PEÑAROL
A diferencia de cuando eligió a Mauricio Larriera, que casi no tenía experiencia, el presidente Ignacio Ruglio optó por un entrenador de buen pasado en el aurinegro.
Vuelve Leo Ramos a Peñarol. Vuelve un viejo conocido de la casa. Vuelve la experiencia y el tacto de un hombre que supo vestir la amarilla y negra como jugador y también como técnico. Vuelve una carta segura para el presidente Ignacio Ruglio.
Contrario a lo que eligió la primera vez, cuando escogió a un inexperimentado Mauricio Larriera -que apenas tenía 138 partidos dirigidos- esta vez el mandatario apuesta por un entrenador con una vasta trayectoria (suma 326 compromisos) al que si bien lo respaldan los números locales, también lo persigue un descenso.
Pese a que no dirige desde febrero, Ramos, a diferencia de Larriera -que registraba una efectividad por debajo del 40%- llega a su segunda etapa en el club con la espalda de haber triunfado en un alto porcentaje (54.8%) de su carrera. Mucho mejor aún fueron sus resultados en Peñarol, donde sumó sus mejores números: 49 victorias, 11 empates y 13 derrotas en 73 juegos, lo que le deja un saldo positivo (72,1%).
El entrenador repartió su conducción entre Argentina, Chile, Ecuador, Arabia y México, aunque sin tanta estabilidad como en Uruguay. Dentro del país, dirigió a Progreso, tuvo dos períodos en Danubio -en el primero fue campeón uruguayo y en el último descendió- y también un paso por Peñarol, que ya no tiene margen de error para la segunda mitad del año.
Sus estadísticas son, por un lado, garantía en choques clásicos pero por otro arrastran antecedentes negativos en el plano internacional y un duro golpe como el descenso de 2021 con la franja.
A Nacional se enfrentó en seis clásicos: le ganó tres, empató dos y perdió uno. Mientras que en las tres ediciones en las que dirigió a Danubio y Peñarol por Libertadores jamás consiguió pasar el grupo.
La institución que dirige Ruglio está obligada a tener un buen desempeño en el Torneo Clausura para tener chances en la definición del Uruguayo.
Puntos flacos: el exterior y las competencias internacionales
El entrenador mantiene una racha negativa en compromisos internacionales. Tanto así que jamás pudo avanzar de fase en Copa Libertadores o Sudamericana. En 18 partidos, suma seis triunfos y 12 derrotas en estas competencias.
La baja efectividad también se repitió durante sus experiencias en el exterior. La última prueba fuera de Uruguay fue su pasaje por México. El Querétaro FC lo contrató a fines de agosto de 2021 y lo desvinculó del cargo casi siete meses después, a comienzos de febrero de 2022. Allí dirigió 15 encuentros y concluyó su ciclo con tres partidos ganados, cinco empatados y siete perdidos.
Su mejor registro en clubes extranjeros lo consiguió entre abril y octubre de 2019, en el Barcelona de Guayaquil. En su recorrido por Ecuador llegó a 14 victorias, nueve derrotas y cuatro empates.
En Sudamérica también pasó por Unión La Calera de Chile. Una vez, más, sus números -cerró con una efectividad del 23,3%- le impidieron tener un período más extenso.
La misma suerte corrió en Arabia Saudita, país al que llegó tras un primer buen ciclo en Peñarol y abandonó con un 46% de efectividad. Dirigió Al-Ettifaq en 10 partidos.