ITALIA
La jugadora de selección uruguaya lleva 79 goles en 11 partidos con AC Life Style mientras prepara su tesis acerca de un tomógrafo por impedancia eléctrica para recibirse de ingeniera.
Martina Barreiro no puede decidir entre las tres pasiones que la mueven. No es más jugadora de handball que pianista y tampoco quería dejar de lado su tesis de ingeniería para irse a Italia. Todas la llenan a su manera y juegan un rol especial en cada momento de su vida.
“Cuando me vine a jugar a Italia dije, ‘vamos a darle una oportunidad más del handball’ y ahí me aparté un poco más del piano y de la ingeniería, pero estando acá sentí que necesitaba mucho de lo otro, no me alcanzaba el handball y por eso también me mantuve estudiando a distancia. Cuando volví a Uruguay en la cuarentena, que no podía jugar al handball tenía el piano. Toco mucha música clásica”, aseguró la jugadora de selección y tricampeona con Goes.
En diciembre de 2019, cuando los humanos desconocíamos el fenómeno coronavirus, Martina partió del Aeropuerto de Carrasco con el rumbo puesto en cumplir un sueño: crecer de manera profesional como jugadora de handball. “Irme a Italia fue una decisión que tomé de una semana a otra. Dije ‘si no me voy ahora no me voy más’. Siempre tenía miedo de dejar a la familia y a los amigos, pero al final tomé la decisión y me fui”. Aunque en marzo regresó a Uruguay porque la pandemia hostigaba cada vez más al Viejo Continente y el torneo se tuvo que suspender.
Pero el AC Life Style, su equipo, ascendió a Primera División en agosto del 2020 así que Martina partió otra vez hacia a Italia. “La primera experiencia fue por cuatro meses, tuvimos las fiestas y me fui de viaje porque tuve vacaciones. Se hizo más corta y no sufrí tanto, pero la segunda vez fueron 10 meses y extrañé más”. Pero hay algo que la hace sentirse un poquito más cerca de casa. Y es que hay otra uruguaya en su equipo, Agustina Modernell, la golera, que también es abogada y fue su compañera durante muchos años en la selección.
EL handball en Italia es profesional
El deporte profesional está activo en Italia, pero todo depende de la situación actual de cada zona. “Nosotros estamos entrenando y el campeonato sigue su curso normal, con algunas suspensiones de partidos en caso de algún positivo, pero que después se recuperan. Lo que va variando son las restricciones en cuanto a en la ciudad, dependiendo en qué situación estamos”, explicó Martina.
Las jugadoras portan una carta de la Federación Italiana para corroborar que son jugadoras profesionales y que siempre deben llevar con ellas por si llegan a haber restricciones de movimiento. “Ahora estamos en naranja, o sea que tenemos toque de queda a la noche. Capaz que la semana que viene entramos en zona amarilla, que sería como ablandar un poco más las restricciones de movimiento. En el caso del deporte amateur depende de la zona, si estamos en zona roja, no está permitido, en naranja, sí. Es muy cambiante todo”. En Italia los partidos son a puertas cerradas y los vestuarios solo pueden ser utilizados por el plantel. Además, las jugadoras deben hacerse un test de coronavirus para cada partido con dos días de anticipación.
La carrera de Ingeniería
Cuatro materias y la tesis separan a Martina de su título de ingeniera. Su proyecto consiste en crear un IMPETOM clínico, que vendría a ser un tomógrafo por impedancia eléctrica, para el seguimiento del edema pulmonar y que además, sea relativamente económico. "En si lo que nosotros estamos haciendo no existe, los existentes son más complejos y caros. Los anteriores proyectos del Núcleo de Ingeniería Biomédica (NIB) trabajan sobre el desarrollo de diferentes partes, pero no hay ninguno que unifique todo el dispositivo", explicó Barreiro.
“La carrera en Italia son tres años, no cinco, me cambia mucho, no puedo terminarla acá”, explicó Martina que este mes regresará a Uruguay. “No planifico las cosas, mis decisiones cambian y seguro busque nuevas experiencias en algún otro lugar”, concluyó.
La diferencia con Uruguay
En Italia, según Barreiro, se parte de un punto muy distinto al uruguayo respecto al handball: “Acá está inculcado el profesionalismo, es un trabajo y en Uruguay no. La forma de verlo es diferente y para mí eso te genera algo que luego se traduce en la cancha”, explicó. En cambio, en nuestro país es considerado un deporte amateur, que según la jugadora, se práctica “sin obtener nada a cambio y se dejan muchas cosas de lado”. Pero para ella esto también tiene su lado positivo: “En Uruguay la falta de estructura te hace adaptarte a las condiciones que tenés y cuando llegas acá lo valoras más y capaz que las italianas, como siempre lo tuvieron, no lo valoran tanto”.