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"Soy feliz”, de Ricardo Montaner suena en la radio de la juguetería “Toy Feliz”, ubicada en avenida del Libertador y Lima. Junto al mostrador un rostro familiar sonríe cuando se abre la puerta: Mario Regueiroatiende su propio negocio.
La tienda surgió hace alrededor de siete años, como una oportunidad de negocio en el barrio donde el exfutbolista y su familia se instalaron desde 2002. En su regreso a Uruguay y luego de un momento difícil en su vida, la familia emprendió en la zona y él encontró consuelo vendiendo juguetes.
Sin embargo, esa no es su única actividad. Mientras pasa sus mañanas en la juguetería, por las tardes trabaja en tres escuelitas de fútbol que tiene junto a seis socios.
El proyecto surgió gracias al papi fútbol del Colegio San Juan, al que asisten sus hijos.
“La idea no fue mía, me hicieron parte. Un amigo me invitó a sumarme y dije que sí y estoy contento de haberme incorporado al proyecto”, explicó Regueiro a Ovación.
“Primeros toques” integra entrenamiento deportivo con neurociencia a través de distintos ejercicios, donde se trabaja con la memoria o los colores, explicó el exjugador de Cerro, Nacional y Defensor Sporting.
“Trabajamos con más de 190 chiquilines y queremos ofrecerles algo que vaya más allá de correr atrás de una pelota. Somos muy exigentes, pero al mismo tiempo apostamos a que se diviertan y tengan herramientas que les sirvan para el resto de su vida, como el respeto a los compañeros o modales”, comentó.
El equipo de Primeros toques además de niños, trabaja entrenando a futbolistas de primera, juveniles e inferiores de equipos como Rentistas, Boston River, Danubio, Rampla y Miramar, para que desarrollen nuevas habilidades.
Una paradoja.
Aunque Mario Regueiro tiene la sonrisa dibujada en el rostro y su juguetería se llame “Toy Feliz”, eso no deja de ser, por momentos, una ironía.
Regueiro ha sido una de las principales figuras deportivas que se animó a hablar con franqueza sobre temas de salud mental y en especial de una depresión contra la que luchó y continúa luchando todos los días. “La depresión fue un tema difícil. Creo que no te das cuenta cuando ya estás en metido, por lo menos eso me pasó a mi”, aseguró.
Fue un momento muy duro para el exatacante y su familia. Porque mientras él pensaba que sus problemas eran únicamente suyos, afectaba a todo su entorno.
“Me costó casi dos años y medio recuperarme. Se sumó de todo un poco, fue el tema familiar —varias muertes de seres queridos cercanos de forma trágica—, también el tema deportivo que no venía bien. Fue sumándose y no soy, o no era, de hablar de las cosas que me pasan. Creía que era tema mío y tenía que hacerme cargo, pero estaba muy equivocado”, detalló.
El futbolista buscó ayuda y la encontró en el equipo médico de Racing, equipo argentino en el que militaba entonces. Luego, tras la decisión “egoísta”, según su parecer, de rescindir su contrato y regresar a Uruguay.
Se apoyó en el psiquiatra Flores y en el psicólogo deportólogo Jesús Chalela. Dos años y medio después, logró salir y sentirse bien. Sin embargo, esa no iba ser su última pelea. “Cuando me dieron de alta pensé que no iba a volver a las pastillas y a pasar por lo mismo. Pero con la depresión hay que estar siempre en guardia, porque estás peleando contra el mejor del mundo y cuando te distraés, puede ganarte”, aseguró.
El deportista bajó la guardia y hace ocho meses volvió a pedir ayuda, esta vez en una etapa más temprana, para darle pelea una vez más.
“Cuando me reencontré con mi psiquiatra hace ocho meses y me dijo que estaba en un pico de depresión lloré como un niño, porque sentí que no podía tener una vida normal sin bajar la guardia”, reveló.
Ahora está “bien” y seguirá bien, sostuvo, pero sabe que esto puede no durar para siempre y quizá vuelva a pelear con la depresión otra vez: “Sé que ante la mínima sensación rara, tengo que hablarlo”, sostuvo.
