ANIVERSARIO
El 10 fue noticia todos los días durante su vida y también lo será en su muerte
Pasó un año desde aquel díaque todos temían, porque se había vuelto una sombra lenta y dolorosa de su gloria, pero que nadie esperaba, porque ya había “muerto” y siempre había resurgido desafiante. Las contradicciones que acompañaron a Diego Maradona en su vida estuvieron presentes en el momento de su fallecimiento, el 25 de noviembre de 2020 y se mantienen en este primer aniversario, en la forma de homenajes, pleitos judiciales, evocaciones emocionadas, investigaciones penales, series de televisión y nuevos reproches sobre su conducta.
Desde su aparición como niño prodigio en la primera de Argentinos Juniors en 1976, Maradona fue noticia prácticamente todos los días de su existencia y parece que también lo será todos los días de su inmortalidad. Sigue omnipresente, más allá del detalle de que ya no está.
Se sabe que el ídolo falleció de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”, porque así lo estableció la autopsia. Pero quedan por conocerse otros aspectos que rodearon al episodio ocurrido en una casa de la localidad de Tigre.
Uno de ellos se supo en estos días: fue enterrado sin su corazón, primero porque ese y otros órganos fueron extraídos para realizar estudios sobre las dolencias que padecía su dueño y también por el interés de preservarlo ante el presunto intento de robo por parte de hinchas de Gimnasia y Esgrima La Plata, el último club al que estuvo vinculado como director técnico.
Muchos de esos aspectos fueron revelados en el libro La salud de Diego, del periodista y médico Nelson Castro, de reciente publicación. Se denuncia que los últimos días de Maradona transcurrieron entre la incompetencia y la improvisación de quienes lo acompañaban, que ignoraron muchos alertas sobre una salud que se deterioraba rápidamente. Las responsabilidades serán determinadas en la justicia.
Entre las actividades de homenaje que se anuncian para hoy figura la inauguración, a cargo del municipio de Nápoles, de una estatua del crack frente al estadio San Paolo, que desde el año pasado se llama estadio Diego Armando Maradona.
Desde hace mucho, y seguramente hoy aparecerán más, se pueden ver por toda Argentina murales y altares improvisados en su recuerdo. Por ejemplo, en el club Sportivo Pereyra, en el barrio porteño de Barracas, se toma como base la obra de Miguel Angel en la Capilla Sixtina vaticana, La creación de Adán. Allí, un Maradona divino le extiende su índice a Lionel Messi, considerado por fin su gran heredero luego de la conquista de la Copa América este año en Brasil. Un logro que Messi dedicó por supuesto a Maradona. “Va por todos ustedes y por supuesto también es por el Diego, que seguro nos bancó desde donde esté”, dijo aquel día el jugador del PSG.
A fines de octubre, el gobierno argentino declaró “lugar histórico nacional” la casa donde nació Maradona, una modesta construcción de la calle Azamor 523 en Villa Fiorito. En el decreto correspondiente se indicó que esa casa “representó durante toda su vida la fidelidad a sus orígenes y los profundos lazos que lo unían con su familia”.
Otra casa, ubicada en el barrio La Paternal y que Argentinos Juniors le entregó a Maradona tras la firma de su primer contrato, hace tiempo se convirtió en museo, donde se recrea hasta en los mínimos detalles el paso de Diego y su familia por allí. La vivienda amanece diariamente cubierta por flores que depositan los fanáticos y se supone que hoy se multiplicarán.
Por su parte, la Liga Profesional de Fútbol argentina difundirá esta jornada un video de homenaje, que arranca con la frase “el primer año del resto de nuestras vidas”.
Sin embargo, una nueva versión sombría del ídolo se difundió hace pocas semanas, cuando la cubana Mavys Álvarez Rego denunció haber sido abusada por Maradona cuando tenía 16 años, además de iniciarla en el consumo de drogas, en la época en que aquel estaba en la isla caribeña sometido a tratamiento por sus adicciones.
El asunto fue incorporado por la justicia argentina en una causa por trata de personas contra allegados de Diego.
Grandeza y miserias conviven hoy, como ocurrió antes del 25 de noviembre de 2020, sin que parezcan mezclarse. Los mismos programas argentinos donde se contaron sus desastres recordarán hoy sus hazañas. Lo mismo pasará con las series que empiezan a proliferar, noveladas o documentales. Todo eso fue Maradona y está claro que lo será siempre.
El único lugar donde hay paz
El único sitio donde no hay multitudes ni alboroto alrededor de Diego Maradona es su tumba, resultado de la estricta política del cementerio privado donde se encuentran sus restos: solo pueden ingresar familiares directos.
Maradona fue enterrado junto a sus padres, don Diego y doña Tota, en el sector A del Jardín Bella Vista, a unos 40 kilómetros de Buenos Aires. Se trata de un predio de 13 hectáreas, donde reposan más de 19 mil difuntos.
Tampoco hay monumentos o lápidas especiales para el ídolo. Apenas hay dos placas de reducido tamaño. Una fue pedida por el propio Diego, según lo confesó en la autoentrevista que se hizo cuando conducía el programa La Noche del Diez, y reza: “Gracias a la pelota”. La otra, elegida por su familia y amigos, dice: “Te extrañamos”.
La única señal notoria de la presencia de los restos de Maradona es un mural en una pared frente al cementerio, que repasa sus grandes triunfos y una inscripción: “Todos queríamos un poco de él, pero fue él quien se llevó un poco de nosotros”.
Medios argentinos publicaron que la tumba tiene cámaras de seguridad. La custodia del lugar está a cargo del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que dispuso la presencia de agentes las 24 horas.