ESPAÑA
La estrella blaugrana perdió los estribos en la final de la Supercopa de España y le dio un golpe al jugador Asier Villalibre que derivó en su expulsión.
El Barcelona parecía estar en vías de recuperación tras la Navidad, perola expulsión el domingo deLionel Messi en la Supercopa de España podría volver a entorpecer la marcha del equipo azulgrana.
El conjunto de Ronald Koeman había vuelto a sonreír tras un irregular inicio de temporada, encadenando cuatro victorias oficiales desde el comienzo de año.
Séptimo en LaLiga al comenzar 2021, el Barça subió hasta su actual tercera posición, a un paso de Real Madrid y del líder, el Atlético de Madrid.
Messi también parecía volvía a ser feliz sobre el campo encadenando dos dobletes frente a Athletic de Bilbao y Granada en el campeonato español en sus dos últimos encuentros ligueros, pero la Supercopa de España y su expulsión en la final podrían poner un freno a esta progresión.
El astro argentino había sido duda hasta última hora por unas molestias físicas, pero saltó al césped el domingo en la final perdida en la prórroga 3-2 ante el Athletic el domingo.
Remontado hasta en dos ocasiones por el Athletic de Bilbao, la última sobre la campana forzando la prórroga, la impotencia del Barça, muy conservador durante la mayor parte del partido, acabó plasmada en el manotazo de Messi a Asier Villalibre en el último minuto del alargue.
El árbitro revisó la jugada con el videoarbitraje y sacó la primera tarjeta roja de Messi con el primer equipo del Barça.
El capitán azulgrana fue expulsado por "golpear a un contrario con el brazo haciendo uso de fuerza excesiva estando el balón en juego pero no a distancia de ser jugado", según el acta del encuentro.
Messi podría ser sancionado por esta expulsión con hasta 12 partidos, dependiendo de la gravedad que considere el Comité Disciplinario de la Federación Española de Fútbol.
Una sanción que debería cumplir en los próximos partidos de Copa (el Barcelona juega el jueves) y de LaLiga en función del número de encuentros que se le impongan.
Una ausencia que, si se alarga, podría lastrar la recuperada trayectoria de un equipo, muy dependiente del rosarino, que acaba contrato en junio y aún no ha renovado con un Barça, inmerso en una crisis institucional y dirigido por una junta temporal a la espera de poder celebrar elecciones.