Salud mental y deporte.
Que se hable de salud mental y de las presiones que viven los futbolistas en la cotidiana es fundamental, para Mario Regueiro, aunque reconoce que no es algo sencillo.
“Es difícil que tengas la confianza de ir y abrirte con un asistente social o psicólogo. Porque siempre está el miedo de que si contás lo que te pasa te dejen afuera de la competencia; pero creo que es fundamental que tengan apoyo en los clubes”, señaló.
El exfutbolista lamentó que normalmente se tomen medidas luego de que pasan situaciones graves, como la deSantiago “Morro” García o Williams Martínez.
“Yo no sé dónde saqué la fuerza para no para no terminar así también”, confesó y aclaró: “No es que ellos no tuvieran apoyo y yo sí, porque cuanto estás enfermo tu círculo cercano se preocupa y está muy presente”.
Por otro lado, Regueiro hizo referencia a las presiones que viven los deportistas: “Vivimos con la sensación de que no podemos equivocarnos. Las personas a veces no entienden que a nosotros también nos duele cuando se enferma un hijo, nuestra madre, hermanos. También, dependiendo del equipo, tenemos problemas para llegar a fin de mes o cubrir las necesidades de nuestros hijos. Como les pasa a todos. Se olvidan que somos de carne y hueso y esa presión se suma a los problemas personales; no todos tienen la fuerza para sobrellevarlo”, indicó.
Además, señaló que los futbolistas son presionados desde muy jóvenes, a veces por sus familias, otras por sus representantes y que eso es algo a lo que debería prestarse más atención, para prevenir.
Regueiro sabe que no está solo y que no es el único que ha lidiado con este tipo de situaciones y espera que la realidad cambie.
“Estaría bueno que alguien tome esa bandera y que se sume a la gente realmente puede hablar el tema, porque lo vivió y salió; y que quienes lamentablemente no lo hicieron, sirvan como experiencia para que nos concienticemos con el parar a tiempo”, concluyó.
Sin pendientes en la carrera de futbolista
Mario Regueiro debutó en Cerro en 1996, floreció en Nacional y prosiguió con una carrera internacional que lo llevó a España, Grecia y Argentina.
Gracias al fútbol tuvo muchos compañeros y “pocos” amigos, contó. Pero reconoció que también pudo conocer muchas partes del mundo que jamás imaginó: “Aprendí cosas a las que no estaba acostumbrado y me hizo ser mejor persona”, sostuvo.
Pendientes no le quedaron, reveló, aunque confesó que si cuando se retiró le insistían un poco más, tal vez, no lo hubiese hecho.
“Mi carrera y el fútbol me dio lo que lo que merecía o tenía reservado para mí en ese momento. Amé y amo lo que hice que fue jugar al fútbol y ya está, no creo que no tengo pendientes en mi carrera”, sostuvo el deportista.
Finalmente, en 2015 cuando aún estaba en buena forma, se retiró en Cerro, el equipo que lo vio nacer.
Agradecido con lo que el fútbol le dio
Cuando mira al pasado, Mario Regueiro agradece lo que consiguió. “Creo que la vida me ha dado más de lo que yo pensaba, desde aquel negrito chiquito de seis años corriendo atrás de una pelota al de ahora”, confesó.
Se siente afortunado de la familia que formó con su esposa, sus dos hijos Sol (15) e Ignacio (20), además de sus ahijados Catalina y Bernardo, de cuatro años.
Al mismo tiempo, dice que su vida lejos del fútbol profesional es feliz, aunque sí quiere devolver a la vida algo de lo que el deporte le brindó.
“Empecé con 15 años y aprendí mucho de los grandes como el Tío Sánchez, el Chueco Perdomo o Quique Saravia, por decir algunos; todos esos grandes que jugaban y los técnicos que estaban en Cerro cuando debuté. Creo que esas enseñanzas me sirvieron para hoy y mañana enseñarles, o devolverle algo al fútbol, con los chiquitos que la paso divino en la escuelita”, afirmó.