Pamela de Armas y la beca que le cambió la vida y la carrera en Estados Unidos

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Pamela de Armas durante su estadía en Estados Unidos.

FÚTBOL FEMENINO

"Estás acá porque querés llegar a algo tanto en la parte educativa como en la deportiva", afirma la arquera que juega al fútbol y estudia en Iowa.

El día que Pamela de Armas estuvo por primera vez abajo de los tres palos quería salir corriendo... literal: “quería salir de ahí porque quería jugar en cancha, quería correr, eso no era para mí”, recuerda 10 años después la guardameta.

Las palabras de Laura Vieitez, delegada en ese momento de River Plate, fueron claras: “si vos seguís entrenando como golera, vas a llegar a la selección”, Pamela consiguió ese objetivo pero también corre (a pesar de que sigue en el arco) detrás de otros en Estados Unidos.

Pamela está actualmente en Mason City, Iowa donde estudia Ciencia de la Computación y juega al fútbol en el North Iowa Area Community College, enfocado en el desarrollo de software, área en la que ya se destacó en Uruguay donde también se recibió de Analista en Sistemas.

“Estaba trabajando de eso y mi idea fue cumplir el sueño que siempre tuve desde chica. A mis padres les dije cuando tenía ocho años que quería irme a Estados Unidos a estudiar y a jugar al fútbol y ahora con 22 lo estoy cumpliendo”, confiesa.

Sus padres, pilares en su vida, despidieron el 15 de enero a su hija, pero con el orgullo de que se iba a hacer lo que más le gustaba: jugar al fútbol.

Pamela de Armas junto a sus padres y su hermano previo a partir rumbo a Estados Unidos.
Pamela de Armas junto a sus padres y su hermano previo a partir rumbo a Estados Unidos.

“El año pasado durante la pandemia tuve mucho tiempo libre para pensar. La cuarentena se prestó para eso y en esos ataques de locura que te dan, me puse a pensar en ese sueño que siempre tuve, entré a la página de una agencia que está con el tema de las becas (University Soccer) comencé el contacto por ahí y a través de ellos pude conseguir la oportunidad mediante una beca que no es del 100% pero se hace el esfuerzo por cumplir el sueño”, expresa Pamela.

Tres días después de haber llegado a Estados Unidos comenzó las clases y si bien estaba entusiasmada con el estudio había algo que le faltaba y que se hacía notar mucho: la pelota.

Recién el domingo pasado pudo hacer su estreno en el arco luego de que la temporada cambiara de fecha el inicio por el COVID-19, pero se retrasara todavía más por el frío y la nieve de esta época en Estados Unidos.

El debut fue con derrota 4-0, pero atajó un penal y “en lo personal tuve una buena actuación porque la derrota podría haber sido más abultada”, aunque les tocó jugar con un equipo de una división superior.

Pamela de Armas en su estreno defendiendo los colores de la universidad.
Pamela de Armas en su estreno defendiendo los colores de la universidad.

“Me encontré con un choque grande cultural. Acá en mi caso el plantel son todas americanas, excepto cuatro que son de Alemania, dos de Islas Barbados y luego estoy yo, la única de Sudamérica y la única de Uruguay en toda la universidad”, agrega.

“Pasé hablando todo el partido y me decían que no estaban acostumbradas a que alguien les hable constantemente. Para mí también es un aprender a hablar el idioma del fútbol en inglés porque las cosas que decís son diferentes. Allá en Uruguay tal vez digo una cosa y si acá digo lo mismo, pero traducido no se entiende”, contó y subrayó: “quiero contagiar un poco lo que es la pasión y me pasó que una de las jugadoras que es americana luego del partido me dijo 'no podía más, no me daban las piernas, pero vi tu energía, tus gritos y el penal que atajaste y me dieron ganas de seguir corriendo' y esas cosas te chocan”.

“Todo lo que hay acá, lo valorás un montón. Salir de tu país y venir, sabés que no es por diversión. Estás acá porque querés llegar a algo tanto en la parte educativa como en la deportiva” y eso se nota ya que “si tenés malas notas te suspenden de los equipos hasta que vos levantes esas notas. Hay un apoyo deportivo grande, pero siempre y cuando que eso esté acompañado del estudio lo que me parece genial”.

"Con mi hermano somos los primeros en la familia que estamos estudiando a nivel terciario. Por eso el estudio es algo que está muy presente en nosotros. El pasado que tuvieron nuestro padres, nosotros no lo tuvimos. Nuestra única obligación es estudiar, ellos no tuvieron la oportunidad de hacerlo como lo hacemos nosotros hoy con todas las herramientas que hay y es lo mínimo que podemos hacer por todo lo que hicieron ellos por nosotros y lo que hacen día a día", expresa Pamela. 

¿Qué se vendrá para adelante? "Me gustaría continuar lo más que pueda con la carrera del fútbol pero a su vez con el estudio. Es algo que siempre estuvo de la mano y gracias al estudio estoy acá y gracias al fútbol también. Son dos cosas en las que no dejo de pensar y ahí le tengo que agradecer a mis viejos por los valores que me inculcaron", reflexiona.

El primer semestre de estudios para Pamela se está por cerrar, pero la temporada de fútbol recién comenzó y ella combina ambas en busca de su sueño.

