Luis Gorocito dejó atrás su pesadilla en la cárcel y recuperó la vida en Sayago

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Gorocito
Francisco Flores

HISTORIAS

Volvió a jugar luego de dejar atrás sus cuatro años preso en México; contó que aún mantiene contacto con varios amigos de la prisión y le está muy agradecido a Racing.

Luis Gorocito regresó en octubre pasado de México donde estuvo cuatro años preso en una cárcel deAguascalientes. Apenas llegó se refugió en Racing, el equipo que lo formó, que siempre estuvo pendiente de él y que lo recibió con los brazos abiertos.

Ahora ha vuelto a jugar en el equipo de Sayago, que este año milita en Segunda División y siente que consiguió recuperar su carrera. Atrás quedó la pesadilla mexicana, aunque no niega que a veces se detiene a pesar que hubiera pasado con él en Necaxa si no hubiera estado la noche del 16 de agosto de 2015 en el bar donde se dio la riña que finalizó con la muerte de un joven de 22 años y él fue acusado de homicidio.

Acababa de terminar la práctica en el Parque Roberto y Gorocito había convertido dos goles. “Esto es algo que venía soñando hace tiempo. Soñaba volver a los entrenamientos, al vestuario, a todo lo que conlleva el fútbol. Siento una alegría enorme y estoy muy agradecido con el club, con los compañeros y con la familia que estuvo siempre conmigo desde el principio”, dijo el delantero en la sala de reuniones de la directiva albiverde donde recibió a Ovación para esquivar el frío.

Volvió a jugar oficialmente en la primera fecha del torneo de Segunda frente a Rampla. Estaba tan metido en el partido que no se dio cuenta de la importancia del momento cuando lo llamó el técnico Biscayzacú para que ingresara a jugar los últimos 20 minutos. “Al principio no sentí una gran alegría, porque estábamos ganando 2 a 1 y queríamos defender ese resultado que no me hizo el click de que estaba volviendo a jugar después de tanto tiempo. Fue recién después, hablando con algunos compañeros y con mi familia que tomé consciencia y sentí un poco la emoción”.

Corría el 2015 y Gorocito había comenzado a destacarse en el Necaxa mexicano, club al que había llegado un año atrás. “Venía en un momento bastante lindo, metiendo goles. Muchas veces ha pensado qué hubiera sucedido conmigo si no hubiera pasado lo que pasó. Pero ya quedó atrás. Hoy disfruto el día a día porque después de una experiencia como esa valorás todo y lo disfrutás de otra forma”, afirmó.

“Si me pongo a pensar qué hubiera pasado si no hubiera salido, si no hubiera estado justo en ese preciso lugar aquella noche, es un poco lo mismo. Por algo pasan las cosas. Por algo me tenía que pasar...no sé. Hoy tengo que mirar para adelante y empezar de nuevo, de cero”.

la cárcel

Curso de carpintería

Cuatro años es mucho tiempo, más si se tienen 27 años y ese lapso transcurrió entre rejas. “Lo pude pasar gracias al apoyo de mi familia y de mis amigos. Eso fue fundamental, mi padre Antonio, estuvo allá en todo momento y mi mamá Cristina  fue varias veces. Además, podía llamarlas, a ella y a mis hermanas. No es que tuviera un celular pero te permitían comprar tarjetas y tenías acceso al teléfono. Pero lo principal es la cabeza y tenés que tenerla ocupada y tratar de aprovechar el día realizando actividades”, relató, quien supo aprovechar su tiempo preso.

“Por suerte, teníamos para hacer actividades físicas, para estudiar y también para trabajar. La prisión donde yo estuve es muy diferente a las cárceles de acá. Te dan las herramientas para que te puedas rehabilitar. Es un verdadero centro de rehabilitación. Hice un curso de carpintería y nos daban la posibilidad de vender los que hacíamos para tener un ingreso”.

