COPA LIBERTADORES

Poco hay que recriminarle a Nacional de su actuación de anoche en el empate a cero contra Estudiantes de La Plata por la segunda fecha del Grupo C de la Copa Libertadores. El equipo fue al frente, fue protagonista, presionó a su rival, generó situaciones de gol, tuvo un penal que falló, jugó un muy buen primer tiempo y 60 minutos de nivel internacional.

El empate sin lugar a dudas que deja sabor a muy poco porque Nacional hizo el desgaste para ganar y posicionarse de otra forma en el grupo, en el que el Pincha ya tiene cuatro puntos y el tricolor recién sumó su primera unidad.

Con los defensas parados en la mitad de la cancha y con un protagonismo inusual de Yonathan Rodríguez, Nacional se paró en bloque en campo rival, hubo poco espacio entre sus líneas y sacó una versión que incluso va mejorando lo bueno que se veía observando del equipo, como el 6-0 del último fin de semana.

Lo de Rodríguez merece un párrafo aparte. Sigue demostrando que está a la altura de jugar en un grande como Nacional. Anoche se adueñó de la mitad de la cancha, robó infinidad de pelotas y tomó el protagonismo para iniciar jugadas de peligro sobre el arco de Mariano Andújar. Al punto que incluso tuvo un par de jugadas en la que dio el pase final o definió. En el segundo tiempo, ante la mirada sorpresiva de los hinchas, dejó la cancha, pero luego el propio Pablo Repetto se encargó de explicar que el “5” pidió el cambio por una molestia en el posterior, en algo que se dejó e entrever en la cancha ya que inicialmente el único que iba a entrar en ese momento era Brian Ocampo, pero el cuerpo técnico llamó también al Torito Diego Rodríguez.

Hubo algunas falencias. Sí. Como que el Puma Rodríguez por momentos abusó de tirarle pelotas a Emmanuel Gigliotti, que se tuvo que pelear con zagueros de mucha estatura; o algunas decisiones que no fueron acertadas de Felipe Carballo, que pasó de tener un partido sensacional por el Apertura a ser el villano en un encuentro en el que tuvo un penal a favor, pero anunció demasiado su remate y Andújar adivinó la intención (minuto 30, después de una falta cometida a Gigliotti).

Tampoco fue la noche del santalucense Manuel Monzeglio, que cuando el equipo pedía un cambio más, él bajó mucha las revoluciones en transiciones que pedían otra velocidad y no la pausa que habitualmente maneja el 10.

El segundo tiempo fue diferente, porque Estudiantes cambió el sistema, puso a cuatro defensores y paró el equipo más arriba, no tan atrás como lo hizo en el período inicial producto del desgaste y el ritmo que puso Nacional.

El ingreso de Pellegrini le dio otra vitalidad a la ofensiva del Pincha, que tuvo a Gustavo Del Prete muy atrás y con poco contacto con la pelota, al igual que Mauro Boselli, uno de los sobrevivientes de aquel Estudiantes campeón de la Libertadores en 2009, dejando por el camino al propio Nacional en el Estadio Centenario.

Con el paso de los minutos en el complemento, sumado a la salida de Yona Rodríguez, al cansancio y a que algunos cambios no le resultaron al DT, Nacional no pudo aguantar lo hecho en el primer tiempo, ya llegó de manera esporádica al área rival y fue Estudiantes el que estuvo más cerca del gol. Ese fue el momento en el que apareció el capitán Sergio Rochet. Primero en un mano a mano donde logró sacar la pelota, ayudado por Camilo Cándido que despejó una pelota complicada; y después, ya en tiempo de adición, sacándole lo que era un gol cantado a Noguera, con una atajada que fue de ensueño.

Nacional empató, y el resultado es lo más negativo de la noche del GPC, porque en el funcionamiento sigue mostrando cosas interesantes.