Pamela de Armas en su estreno defendiendo los colores de la universidad.
Pamela de Armas en su estreno defendiendo los colores de la universidad.

Hermano futbolista y familia en New Jersey

- Nahuel de Armas es su hermano y al igual que ella estudia y juega el fútbol. Él lo hace en la Tercera División de Fénix y a su vez estudia profesorado de Educación Física en el ISEF.

-Hace un par de meses se enteró que tiene familia en New Jersey y con ellos pasará el receso porque “volver a Uruguay tras cerrar cada semestre es muy caro”.

Una carrera que ya lleva 10 años

Pese a la juventud de Pamela, desde los 12 años que juega al fútbol, más allá de que antes lo hacía en la calle o en el campito con su hermano o sus amigos. "El bichito de jugar al fútbol creo que me picó en la panza de mi madre porque es algo que desde que tengo uso de razón me encanta. No hice baby fútbol porque mis padres se pensaron que era un capricho porque tengo un hermano que es un poco más chico y pensaron que era por verlo jugar a él, pero yo me iba al campito y me iba a jugar con los chiquilines", cuenta Pamela.

"Hasta los 12 no empecé a jugar. Estaba en la pista de patinaje jugando a la pelota con mi hermano y una chica me pregunta '¿vos jugás al fútbol?' yo obviamente le dije que no. Me comentó que su padre era entrenador de fútbol, pero le dije ahí está mi madre que hablara con ella. El técnico habló con mi madre y ahí arranque mi carrera en Bella Vista, pero a entrenar por un tema de que en AUF vos podés jugar recién a partir de los 13 y en ese momento jugaba de delantera", recuerda.

Al poco tiempo, Pamela tuvo una nueva oportunidad y una vez más porque desde afuera observaron sus condiciones: "Yo iba al club de Defensor Sporting y se hacían campeonatos de fútbol 5 de varones y yo me ponía a jugar con ellos y después hablé en el club para que se haga un campeonato de fútbol femenino, lo hicieron y en ese momento había un chico (Adrián González) que le comentó a su padre que había una chica que jugaba al fútbol, su padre era técnico y me fue a ver, sin que yo sepa. Terminé de jugar, se me acerca y me entrega su tarjeta, era Álvaro González en ese momento técnico de River Plate, hablaron con mis padres y fui a probarme y cuando fui me encontré con un ambiante mucho más familiar porque en Bella Vista la mayoría de las chiquilinas eran grandes e iban solas y la única persona que llevaba a la madre era yo".

"Comencé en River solo entrenando porque tenía 12. La golera Anabel Ubal cumplía 17 y ya no estaba en la categoría sub 16 y entonces yo sin tener mínima idea de lo que era un arco les dije que les podía dar una mano", confiesa.

Un dato particular es que su cumpleaños número 13 fue un domingo y el lunes estaba haciendo la fila en la AUF para ficharse por primera vez en un club de forma oficial, pero las cosas no salieron como lo esperaba: "Te podrás imaginar la emoción que tenía, pero me fiché y al poco tiempo falleció quien era presidente de River Plate y era quien brindaba apoyo para el fútbol femenino, ahí el club decidió no tener más fútbol femenino y yo me quedé sin jugar, sin siquiera debutar".

"Estuvimos seis meses sin equipo pero entrenando de igual manera. Entrenamos en el Rosedal mismo. Se presentó el proyecto en Peñarol pero se seleccionó otro y llegó la oportunidad de ser parte de Montevideo Wanderers. Fuimos tetracampeonas con juveniles y ahí seis o siete jugadoras del plantel fuimos citadas al plantel para el proceso de la preselección sub 17 para prepararse para el Sudamericano en Paraguay y fue una experiencia hermosa porque me llegó la chance de la selección", rememora.

Pamela de Armas en el plantel de Uruguay para el Sudamericano Sub 17 2013. Foto: futbolflorida.com
Pamela de Armas en el plantel de Uruguay para el Sudamericano Sub 17 2013. Foto: futbolflorida.com

"Me fui a Bella Vista a jugar en Primera División con 15 años. Después surgió la oportunidad de ir a Peñarol, en juveniles. Decidí irme porque el estudio siempre estuvo presente porque si no me iba bien en eso se me terminaba el deporte, no me daban los tiempos para ir a entrenar porque hacía liceo e inglés por fuera. El horario que tenía Peñarol no me servía porque entrenaban a las 17, decido irme a River Plate de nuevo porque entrenaban de noche y me niegan el pase, sabiendo que me iba por una situación de no poder entrenar por temas de estudios", sentencia Pamela.

Tras estar un tiempo sin poder jugar, la carrera de Pamela pasó por Liverpool en el primer semestre de 2018 y por Nacional en el segundo del mismo año hasta que en 2019 llegó a Danubio: "Ahí es una historia aparte, llegué por amigas en común y me terminé haciendo una familia, adorando al club, tenía un sentido de pertenencia muy fuerte. Fueron dos años hermosos con ellos, con el proyecto, con la gente, sigo hasta en los grupos de WhatsApp. Me ayudaron mucho a estar donde estoy hoy".

Pamela de Armas en el Estadio Centenario luciendo la camiseta de Danubio.
Pamela de Armas en el Estadio Centenario luciendo la camiseta de Danubio.

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