Daiana Abracinskas sobre sus antiguas diferencias con Alberto Sonsol: "Me queda la tranquilidad de que nos reconciliamos"

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Daiana Abracinskas
Nota a la Dra. Daiana Abracinskas, abogada y periodista uruguaya, en su despacho en Montevideo, ND 20221018, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

ENTREVISTA

La abogada y comunicadora fue incorporada como panelista rotativa de "Polémica en el bar". Asegura que no volvería a apoyar una lista partidaria, como ocurrió con la 2121 y se define de "izquierda".

—Fuiste incorporada como panelista rotativa en Polémica en el bar. ¿Cómo te sentís en ese rol?

—Lo disfruto mucho. Fui algunas veces como invitada y a partir de la buena energía con los compañeros, me ofrecieron la posibilidad de ser panelista rotativa, lo implica que voy al menos a unos cinco programas por mes. Me encanta el formato y el programa, que desde la pandemia tiene un perfil de debate de ideas y de actualidad política. Para mí es una buena frecuencia porque al mismo tiempo tengo cada vez más responsabilidad como abogada, además de mi trabajo como periodista deportiva.

—¿Crees que este momento del país es interesante como para participar de un programa como Polémica? ¿Qué mensajes te parece que serían oportunos dar desde una pantalla masiva?

—A mí me parece divino dar opinión. Siempre me gustó opinar. Aunque también es cierto que en este momento de la grieta no tan grieta (no creo que estemos como en Argentina), uno podría autolimitarse. Hay mucha intolerancia y si la opinión es diferente a la de ciertos grupos, puede exponerse a un nivel complicado de agresividad, al menos en el micromundo de las redes sociales. De todos modos, en mi caso, soy una libre pensadora. Me he decepcionado de todos los partidos políticos. Estoy convencida de que el poder corrompe y los políticos acomodan su cintura para donde más conviene. Si bien tengo mi ideología, como todo el mundo, eso no quiere decir que no pueda ser crítica con un partido que a priori está más cerca de mi forma de pensar. Entonces, trato de ser lo más imparcial posible: cuando se mandan la macana, sea quien sea el que se la manda, yo lo critico. Y si hay un logro o un proyecto de ley que me parece bueno, yo lo halago. No importa la vereda ideológica de la que provenga.

—En las últimas elecciones brindaste tu apoyo público a una lista del Frente Amplio (2121 de Danilo Astori)...

—Sí, pero es algo que no volvería hacer. Al menos en el corto plazo. No me parece interesante la política partidaria para este momento de mi vida.

—¿Fue un error?

—No sé si fue un error porque en ese momento sentí que era lo que tenía que hacer. Más que nada se trató de un apoyo a una figura particular por la conducción económica (Astori) y no tenía yo ninguna aspiración política personal. Hoy no lo volvería a hacer, a pesar de que me han tentado de distintos partidos políticos, no solo desde la izquierda. Algunos me han dicho que sería buena legisladora porque me gusta debatir con argumentos, pero es algo que no está dentro de mis planes.

Daiana Abracinskas
Daiana Abracinskas. Foto: Leo Mainé.

—¿Te definirías como una desencantada de la izquierda?

—No, te diría que soy una desencantada de algunas políticas que llevó adelante el partido que en Uruguay se define como de izquierda. En cuanto a lo ideológico, yo sigo siendo de izquierda y quiero que no existan brechas tan grandes entre quienes detentan los medios de producción y los trabajadores, quiero que las clases sociales estén más cercanas en cuanto a la distribución de la riqueza. Eso nunca voy a cambiar, esté en la posición económica que esté.

—El Frente Amplio estuvo 15 años en el gobierno. ¿No avanzó en ese aspecto?

—Sí, hubo algunos avances en ese sentido. Pero no por ello hay que olvidar los grandes errores que cometió el Frente Amplio en el poder, entre ellos la instalación de la perspectiva de género de la peor manera en la Justicia. Es un tema que me toca de cerca como abogada y veo a diario el daño que hizo esa política que se llevó adelante para captar votos. Hubo y hay una presión muy grande de colectivos que al mismo tiempo reciben mucho dinero de organismos internacionales.

—¿Crees que esa ley de violencia basada en género fue el principal error del Frente Amplio?

