TORNEO APERTURA
Al equipo aurinegro le faltó lucidez, pero fue más durante los 90 minutos y justo ganador del encuentro en Jardines del Hipódromo.
Tres goles en cinco partidos, dos de ellos de penal, es prueba de que el andar de Peñarol es mucho mejor en puntos que en rendimiento. El equipo de Mauricio Larriera sigue dejando muchas dudas, pero al igual que le ocurrió en la cuarta fecha en el clásico, terminó venciendo a Danubio más por actitud que por fútbol.
Es que el equipo aurinegro tuvo chispazos. Jugadas aisladas que rememoraban lo que se vio en otras instancias del Peñarol de Larriera que sigue en construcción luego de las bajas sufridas para esta temporada.
De pique, el técnico floridense saltó al campo con una sorpresa porque dejó en el banco a Agustín Álvarez Martínez, primera vez en un partido oficial desde setiembre de 2021, y le dio la posibilidad a Ruben Bentancourt de buena actuación.
La prueba más clara de que el aurinegro hizo más por el triunfo fue que terminó transformando al arquero Esteban Conde en figura. El Coco, a sus 39 años, tuvo un gran rendimiento bajo los tres palos que fueron explicación de que Peñarol recién anotara en el cierre del partido.
Fue a Ruben Bentancourt que le sacó la primera clara del aurinegro achicando abajo y al propio salteño un cabezazo que iba sobre su mano izquierda y que despejó volando sobre ese sector cuando ya iban 81’. En el medio, despejó un cabezazo de Agustín Canobbio y mostró seguridad en cada uno de los centros que salió a cortar.
Danubio mostro poco, pero igual contó con dos chances claras de anotar. Primero una recuperación de Sebastián Fernández tras un error de Edgar Elizalde y un remate que se fue ancho y sobre el final, cuando el franjeado ya caía 1-0, un cabezazo de Bortagaray en el área chica que terminó siendo una enorme atajada de Kevin Dawson que del lado aurinegro se festejó como un gol.
Y el motivo de que así fuera es que Peñarol se estaba quedando con los tres puntos, los mismos que fueron para el mirasol tras un penal que, al menos, fue polémico.
Con todo el equipo aurinegro en el área rival en busca de la heroica, Santiago Silva quiso despejar una pelota, pero Elizalde puso su pierna por delante de él. El toque fue mínimo para el penal sancionado por Tejera. El árbitro, bien ubicado, no dudó y más allá de las protestas y de proyectiles que empezaron a caer desde una de las tribunas que tenía hinchas de Danubio, la decisión no se cambió.
Bentancourt se hizo cargo del remate. Fuerte, a colocar y arriba: inatajable para un Conde que de todas maneras se había tirado al otro palo. Peñarol ganó de forma justa teniendo en cuenta el trámite, ganó para seguir trepando, ganó y lo hizo a prepo.