Bruxismo: Apretar o frotar los dientes en la noche es muy habitual y no solo es por estrés

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SALUD

Es un hábito muy común que por lo general no presenta síntomas, pero sí signos que denuncian su presencia y permiten iniciar un tratamiento. Hay sustancias que ayudan a que aparezca.

Quizás usted se levante siempre con dolor de cabeza o con sensación de cansancio en los músculos de la cara o de haber dormido apretando los dientes. Quizás comparta la habitación con alguien que confirme que cuando usted duerme, rechina o golpetea los dientes. Pues bien, usted es un bruxómano.

“El bruxismo es una parafunción, o sea una condición que se da más allá de las funciones normales del sistema masticatorio. Es un hábito inconsciente que se puede hacer en vigilia o durante el sueño y que consiste en apretar los dientes, frotarlos o ambas cosas”, explicó el doctor Raúl Riva, ex profesor titular Grado 5 de la Cátedra de Rehabilitación, Prostodoncia Fija y Trastornos Tempo Mandibulares de la Udelar.

Se trata, además, de una patología que afecta a todo el mundo, sin discriminar género, edad, ni nivel socioeconómico o cultural.

Los Trastornos Tempo Mandibulares, en tanto, son afecciones que se dan en todas las estructuras anatomofuncionales del sistema masticatorio (mandíbula, articulación dentaria) y que pueden tener diferentes causas, siendo el bruxismo una de las más importantes.

Estudio de 2011 mostró una alta prevalencia

En 2011 el grupo de investigación de la Cátedra de Rehabilitación, Prostodoncia Fija y Trastornos Tempo Mandibulares (TTM) de la Udelar realizó el estudio Prevalencia de TTM y bruxismo en Uruguay, primer relevamiento de toda una población hecho en un país.

“Las conclusiones fueron que había una alta prevalencia tanto de bruxismo como de TTM, que son dos entidades diferentes pero asociadas.

Son más prevalentes en el género femenino y más en Montevideo que en el interior.

"Habría que hacer otro proyecto para estudiar estilos de vida y ver cómo inciden”, señaló Raúl Riva.

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Diagnóstico.

El bruxismo de por sí es asintomático, es decir que la persona no se da cuenta de que lo padece hasta que generó algo que le llama la atención, ya sea un cuadro doloroso en músculos y articulaciones o porque desgastó muchísimo los dientes y nota que día a día los tiene más chicos.

Si bien puede no haber síntomas, sí aparecen signos que pueden ser detectados por el odontólogo en la consulta. Entre ellos están un desgaste dentario anormal para la edad del paciente; el aumento del volumen de un grupo muscular, que se manifiesta por ejemplo en el ángulo de la mandíbula muy desarrollado; hipertrofias musculares; emitir chasquidos al abrir o cerrar la boca; no poder abrir muy grande la boca.

El profesional puede limitarse a atacar el problema recetándole un dispositivo de acrílico para que use en la noche y así evitar que desgaste los dientes o puede ir más allá e intentar buscar las causas de este comportamiento.

“Hay un ejemplo fuera de la odontología que es bien claro para entenderlo”, señaló Riva. “Tengo dos personas que tienen dolor de panza porque tienen hambre. A una le doy de comer y se le va el dolor; a la otra le doy un analgésico, pero cuando se pase el efecto el dolor va a volver. Uno fue un tratamiento etiológico, dirigido a la causa, y el segundo un tratamiento dirigido solo al síntoma”, indicó.

Intentar identificar la etiología, es decir lo que genera que el paciente apriete o frote los dientes, es lo más complejo.

Protector bucal para usar en la noche

Lo más frecuente es que al bruxómano se le indique una placa de acrílico, es decir un dispositivo ortopédico para que use mientras duerme.

Cuando se lo instala lleva una serie de controles semanales en los que se va evaluando cómo responden los músculos a la estabilización de la mandíbula. Luego se hacen controles periódicos dependiendo del paciente, mínimo una vez por año. Suele utilizarse una misma plaquita por tiempos prolongados, a veces años.

Si el paciente logra controlar el bruxismo porque la problemática que lo generó fue resuelta, puede llegar a no utilizarse más.

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Dos tipos de bruxismo.

El bruxismo primario fue el primero en identificarse y se lo describió como una manifestación en lo local del estrés.

“El individuo descarga la energía contenida del estrés en la boca y aprieta o golpetea los dientes. Podría haberla descargado en otra parte del organismo y tener una gastritis, un pico hipertensivo o un eccema cutáneo”, detalló Riva en diálogo con El País.

En los últimos años ha habido un aumento de la prevalencia de los cuadros de bruxismo porque se ha reconocido otro gran capítulo de la etiología que es el bruxismo secundario, relacionado al consumo de tres familias de sustancias.