—Sí, pero no hay que olvidar que por esa presión de los grupos, la ley fue votada por todos los partidos, más allá de que algunos senadores se expresaron puntualmente en contra de algún artículo. Hoy muchos se dieron cuenta del grave error que cometieron al ver las injusticias que padecen hombres que en muchos casos son falsamente acusados de violentos.

—¿Te parece que hay posibilidad de modificar la ley?

—Con la Asociación de abogados penalistas, hemos tenido reuniones muy buenas con legisladores y otros exponentes del gobierno. Eso nos da esperanza, incluso sabiendo que modificar esa norma implica un riesgo político. Nuestra aspiración es que la justicia sea justa.

—¿Dejaste de ser feminista?

—No, para nada. Soy feminista. ¿Cómo no voy ser feminista con mi historia personal? Con todo lo que he luchado, peleado y llorado para llegar a donde estoy. A mí nadie me regaló nada. No nací en cuna de oro, salí del liceo 11 del Cerro y todo me costó un montón, con padres trabajadores. No vengo de una familia de abogados, con un estudio puesto. Mi padre es profesor de educación física y me vinculé al periodismo deportivo por algunos contactos, pero no tuve ni tengo padrinos. Crecí en ámbitos dominados por los hombres como el periodismo deportivo y el derecho penal. Así que yo me identifico mucho con la lucha feminista por la igualdad de oportunidades. Eso no quiere decir que yo crea que todas las mujeres somos una santas, que decimos siempre la verdad y no tenemos maldad. Tenemos maldad, somos violentas como cualquier ser humano y tampoco creo en la cultura de la violación del hombre, que es parte de lo que se manifiesta. El equilibrio es lo que intento siempre buscar en todos los ámbitos de la vida.

Daiana Abracinskas. Foto: Leo Mainé.
Daiana Abracinskas. Foto: Leo Mainé.

—En toda lucha se dice que las/los radicales son necesarios para abrir camino. ¿Considerás que es así?

—Me han dicho eso, pero no estoy segura de si estoy de acuerdo. Se está perdiendo el objetivo de igualdad de la lucha feminista y ya se ve al hombre como un enemigo. La grieta de la que hablamos por motivos políticos se están ensanchando también por razones de sexo y eso no está bien.

—¿Esta postura tuya te ha costado críticas de parte de las activistas?

—Me han amenazado con quemarme la casa y cosas así. En redes sociales, recibo insultos todo el tiempo, aunque trato de no darle importancia. También he tenido intercambios interesantes. Hace unas semanas participé como ponente de un debate sobre este tema con docentes de secundaria y si bien al principio pensé que me iban a acribillar, fue muy productivo. Algunos docentes hombres me hablaron de casos en los que fueron acosados por alumnas, denunciados o amenazados con denuncias.

—El punto de inflexión en tu carrera fue cuando recién recibida como abogada tomaste la defensa de los jóvenes acusados de violación en el camping de Santa Teresa.

—Así es. Esos jóvenes fueron absueltos. Pero haber tomado ese caso me generó una andanada de críticas de parte de las “feministas”. Yo lo hice convencida de que eran inocentes y así lo eran. Una vez que la Justicia falló, no escuché a nadie pedir disculpas ni a ninguno de los periodistas que prejuzgó y habló de violación. ¿Por qué? Porque cuando la justicia determina que el hombre es inocente, entonces la justicia es “patriarcal y machista”. Es cierto que hay un montón de mujeres abusadas y violentadas, pero busquemos la verdad.

—¿Vas a las marchas del 8M?

—No. A la única marcha que voy es a la de los desaparecidos. Respeto profundamente y agradezco la lucha de las mujeres que nos han permitido llegar a donde llegamos en términos de igualdad. Pero en este momento creo que desde lo individual se puede construir más allá del colectivo. Hoy es momento de decir que no todas las mujeres son buenas como no todos los hombres son malos. Yo he tenido una evolución también en ese sentido. Trabajar como abogada me dio una visión de las cosas totalmente diferente. Cuando ves a hombres que te dicen “me voy a suicidar” porque llevan tres años sin ver a los hijos debido a una falta denuncia, te hace pensar. La enorme mayoría de los casos que tomo son de hombres. Vienen muchas mujeres a mi estudio, con intenciones de denunciar al marido pero cuando indago un poco me doy cuenta de que no tiene sustento esa denuncia. Les digo que no. Te diría que rechazo el 90% de los casos de las mujeres porque no les encuentro fundamento real de que sean víctimas.

