ENTREVISTA
A 10 años de "Ciento3. Una gala de rock", la banda se presentará con la Orquesta Filarmónica de Montevideo, este jueves en el Antel Arena.
Pueden pasar muchas cosas. Pueden, en el camino, aparecer problemas y fallas técnicas, obstáculos, y puede complicarse todo de distintas maneras. Sin embargo, cuando la música empieza, cuando la Orquesta Filarmónica de Montevideo comienza su movimiento y La Triple Nelson se amalgama, lo que ocurre es algo único, irrepetible. Algo que no pasa nunca más.
El que lo cuenta es Christian Cary, cantante y guitarrista de La Triple, la banda que mañana llegará al Antel Arena para presentar, a más de 10 años de su edición original, el espectáculo Ciento3. Una gala de rock. El show será a las 21.00 y tendrá invitados, nuevas versiones y distintos arreglos. Quedan entradas en Tickantel.
“Es, sin duda, el show más grande que hemos dado”, dice Cary a El País. “Al día de hoy venimos vendiendo más entradas que nunca en nuestra historia, y eso ya habla de que es el show mas grande de todos. El escenario es grande, el sonido es grande; las luces, muchas... Todo”.
La Triple decidió revisitar la propuesta de Ciento3 para celebrar, de algún modo, los 10 años de aquella primera edición que tuvo lugar en el Teatro de Verano, después al aire libre en el lago del Parque Rodó, y finalmente en el Teatro Solís. Aquella fusión, donde el rock de power trío y e influencia blusera se trenzaba con una expansión de cuerdas y timbres, quedó plasmada en un DVD premiado en los Graffiti 2012.
Ahora, el trío que completan Paco Pintos y Rafael Ugo y que tiene, desde hace rato, a Manuel Contrera en teclados, partirá de la base de aquel DVD para proponer algunos giros y sumar nuevas canciones, cosechadas en unos 10 años muy prolíficos. La Triple llegó a Ciento3 con apenas tres discos editados: hoy está a punto de sacar su álbum número 12.
Para eso, por primera vez, la banda trabajó con un productor artístico presentado por el mismísimo Ricardo Mollo de Divididos, y Cary asegura lo que se viene “un discazo”. Tema de otra conversación.
Ahora, la atención está centrada en lo que pasará mañana en el Antel Arena, y en la historia que lo precede.
“Cuando entramos a ensayar aquella primera vez, ya cuando empezó a sonar la Orquesta, fue cuando nos dimos cuenta de que estábamos ante algo que iba a ser mucho más grande que lo que habíamos imaginado. Las canciones tomaron un lugar totalmente distinto al que tienen en los discos, y entendimos que nuestra obra podía ir a un lugar que nunca antes habíamos pensado”.
Eso se tradujo, también, en un desafío distinto para Cary, que tuvo que adaptar su manera y forma de cantar, tan particular, a un ritmo que es otro y que apenas si puede definir.
“Pero a mí me cuesta seguir a los directores, así que lo que hago es seguir la música”, explica. “Me meto adentro de lo que estoy escuchando y ahí logro ir por ese lugar que es totalmente diferente a tener una batería marcando el ritmo. El ritmo te lo da la Orquesta, y es distinto a cualquier otro del que haya participado yo como cantante”.
Todo —el canto y la dimensión, los cambios y la búsqueda— tiene que ver con el riesgo, que a la vez es el motor que justifica que 25 años después de su comienzo, La Triple Nelson siga firme y vital, viva.
“Y siempre buscándole la vuelta”, dice Cary. “Esa es la cuestión: buscar siempre algo para adelante, y no parar de tocar”. Ahora, por ejemplo, con el despliegue más ambicioso que alguna vez se plantearon.