Lista
Un repaso a lo mejor del año en cines, ya sea en salas o en streaming; hay tres películas dirigidas por mujeres y algunas cosas que pasaron desapercibidas.
La experiencia de ver películas se ha adaptado a cuanta circunstancia se le ha cruzado. Y a eso ahora hay que sumarle una pandemia que ha terminado de transformar un ritual colectivo y en pantalla grande en un entretenimiento doméstico en la pantalla que se pueda. Y aunque algunos pueden preferir verlas a la antigua, la proliferación de plataformas permite estar cerca de fenómenos mundiales y películas destacadas.
Por eso esta lista incluye estrenos locales en todos los formatos (legales) disponibles. Y, sin ánimo de adelantarnos, una constatación: las dos mejores películas, para este cronista, son de directoras.
Aquí las 10 del año de la décima a la primera.
Sin tiempo para morir
¿Hasta cuándo hay que mantener en secreto el final de una película sin caer en esa afrenta contemporánea que responde al feo anglicismo de spoilear? La última película de Daniel Craig como James Bond tiene un aire a despedida y, como muchos adioses, un sabor agridulce y un final contundente. Es una historia de amor condenado que hace foco en la inevitable soledad del héroe. Están las persecuciones (la primera es buenísima), las mujeres bellas (aunque el objeto sexual acá es él) y algún villano ridículo. Pero también el amor eterno y el sacrificio en su nombre. Como John Wayne al final de Más corazón que odio, Bond termina aceptando la imposibilidad de integrarse al mundo. (Estreno en cines)
Martin Eden
El director Pietro Marcello no se amilanó ante el desafío de adaptar el más literario de los libros de Jack London. Y lo usa, además, para hacer un homenaje a una manera de ver el mundo y a una manera de hacer cine. Martín Eden (Luca Marinelli) es un obrero que, para deslumbrar a una chica bien y estar a su altura, inicia una transformación cultural que termina alejándolo de cualquier solución esperanzadora. Marcello utiliza esa excusa para contar una historia política y cultural disfrazada de historia de amor, con un montón de recursos visuales de una puesta en escena que recupera una tradición del cine europeo que algunos creían arcaica. Y no lo estaba. (Estreno en cines)
Liga de la Justicia de Zack Snyder
Si algo vino a revelar el estreno de esta mastodóntica versión de Zack Snyder de una película que alguna vez dejó de ser suya, es que uno de los daños colaterales de este momento del cine americano es el concepto de autor. Aunque se quieran vender como obras de “visionarios”, mucho de lo que vemos son impersonales atracciones de feria. Algo de eso, dice, conoció Snyder cuando el estudio detrás de Liga de la Justicia se apropió del proyecto quitándole el control creativo. Viendo ahora lo que quería hacer Snyder, es entendible el recelo de los financistas; cinematográficamente, estaba en lo cierto. Su Liga de la Justicia es una aventura compleja, que desde su formato a ciertas elecciones narrativas le da una madurez que ya quisieran los otros contadores de estas historietas. (En HBO Max)
La crónica francesa
Wes Anderson en su zona de confort, cierto, pero quién quiere irse de un lugar tan acogedor y lindo. Como siempre, Anderson refiere a un mundo que ya no existe y en el que, aun de una manera alocada, las cosas parecían funcionar. Ese equilibrio visual (los encuadres, la simetría) no son otra cosa que un salvoconducto de esta perversa realidad. La crónica francesa recupera el formato de película de episodios para contar cuatro historias y un epitafio alrededor de una revista, The French Dispatch que remite -en forma, mística y estilo- al New Yorker. El elenco es estelarísimo (Swinton, Murray, Del Toro, Chalamet, McDormand, Brody, muchos más) y la puesta en escena imaginativa, jugando con los escenarios de una manera que remite tanto a Jacques Tati como a Powell y Pressburger. (Estreno en cines)
First Cow