—¿Le crees más a los hombres que a las mujeres?

—En este momento sí. Pero hay un contexto: muchas mujeres están envalentonadas y aprovechando la ley y los actores de la Justicia que están embanderados, denuncian y saben que tienen las de ganar. De hecho, yo les recomiendo a mis clientes hombres que no denuncien a sus parejas. Muchas veces vienen con pruebas de que son ellas las violentas, con mensajes y hasta testigos, pero si van al Juzgado, van al muere. Asesoradas, ellas dan vuelta la denuncia y termina el hombre denunciado, con medidas cautelares y no puede ver a los hijos.

—¿Qué recomendás entonces?

—Que banquen. Y si el trasfondo es económico (como pasa la mayoría de las veces), que se arremanguen y les den ese dinero que piden. “¿Qué preferís? No ver a tus hijos o dar 5.000 pesos más todos los meses”. Es tristísimo lo que te estoy diciendo y va en detrimento de mi trabajo, porque si no denuncian yo no actúo. Pero prefiero ser honesta.

—Volviendo a Polémica, muchas veces el debate gana temperatura. ¿Tenés miedo a algún cruce fuerte?

—No, miedo. Cuando llegué pensé que iba a polemizar mucho con Patricia Madrid, no tanto por posturas diferentes si no por ese lugar de la mujer en el programa. Pero en realidad, ha sucedido todo lo contrario. Es un placer tenerla como compañera.

—Hace unos días, Sergio Puglia te salió al cruce pensando que lo llamabas “foca”...

—Es verdad. Yo criticaba la actitud de algunos de apoyar todo lo que hacen los de su simpatía política. Emplee el término de “aplaudir como focas” y en ese momento, hice el gesto de señalarlo a él, pero estaba hablando en general. Aparte como siempre a los del Frente se le dice “focas” lo dije pensando en esa generalidad y no en Puglia en lo más mínimo. De hecho, él justo en esos días oficializó su entrada al Partido Nacional, así que lejos de ser una “foca” vinculada a la izquierda. Aclaramos eso y no pasó más nada.

—Como abogada y panelista has crecido en los últimos años, ¿por qué mantenés tu rol como periodista de cancha en las transmisiones de básquetbol de Tenfield?

—Me lo he preguntado. Lo he hablado con mi familia. Creo que tiene que ver con el agradecimiento que tengo porque en el periodismo deportivo me dieron un lugar: fui la primera mujer periodista en el básquetbol. Después vinieron otras y siento que ese lugarcito lo tengo atesorado. Me fui ganando también el respeto de colegas y televidentes y me parecería muy desagradecido de mi parte irme porque hoy me va bien en otros rubros. Voy a seguir, a pesar de que muchas veces implica volver a mi casa a la medianoche.

—Con Alberto Sonsol tuvieron una discusión fuerte al aire y pasaron años con el diálogo cortado. ¿Llegaron a reconciliarse?

—¿Sabés que sí? Más allá de las diferencias que tuve con él, siempre me pareció que como profesional fue el mejor, era un gran showman. El día de las finales en el Antel Arena en marzo de 2021 me lo crucé en la previa y me saludó: “¿Cómo le va señora?”, me dijo. Yo le respondí y le dije: “Nos debemos un café“. “Cuando quieras, será un honor tomar ese café contigo”, fue su respuesta. Durante años estuvimos distanciados, incluso colegas nos decían: “Déjense de jorobar, tómense un café“. Pero bueno, los dos éramos orgullosos. Aquel día, además de hablarnos, nos miramos a los ojos y sentí la tranquilidad de que más allá de todo nos respetamos como profesionales. A los pocos días él enfermó y pasó lo que pasó. No nos tomamos el café pero yo siento que en ese diálogo y esa mirada, hubo un último gesto de cariño. Hoy, tengo un vínculo muy lindo con su hijo Lali, a quien me encanta verlo crecer y también con su esposa.

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