ENTREVISTA
Anna Sorokin, que durante años vivió como Anna Delvey, cobró más de 300.000 dólares por "Inventando a Anna", que ya está entre lo más visto de la plataforma
El lanzamiento de Inventando a Anna, la serie de Netflix de nueve partes creada por Shonda Rhimes y que al menos hasta ayer era lo segundo más visto por los uruguayos en la plataforma, ha vuelto a poner de relieve el caso de Anna Sorokin. Sorokin, hoy de 31 años, vivió durante varios años como Anna Delvey, una rica heredera alemana de su propia invención, convenciendo a los miembros de la élite de Manhattan para que financiaran sus elegantes comidas y viajes.
Fue arrestada en 2017 después de estafar a los bancos y no pagar las cuantiosas facturas de un hotel neoyorquino. Fue declarada culpable de ocho cargos y sentenciada a entre cuatro y 12 años de prisión. Pasó por cinco centros penitenciarios, fue liberada en febrero de 2021 y seis semanas después, las autoridades de inmigración la volvieron a arrestar, por haber excedido el tiempo de su visa. Pasó el año pasado en detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), donde lucha contra la deportación.
Durante varias llamadas telefónicas al Centro Correccional del Condado de Orange en Goshen, Nueva York, donde está hoy, Sorokin habló sobre la serie de Netflix (para la cual fue consultora paga), la vida en detención y la cuestión inminente del remordimiento.
—En 2019, en el momento de su juicio, me dijo: “La cosa es que no lo siento”, por los delitos financieros de los que fue acusada. La cita la ha seguido desde entonces, e incluso fue la primera pregunta que se planteó en su audiencia de la junta de libertad condicional.
—Le dije a la junta de libertad condicional que sentí que me sacaron de contexto. Y dije que apareciste como una sorpresa, y mis sentimientos de ese juicio estaban realmente frescos. Me sentía bastante desafiante. Fue solo un par de días después de mi veredicto de culpabilidad. Todavía
estaba procesándolo.
—¿Cuál sería su respuesta ahora?
—Lamento la forma en que se percibe mi caso. Y me da pena haber recurrido a estas acciones que la gente piensa que estoy glorificando ahora. Lo siento por las decisiones que he tomado. No siento que el mundo sería un lugar mejor si la gente solo tratara de ser más como yo.
—La serie de Netflix trata sobre un momento muy específico en su vida, sus 20 años. Tiene 31 ahora. ¿Siente que ha cambiado?
—Siento que cambié inmensamente solo por haber estado expuesta a tanta gente y simplemente viendo las formas de vida de otras personas. Aunque pensé que era muy viajada y vivía en Europa, Estados Unidos y en diferentes países, estaba muy protegida. Habiendo estado en prisión y tras haber pasado por el sistema de justicia penal, eso me expuso a un tipo de persona completamente diferente, y mis problemas de antes simplemente me parecen ridículos.
—Si pudiera retroceder en el tiempo, ¿haría las cosas de otra manera?
—Con el beneficio de la retrospectiva, habría cambiado muchas cosas, pero no es así como funciona la vida. Así que solo estoy construyendo sobre mis experiencias y aprendiendo de ellas.
—Netflix le pagó 320.000 dólares por los derechos vitalicios de la serie y usted fue consultora del proyecto...
—Sí, y es por eso que, para hacer referencia a esa entrevista de la BBC donde me preguntaron: “¿El crimen paga?”, honestamente no pude decir que no, porque me pagaron. Para mí, decir “no” sería simplemente negar lo obvio. No dije que el crimen paga en general.
—¿Cómo se ha utilizado ese dinero?
—Pagué 198.000 dólares y algo por restitución, que aboné en su totalidad y de inmediato, y el resto fue para mis honorarios legales.
—Muchas de las personas dentro del Servicio de Inmigración no hablan inglés. Ha pasado algún tiempo tratando de ayudar a esos que no tienen abogados, pero ha sido una lucha tanto para usted como para ellos.
—Es muy difícil encontrar cuáles son tus opciones. No hay manera de hacer tu propia investigación aquí o lo que sea. Los libros son de hace como 20 años. Aún no he encontrado ningún caso de inmigración que se parezca al mío. Tengo un abogado, pero algunas personas aquí no lo tienen, porque no puedes ser una carga para el gobierno mientras defiendes tu caso de inmigración. Tienes que encontrar alguna organización benéfica que te ayude, o representarte a ti mismo. Y no he oído hablar de una sola historia de éxito de alguien que haya sido arrestado y haya encontrado un buen abogado de inmigración gratuito mientras estaba en la cárcel. El sistema es depredador: estás preparado para el fracaso.
—¿Qué tiene con usted en su celda?
—Mi celda es bastante deprimente. Tengo un montón de papeleo legal. Tengo muchos libros, principalmente libros. Y alguna mezcla de frutos secos para picar. Es tan austero como puede ser.
—¿Qué está leyendo ahora?
—Acabo de empezar Super Pumped, de Mike Isaac; es la historia de Uber. Estoy leyendo eso de no ficción, y de ficción estoy leyendo Tenemos que hablar sobre Kevin. Acabo de leer un libro de Jonathan Franzen. No diría que lo devoré, pero leí Las correcciones, que nunca habría leído en el exterior, y también Purity. No he leído Encrucijadas, el nuevo, porque la última vez que pregunté no estaba disponible en tapa blanda, y aquí no puedo tener tapa dura.
—La serie de Netflix es una versión ficticia de un momento de su vida. Más allá de la serie, ¿qué le gustaría que los espectadores supieran de usted?
—Definitivamente hay mucho más en mi historia que me gustaría compartir. Con eso en mente, estoy trabajando en varios proyectos. Estoy trabajando en un proyecto documental con Bunim Murray Productions en Los Ángeles. También estoy trabajando en un libro sobre mi tiempo en la cárcel, y en un podcast. No estoy tratando de animar a la gente a cometer delitos. Solo estoy tratando de arrojar luz sobre cómo saqué lo mejor de mi situación, sin tratar de glorificarla. Esto es lo que estoy creando a partir
de esa historia.
"Inventando a Anna", el nuevo éxito de Shonda Rhimes
El 11 de febrero, Netflix estrenó una de sus series más esperadas del año, Inventando a Anna. La segunda creación de Shonda Rhimes para la plataforma (la primera fue Bridgerton; Rhimes es la mente detrás de Grey’s Anatomy y más éxitos de la televisión) está basada en hechos reales, y recrea uno de los casos más sonados de la historia reciente de Estados Unidos.
Es sobre Anna Delvey, una millonaria heredera alemana que con poco más de 20 años, logró hacerse un sitial de privilegio en la hermética elite de Nueva York, y estuvo a punto de concretar el sueño de tener una fundación de arte y club social propio. No lo logró porque antes de alcanzar su meta se supo que la muchacha era, en verdad, Anna Sorokin, una rusa de orígenes humildes que había estafado a personalidades, bancos y supuestas amigas, y que durante años había sostenido una vida de lujos imposibles sobre el dinero ajeno y los fraudes financieros.
Por servir como consultora para la serie de Netflix, que ayer ya era lo segundo más visto en Uruguay —y esa es una tendencia global—, Anna Sorokin, que está detenida, cobró más de 300.000 dólares. Inventando a Anna está protagonizada por Julia Garner como Delvey/Sorokin, y Anna Chlumsky como Vivian Hunt, el personaje inspirado en la periodista que contó su historia al mundo.