POR EL TRONO DE MESSI
Entre lesiones, fiestas y caprichos nunca pudo consolidar su ambición de ser el mejor jugador del mundo: ahora se le presenta la gran oportunidad
Neymar terminó la temporada 2019-2020 arañando la cumbre que tanto sueña con el PSG, pero sin alcanzarla. En 2021 volverá a la carga por su viejo objetivo de ser el mejor jugador del mundo. A los 28 años está en su plenitud futbolística: habrá ver si deja atrás su historial de lesiones, fiestas, simulaciones, caprichos, que hasta ahora ha representado un lastre muy pesado para su aspiración de volar tan alto.
En este raro receso del fútbol europeo, con la final de la Champions League y el inicio de la nueva temporada separados por pocos días, el posible pase que generaba estrépito era el del jugador que parecía destinado a quedarse para siempre en su club (Lionel Messi), mientras quien el año pasado quería cambiar de camiseta a toda costa (Neymar) ya avisó que seguirá en el PSG.
Para el brasileño, la continuidad en París apunta a tratar de conseguir en 2021 el título europeo que le arrebató Bayern Munich el pasado 23 de agosto. Unido a eso está la intención de ser reconocido como el mejor futbolista del mundo, una ambición que lo llevó a irse del Barcelona hace tres años para escapar de la sombra gigante de Messi. Las cosas, por ahora, no salieron como él esperaba.
¿Qué le falta para lograrlo? Alguna vez se ha dicho que Neymar pretende ser el mejor jugador del planeta mientras vive como un adolescente en eternas vacaciones.
Esta semana se supo que Neymar había regresado de una de sus frecuentes escapadas, esta vez a Ibiza, con coronavirus. El contagio es una anécdota, se trata de una persona joven y saludable, pero representa una cuenta más en su collar de percances. Se lesionó durante el Mundial de Brasil, cuando apuntaba a ser la estrella. Fracasó en la Copa América 2015 (donde fue expulsado) y en el Mundial 2018. Se volvió a lesionar y faltó a la Copa América 2019, que Brasil ganó sin él. Y en la reciente final de la Champions estuvo lejos de ser el hombre desequilibrante que PSG contrató a cambio de un camión cargado de euros.
Por supuesto, también logró títulos. En 2011 fue campeón sudamericano sub 20 con Brasil y campeón de la Libertadores. En 2015 conquistó la Champions con Barcelona, formando un terceto de ataque temible con Messi y Luis Suárez. Un año más tarde, fue campeón olímpico con Brasil, un lauro que el fútbol de su país nunca había alcanzado. También ligas y copas en España y Francia. Pero no es la frondosa colección de premios que pueden exhibir Messi o Cristiano Ronaldo.
PSG lo sigue sosteniendo como estandarte del costoso proyecto de los cataríes. El equipo parisino le perdonó el desplante del año pasado, cuando hizo todo lo posible para volverse a Barcelona (con un pase al Real Madrid como plan B). También quedaron olvidadas sus fotos bailando y cantando durante su cumpleaños número 27, también el año pasado, en plena recuperación de una lesión. Medios europeos aseguran incluso que PSG pretende ampliar su contrato, que vence en 2022, mediante un generoso aumento salarial (su sueldo mensual supera ahora los 3 millones de euros).
Los hinchas parisinos, que depositaron en sus pies todas sus esperanzas para conquistar la Champions, porque la Ligue 1 ya no tiene casi gracia para ellos, en algún momento lo insultaron y abuchearon. Fue en 2019, cuando volvió tras una larga ausencia y mientras se negociaba el regreso a Barcelona. Sin embargo, los campeonatos puden borrar los desplantes.
Neymar: el personaje
Desde muy jovencito, Neymar sabe lo que es estar en el centro de la escena. A los 15 años ya era la gran promesa del fútbol brasileño. Era el “futuro Pelé”, pues jugaba como el viejo Rei en el Santos. En 2012, la revista Sports Pro lo consideró el atleta “más comercializable” del mundo.
