internacionales dudan sobre la completa aplicación de las nuevas normas.
Hace dos semanas se informó a través de Amnistía que también los guardias de seguridad contratados en Catar denunciaban duras condiciones laborales. Jornadas de 12 horas, siete días a la semana, son habituales. Un guardia proveniente de Bangladesh declaró que no tuvo un día libre en tres años.
Estadios nuevos y reciclables
Los ocho estadios donde se jugará el Mundial están listos desde el año pasado, esperando recibir en noviembre a los equipos clasificados. Los escenarios fueron construidos desde cero, reconstruidos o remodelados. Varios de ellos no sobrevivirán intactos al torneo. Algunos verán reducida su capacidad e incluso el Estadio 974 será completamente desmantelado y sus piezas serán donadas a un país que necesite ayuda para su infraestructura deportiva, según anuncian los organizadores de Catar. Está conformado por contenedores de carga apilados, como “reflejo del legado marítimo y los negocios del país”.
La mitad de los asientos del estadio Al Thumama serán retirados y donados, y en la parte superior se instalará un hotel. El estadio Lusail, donde se jugará la final, será reciclado para uso comunitario, probablemente para incluir viviendas, una escuela, tiendas, una clínica de salud, entre otras dependencias.