El tono pausado de Kelly Reichardt es un recurso atractivo para este film algo oscuro y de un formato cuadrado, muy apropiado para lo que se quiere contar. El escenario es el de un western de frontera norte (el de Del mismo barro) de pobreza pionera, en el que un par de buscavidas arman un negocio de pastelería mantera. Para eso le roban la leche al refinado regente local, su principal cliente que es, además, el propietario de la única vaca a ese lado del Yukón. Lo que sigue puede ser visto como una buddy movie de enredos sino fuera porque Reichardt ve necesarios ciertos giros hacia un drama opresivo. La naturaleza, aún en su versión más sobrecogedora, suele ser así de impiadosa. (En Mubi)
Las vacaciones de Hilda
Su inclusión en esta lista no responde a una política de cuotas que atienda el crecimiento notorio del cine uruguayo: esta ópera prima de Agustín Banchero es una muy buenapelícula. Para percatarse de eso, es cierto, hay que sortear una historia triste sobre la amargura de una mujer (la Hilda del título) a quien aqueja un profundo pesar que una segunda mitad no alivia sino que profundiza. Todo eso está contado en dos tiempos, cada uno con su propia personalidad estética, al servicio de no dejar escapatoria. Mucho de lo bueno que consigue se debe al trabajo de Carla Moscatelli, quien, en el papel protagónico, tiene una de las grandes actuaciones del año. (Estreno en cines)
Amor sin barreras
Steven Spielberg cierra un ciclo de la historia del cine con su adaptación de West Side Story, la obra de Broadway que en el cine quedó inmortalizada como Amor sin barreras y fue el evento cinematográfico de 1961. Spielberg no se amilanó (aquella, dirigida por Robert Wise, es una obra maestra) y recupera así, una forma cinematográfica extinta (el musical) para terminar hablando del ahora. La historia de Romeo y Julieta ambientada en el lado oeste de Manhattan es un poco anacrónica, cierto, pero eso parece estar en el centro del interés de Spielberg, aquí en la segunda remake de un clásico de Hollywood de su carrera. Así debe ser visto como un homenaje a unos modales cinematográficos clásicos, a los que se apega aun más que su antecedente. Y consigue, con las mismas canciones una película nueva. (En cines)
Duna
Otra que recupera algunas formas clásicas, aquí para contar una aventura de ciencia ficción con pretensiones universalistas sobre un choque de civilizaciones a partir de novela clásica del género. El director canadiense Denis Villeneuve consigue lo que parecía imposible: poner en cierto orden tanta pomposidad conceptual con el nivel de espectacularidad necesario. En eso había fallado David Lynch. Timothee Chalamet y Zendaya cumplen su papel de estrellas de la nueva generación como estos dos príncipes que enfrentan poderes galácticos y algo fascistas en un planeta desértico que refiere a cuestiones geopolíticas contemporáneas. La carita del esmirriado Chalamet es la del héroe romántico que precisan tiempos como estos, en un paisaje que recuerda la imponencia de Cecil B. De Mille y al expresionismo. (En cines; disponible en NSNow de Nuevo Siglo y en HBO Max)
El souvenir
La británica Joanna Hogg recurre a la autoficción para contar el coming of age de una niña rica con pretensiones artísticas en la Londres de fines de la década de 1970. Es la historia de vida personal en la que la directora es Julie (Honor Swinton Byrne), quien llega a la capital a estudiar cine y se cruza con una suerte de héroe trágico romántico (es diletante y yonqui) que le va a complicar la vida. El tono biográfico está acentuado por el uso de fotografías, mobiliario y hasta cartas personales de Hogg para construir una historia sobre el difícil arte de crecer. Es una película muy original de la que ya se estrenó una secuela. (Netflix)
El poder del perro
El ambiente es el de western aunque transcurre en 1925. Una primera lectura de esta nueva película de la neozelandesa Jane Campion (la de La lección de piano) es la historia de la tensa armonía de dos hermanos latifundistas que se rompe cuando uno de ellos trae a su flamante esposa a convivir en el rancho. Ella, que es viuda, viene acompañada por su hijo, un alfeñique algo afeminado, lo que se nota más en el mundo hiperviril comandado por el hermano salvaje, Phil (Benedict Cumberbatch). Así, El poder del perro es un montón de cosas más, incluyendo una reflexión sobre la masculinidad, la belleza y un ideal de vida que termina aplastado por el cinismo de unos nuevos tiempos. Una obra grandiosa. (Netflix)