TRICOLORES

Parecía que iba a despegar, porque el juego de la primera mitad tuvo el prometedor nivel que pretende imponer el técnico Pablo Repetto, pero las viejas fallas volvieron a hacerse presente. Entonces, aunque Nacional por lo menos puede observar con optimismo que trajo goles para fortalecer su ataque, sigue penando las groseras distracciones que se cometen en su área.

San Lorenzo, por obra de ese defecto, más el hecho de que tuvo futbolistas que mandaron la pelota al fondo del arco de Martín Rodríguez en la definición por penales, lo que no pudieron hacer los tricolores, se quedó con la Copa José Sanfilippo.

Pero mucho antes de llegar a esta instancia, a la que también se accedió por un elemento esencial que sí se hizo presente en el Gran Parque Central, el espíritu y la rebeldía de los jugadores para evitar que los 90 minutos terminaran con un resultado adverso, lo que el Bolso tuvo fue un mayor acople colectivo para tirar una presión intensa y constante en todo el campo de juego.

Además, las transiciones ofensivas supieron hacerse con una singular velocidad y precisión, especialmente por el lado de Felipe Carballo, Leandro Otormín y el colombiano Alex Castro.

El equipo de Repetto lo incomodó a San Lorenzo, no lo dejó avanzar y lo superó cada vez que se propuso traspasar la mitad de la cancha. La diferencia quedó bien marcada. Mientras Nacional llegaba y probaba vulnerar el arco rival, los de Boedo recién pudieron entrar en acción cuando el fondo tricolor le regaló dos descuidos seguidos dentro de su área para empatar.

Una verdadera pena, fundamentalmente porque pintaba lindo para los hinchas porque el Colo Juan Ignacio Ramírez ya había debutado en la red y después de haber iniciado él mismo la jugada peinando un balón para Alfonso Trezza. Heredó la pelota, después de un penal a Trezza, y vivió su primer grito de gol.

La diferencia exhibida en el primero tiempo, donde los tricolores anticipaban a sus rivales y movían la pelota con eficacia para evitar que San Lorenzo pudiera tener éxito con su desesperación por cortar el juego lo más rápido posible, desapareció casi de inmediato en el inicio de la segunda mitad. Doble error en el área y los dos cabezazos argentinos (el último de Centurión), pusieron las cosas 1-1.

Una pelota filtrada, por detrás de Juan Izquierdo y para la carrera de Agustín Martegani, al que nunca pudo alcanzar Joaquín Sosa, hizo que once minutos más tarde de haber alcanzado al igualdad el visitante diera vuelta el cotejo.

Lejos de entregarse, pero ya con un panorama muy distinto porque se empujaba y no se pensaba mucho, un fuerte disparo de Manuel Monzeglio le permitió al Puma Gigliotti debutar también en la red con la camiseta de Nacional.

Entonces, si bien al final se lució el arquero Augusto Batalla atajando dos penales, la bronca mayor para el Bolso debe estar en los problemas que sigue teniendo en el fondo. Porque los 9 que trajo para que hagan goles, ya cumplen.