BARCELONA
El técnico y el jugador están reconstruyendo la relación después de aquella llamada con la que invitó al uruguayo a que buscara otro club.
La posibilidad de que Luis Suárez se quede en el FC Barcelona va en aumento día tras día, en virtud de que el club no da los pasos que demanda el delantero uruguayo para terminar saliendo del equipo, como en principio lo pretendía la propia institución. Además, según supo Ovación, después de aquella llamada que tuvo menos de dos minutos de duración, en la que Ronald Koeman sin rodeos de algún tipo expresó que no lo iba a tener en cuenta, la relación empezó a reconstruirse. Tanto, que en los últimos días le indicó al delantero uruguayo que si permanece en el club lo va a utilizar.
Los entrenamientos que el uruguayo está realizando con el plantel principal del equipo blaugrana, en la que a diferencia de lo que ha querido mostrar parte de la prensa española, fueron confirmatorios del buen nivel deportivo que ostenta el futbolista, más el absoluto compromiso profesional exhibido han llevado al técnico holandés a dejar en claro que nunca dejó de valorar sus condiciones.
Es gracias a ello, también a que la desvinculación está absolutamente trancada porque el club no quiere pagar los 14 millones de euros (aproximadamente) que percibe Suárez por año y que le corresponden recibir porque su vínculo recién finaliza en 2021, es que no sería nada descabellado que el "Pistolero" no se marche de la institución catalana pese a que la Juventus logró que el uruguayo rinda un examen de italiano este jueves.
A diferencia de lo que se presume desde Italia, la gestión que Suárez terminará realizando para lograr tener el pasaporte comunitario que permitiría su presencia en la Serie A, tiene como objetivo estar en condiciones de dar el salto para el caso de que Barcelona termine aceptando que la única manera de lograr que Suárez se vaya del club es cumpliendo con las obligaciones económicas acordadas. Y, aunque no le guste, dando la carta de libertad que reclama su tercer goleador histórico porque fue la propia institución la que decidió que tenía que marcharse.