La primera familia –y más común– corresponde a los estimulantes o drogas de uso social, como la cafeína, la nicotina y el alcohol. “El alto consumo genera niveles en sangre que tienen la capacidad de aumentar la contractibilidad muscular. Lo ideal es que pudiera eliminarlos, pero no es fácil eliminar el hábito de cualquier persona. Entonces lo que hacemos es recomendar que tome café, mate o alcohol hasta las 3 o 4 de la tarde, porque si los toma cercano a la hora de irse a dormir esa noche va a bruxar”, señaló el odontólogo.

La segunda familia de sustancias son las drogas ilícitas (cocaína, pasta base, éxtasis), drogas de diseño que tienen como efecto colateral un aumento de la contractibilidad muscular. “Llegan a verse bruxismos muy severos en pacientes que hacen consumo abusivo de estas drogas”, apuntó Riva.

La tercera familia son los medicamentos de tipo psicoactivo, que tienen lo que se llaman las RAM (Reacciones Adversas al Medicamento), caso de los psicofármacos, los antidepresivos, los anticombulsionantes o los psicóticos mayores.

“Generan lo que se define como bruxismo farmacológico. La idea no es que el paciente los abandone, porque puede hasta haber riesgo de vida, sino que el odontólogo le agregue el dispositivo de uso nocturno para controlar el daño”, expresó el especialista.

El bruxismo puede ser un evento nuevo y suele ser sintomático, o ser crónico, que es de mayor riesgo porque no presenta síntomas, aunque sí los signos mencionados.

El primer caso es cuando responde a un hecho puntual, como puede ser un duelo, la pérdida del trabajo o pelearse con la pareja.

“No necesariamente ese individuo va a quedar bruxómano, puede resolver su evento agudo y dejar de apretar los dientes. Ahí es cuando trato de conducirlo a un profesional que lo ayude a superar ese evento”, explicó el odontólogo.

En el segundo caso, el del bruxismo crónico, el desgaste dentario se va haciendo de a poco, lo que da tiempo a que se produzca lo que llamamos una dentina de compensación. “Como que se hace un autosellado en las terminaciones nerviosas del diente y no duele”, describió Riva.

En cuanto a la severidad del bruxismo, la misma puede responder a la intensidad con que se da esta parafunción o a la cantidad de tiempo que se la padece. Hay que tener presente que frotar desgasta más los dientes que apretar.

En conclusión, el odontólogo siempre deberá tratar de identificar la etiología del bruxismo. “Es lo más complejo y lo que puede hacer más dificultoso el tratamiento”, sentenció Riva.

Sustancias que lo favorecen: drogas de uso social

El alto consumo de cafeína, nicotina y alcohol aumenta la contractibilidad muscular. Depende en qué horarios se tome mate, café, té o alcohol o se fume que esa noche se bruxe o no. Por eso se recomienda consumir estas sustancias hasta las 3 o 4 de la tarde para metabolizarlos.

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Drogas ilícitas

Las drogas de diseño como cocaína, pasta base o éxtasis tienen como efecto colateral un aumento de la contractibilidad muscular. “Llegan a verse bruxismos muy severos en pacientes que hacen consumo abusivo de estas drogas”, informó el especialista en bruxismo y TTM, Raúl Riva.

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Drogas psicoactivas

En términos generales estas drogas tienen Reacciones Adversas al Medicamento (RAM). Entonces pueden provocar aumento de la contractibilidad muscular y un bruxismo llamado farmacológico. La idea no es que el paciente las deje, entonces se receta el protector bucal.

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Sensibilidad dental: Otro trastorno muy común

Sentir un dolor breve y agudo en los dientes al ingerir un alimento frío o incluso uno caliente es más común de lo que se piensa. Se llama sensibilidad dental y es una afección que puede responder a diferentes motivos.

El principal de ellos es la descalcificación que se produce en los cuellos de los dientes, también conocida como zona cervical. “Cuando se producen las retracciones, es decir que la encía se aleja hacia arriba o hacia abajo, dependiendo del maxilar que consideremos, ese segmento es más propicio a la sensibilidad debido a que no está biológicamente formado para que esté en contacto con los fluidos bucales”, explicó a El País Enrique Laxague, presidente de la Asociación Odontológica Uruguaya.

Agregó que la descalcificación puede producirse tanto por ácidos fuertes como por mala higiene dental o por placa bacteriana. El reflujo estomacal también incide porque es ácido, por lo tanto se altera la alcalinidad de la boca.

Existen dos tipos de tratamiento para atacar la sensibilidad dental: el domiciliario y el profesional.

El primero incluye el uso de enjuagues bucales y cremas dentales específicas para tratar este trastorno, que además sirven para higienizar la boca. “No es que haya que usar dos pastas de diente distintas”, aclaró Laxague.

En cuanto al tratamiento profesional, es el que realiza el odontólogo en el consultorio aplicando, por ejemplo, sustancias con flúor.

Otro aspecto clave es saber hacer un buen cepillado dental.

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