Los nervios y la ansiedad le juegan en contra a Danubio

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Leonardo Maine

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Del Campo. “No estamos acostumbrados a las posiciones de descenso y eso mella la confianza. No hay tranquilidad y eso conspira para que no se pueda jugar de la mejor manera”

"Es difícil encontrar una explicación”, admite Arturo Del Campo, el presidente de Danubio, sobre la difícil situación que atraviesa el club, complicado en el descenso y con sólo cinco triunfos en la temporada. “Las cosas no salen y hay dos tipos de explicaciones: las de corto plazo y las de largo plazo. Danubio está pagando el precio a un deterioro paulatino y sostenido que ha tenido en los últimos años. Y no le hemos podido encontrar la vuelta”.

Hace unos días Del Campo fue al complejo de la ruta 101 a hablarle a los jugadores y luego visitó al técnico Leonardo Ramos en su casa, quizás buscando esa explicación que le cuesta encontrar. “Les transmitimos nuestras dudas. Estamos a la espera de que en algún momento Danubio dé lo que puede dar”.

Los de la franja han tenido buenos y malos momentos a lo largo de su historia, pero últimamente se ha caracterizado por pelear siempre arriba en las tablas y no estar acostumbrados a luchar por la permanencia puede influir. Basta que una pelota no entre o que reciban un gol para que la ansiedad y los nervios se apoderen de los futbolistas.

“No sólo para los jugadores, para todo Danubio estar en las posiciones de descenso es algo a lo que no estamos acostumbrados. Los equipos de Danubio han tenido altibajos, a veces en un mismo año. Pero esta situación se ha prolongado ya casi dos años y eso lógicamente mella la confianza de los jugadores. No hay tranquilidad y eso conspira para que no se pueda jugar de la mejor manera”, admitió el titular del club.

Méndez dio la cara

Este no es un momento en que hablar resulte fácil para los futbolistas. El arquero Salvador Ichazo se excusó con Ovación y otros formados en el club no respondieron los mensajes. El que dio la cara fue Javier Méndez, quien llegó el año pasado. “Hoy la pelota pega y sale, no entra, pero yo estoy convenido que en base al trabajo y al positivismo de cada uno lo vamos a sacar adelante. Depende pura y exclusivamente de nosotros”, dijo el volante, a quien le costó dormir después del último partido frente a Wanderers. “Me fui preguntándome por qué no se nos da. Me terminé durmiendo como a las dos de la mañana. A veces uno no le encuentra explicación. Lo único que hay que hacer es redoblar el esfuerzo”.

Hay datos que no son casualidad. Antes en las formativas del club aparecían futbolistas de abajo de las piedras y hoy no hay a dónde echar mano. La situación económica del club es gravísima. Cuando la actual directiva llegó había un plantel de 38 jugadores y un déficit de 9 millones de dólares. Con esa realidad es casi un milagro que el club exista.

Méndez es sumamente positivo e intenta levantar el ánimo de sus compañeros, a los que les cuenta experiencias que vivió en Racing cuando se salvó del descenso en el último partido. “Trato de que todos luchemos juntos y no quiero ver a nadie de cabeza gacha. Vamos a darlo vuelta”, insistió convencido.

“Hablando sinceramente, aunque creo que es algo que debería decir de cualquier manera, soy optimista. Quedan muchos partidos y tengo la esperanza y la convicción de que Danubio no va a descender. Es un sentimiento, aunque hay veces en que entran las dudas”, admitió al final Del Campo.

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