Al mismo tiempo se fue volviendo una celebridad típica del siglo XXI, protagonista de las redes sociales, dispuesto a aparecer en las pantallitas de los celulares siempre y por cualquier motivo. Alrededor suyo giran figuras satélites, como su padre Neymar da Silva Santos, o simplemente Neymar Senior (exfutbolista, parte de su entorno y al mismo tiempo su representante), su madre Nadine Santos (separada de Neymar Senior pero siempre famosa, por ejemplo cuando presentó a un novio 30 años menor que ella), su hermana Rafaella Beckran (mediática, usa ese “apellido” debido a su admiración hacia el exfutbolista David Bakham) y los toiss, el grupo de amigos que acompaña al futbolista a todos lados, que viven con él y que tienen hasta sueldos pagados por su amigo famoso. Hasta ahora, los resultados en la cancha corrieron detrás de su fama y de sus acciones fuera del campo.
Muchos siguen pensando que Neymar puede ser el número uno del mundo pese a las contras que se le pueden señalar. Por ejemplo, su exentrenador en PSG, Unai Emery, declaró a comienzos de 2020: “Es verdad que Cristiano o Messi siguen en la cúspide del fútbol, pero para mí Neymar es el principal candidato para serlo”.
Su compatriota y compañero en el PSG Thiago Silva afirmó antes de la última final de la Champions: “Siento que Neymar puede ser el número 1 del mundo, que puede ganar ese Balón de Oro cuando quiera. Detrás de él hay también un grupo de jugadores que lo dan todo para ofrecerle esta posibilidad de estar al máximo nivel. Le damos todos los balones porque es él quien va a marcar goles, quien va a crear peligro. Intentamos hacer cosas por él en la cancha porque sabemos que es capaz de ganarnos el partido en cualquier momento".
“Nadie que haya visto con cierta continuidad a Neymar en el PSG puede estar decepcionado con su evolución como futbolista. Las lesiones, su carácter, el irse a la Ligue 1… Excusas para perdernos a Neymar hay muchas, pero la pelota ni se mancha ni engaña. Y con ella hay cosas que, ahora mismo, hace él y nadie más”, escribió mientras tanto Miguel Quintana en la revista Panenka.
Sin embargo, el Centro Internacional de Estudios Deportivos, una organización con sede en Suiza, al publicar su última lista de los 100 jugadores más valiosos del mundo, mostró una caída en la cotización de Neymar. Ahora está en el puesto 37, con una transferencia valorada en 82,7 millones de euros. El más caro de la nómina, Kylian Mbappé, está valorado en 259,2 millones.
En enero pasado, la revista parisina France Football formó “el equipo de la década” del PSG. Y no puso al brasileño, “no por sus números, clase y habilidad técnica”, sino “por sus lesiones y ausencias en partidos que representaban mucho al final de cada temporada”, según explicó. El terceto de ataque lo formaron Edinson Cavani (el máximo goleador en la historia del club, no hay que olvidarlo), Ibrahimovic y Mbappé. Para el Balón de Oro 2019, la revista tampoco lo colocó entre los 30 preseleccionados.
El premio FIFA “The Best” de la FIFA no lo incluyó entre los diez primeros: Lionel Messi, Virgil van Dijk, Cristiano Ronaldo, Mohamed Salah, Sadio Mané, Kylian Mbappé, Frenkie de Jong, Eden Hazard, Matthijs de Ligt y Harry Kane.
El diario británico The Guardian, que elabora su propia lista de los 100 mejores jugadores del mundo, lo ubicó recién en el puesto 31, detrás del mucho menos célebre defensa senegalés Kalidou Koulibaly, del Napoli.
Sin embargo, para la muy seguida web Transfermarkt Neymar es el segundo futbolista más caro del mundo, con una cotización teórica de 128 millones de dólares, igual que Raheem Sterling (Manchester City). El más caro es Kylian Mbappé, que costaría 180 millones de euros.
El asunto es que Mbappé, su compañero en el PSG, representa quizás su mayor rival en la carrera hacia la distinción de ser el mejor futbolista del mundo. Si PSG al final es campeón europeo dentro de un año, ¿el mejor jugador será Neymar o Mbappé?