Obviamente, fue en el área del deporte donde el delantero más se destacó. “Podíamos hacer fútbol, básquetbol, béisbol. Los internos se dan cuenta y tratan de sacarle provecho. Muchas veces pensamos otra cosa de las cárceles de México por lo que vemos en películas o series. Por suerte a mí me tocó en un lugar bastante tranquilo, y muy controlado por los custodias. Y donde tampoco había superpoblación”.

Durante el encierro, el futbolista compartía la celda con otras tres personas. Se los ubica en diferentes módulos o pabellones según el delito que hayan cometido. “Encontrás gente de todo tipo. Cuando salía a hacer actividades te cruzaba con todos los internos del penal. Por suerte, nunca me tocó pasar por experiencias negativas”, contó quien hoy sigue en contacto con algunos de sus compañeros de la prisión.

Luis
Luis Gorocito contó su experiencia en la cárcel de Aguascalientes,  Mexico. Foto: Francisco Flores.

Hice amistad con muchos de ellos. No soy quien para juzgar a nadie. Y ahí adentro, lamentablemente, hay muchas personas que no cometieron el delito por el que están cumpliendo sus penas. Otros que sí, pero son personas que me dieron su amistad y a quienes valoro. Hoy sigo en contacto con ellos, algunos que salieron y otros siguen presos”.

Cayó preso junto al argentino Alejandro Molina, un compañero suyo del Necaxa, que obtuvo la libertad un año antes. “Acá se dijo que él había podido pagar la fianza y que por eso salió, pero no fue así. Hubo un tema con los abogados, el mío solicitó un recurso de amparo y por eso demoró más mi libertad. Mientras que el abogado de Molina, al ver lo que pasó conmigo, no lo solicitó y por eso salió antes. En ese momento, sentí alegría por él que tiene familia y una niña y además porque si se había abierto esa puerta para él también se abriría para mi”.

Tanto él como Molina esperaban otro trato por parte del Necaxa, que en un principio trató de cuidar su imagen y los dio de baja temporal. “Nos hubiera gustado que se hubieran asesorado mejor antes de juzgarnos. Nos dolió un poco”.

el miedo

"Sabía lo que había hecho y lo que no"

En principio se lo había culpado de homicidio doloso solicitando una pena de más de 20 años de prisión. Pero luego aparecieron los videos de los bancos ubicados en la plaza donde tuvo lugar la riña y la carátula cambió a homicidio culposo. “Se rumoreaban muchas cosas y tenía un poco de miedo porque faltaban las pruebas para demostrar lo que yo decía. Yo sabía lo que había hecho y lo que no. Hasta que meses después aparecieron los videos. Igual se demoró mucho el asunto porque fue muy mediático allá y el juez estaba presionado para que nos dejaran ahí muchos años porque éramos figuras púbicas”, explicó quien dijo ser creyente desde siempre, pero admitió que en esos momentos su fe creció porque necesitaba aferrarse a algo.

Pasó varias navidades preso, por suerte su padre Antonio estuvo ahí para pasar con él la visita. “Te pegaba mucho, sobre todo al ver a las esposas, las madres o los niños que se iban llorando. Pero nosotros siempre estuvimos con la mente positiva pensando que ya íbamos a volver a estar juntos”.

Llegó al equipo de Sayago siendo un adolescente para jugar en Sexta División. Aunque antes había defendido sus colores en AUFI. Racing es su casa y sus hinchas se preocuparon mucho por su situación y quisieron hacer una colecta para pagar su fianza. Aunque era demasiado costosa.

“Estoy más que agradecido con el club, con la directiva, con los compañeros, con la gente. Por eso estar de nuevo es una alegría muy grande para mí. Ahora quiero ir paso a paso. Y sólo pienso en el objetivo que tenemos que es regresar a Racing a Primera”, finalizó y aseguró que no tiene miedo de salir, pero piensa más las cosas. “Para decidir de otra forma”.

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