VISITAS A HOSPITALES

Cuando hace unos días Lemon Pie y Ponita entraron por la puerta del hospitaldoctor Francisco Soca, en el departamento de Canelones, los ojos de todos los que allí estaban se abrieron bien grandes: no podían creer lo que veían. Sin embargo, en pocos minutos la curiosidad pasó a convertirse en alegría y todo el lugar se vio repleto de sonrisas.

¿Caballos en un hospital? Una “locura hermosa”, dicen quienes están en este proyecto que busca mejorar la calidad de vida de los pacientes internados a través de la técnica del clown, junto a la equinoterapia.

La innovadora propuesta llega de la mano de Sapatina Payasos, una asociación sin fines de lucro de payasos terapéuticos que se unió con la ONG de equinoterapia La Milagrosa, un centro de rehabilitación ecuestre de la localidad de Sauce, Canelones.

La psicóloga Sofía Dulcini, creadora junto a Aline Bez de Sapatina, dijo a El País que lo que buscan los payasos terapéuticos es “transformar el ámbito del hospital en algo que sea más alegre”, que no genere solamente malos recuerdos, sino que permitan que los pacientes se adapten mejor a los tratamientos para “que no sea tan difícil eso que vivimos al estar encerrados”.

Dulcini contó que Sapatina comenzó en el año 2014 en Montevideo y que actualmente lograron crecer y tener presencia en varios departamentos del país. En cuanto al centro de equinoterapia La Milagrosa, este fue creado en 2015 por Esteban Vieta. Desde entonces y con la labor de un equipo de voluntarios, brinda atención gratuita tanto a personas con discapacidad como a niños de contextos sociales vulnerables y adultos mayores. Ambas organizaciones estaban en contacto desde hace varios años y tenían la idea de trabajar juntas.

“Este año, por suerte, después de unos meses de pedir autorizaciones, desde la dirección técnica del hospital Dr. Francisco Soca nos dieron permiso para hacer esta primera intervención piloto, para probar cómo funcionaba la dinámica”, señaló la psicóloga, que es clown desde sus 18 años.

Los voluntarios de Sapatina son visitantes asiduos de este hospital de Canelones desde hacía dos años, pero en un momento comenzaron a soñar con ir más allá: “Queríamos integrar un pony para ver cómo funciona para los pacientes. Porque es una manera interesante de romper con la rutina hospitalaria. Hay muchos pacientes que tal vez no tienen ganas de relacionarse con un payaso u otra persona, pero con un animal sí. Entonces de esta forma buscamos que más allá de lo que esté viviendo, pueda proyectar esa emoción con el animal, pueda distraerse, logre disfrutar de ese momento, algo que seguro le va a cambiar el ánimo”.

Dulcini contó que la primera intervención, que se realizó el pasado viernes 3 de diciembre, resultó muy gratificante para todos, desde los propios payasos, pasando por el personal médico, hasta para los pacientes y sus familias.

Contó, por ejemplo, que uno de los momentos más emotivos fue cuando visitaron a una adolescente con trastorno del espectro autista (TEA): “Le dimos la posibilidad de acercarse al caballo, lo llevamos a su sala; ella estaba súper emocionada, se la veía muy feliz y hasta le dio de comer una zanahoria que nosotros habíamos llevado. En ese momento, ella salió de ese lugar en el que estaba, se olvidó, estaba contenta dándole de comer a un caballo”.

La visita de estos animales no solamente alegra a los más chicos. Ese día en el hospital estaba también un señor que de joven había trabajado con caballos. “En su silla de ruedas se nos acercó y apenas vio al caballo se puso a llorar. Se emocionó porque no podía creer lo que estaba pasando, para él era un milagro y fue un regalo muy lindo”, recordó la psicóloga en diálogo con El País.

“Estas cosas mágicas son las que queremos que se vean, porque aún en esas situaciones tan difíciles, son posibles. Uno a veces pierde las esperanzas y en realidad todo es posible si nos juntamos, si buscamos el bien para todos y ese es el espíritu que queremos mostrar”, añadió.

El plan piloto de Sapatina y La Milagrosa que suma payasos y caballos como terapia recién comenzó, pero ya tienen planeadas más visitas al hospital en los próximos meses.

“La idea es replicarlo en otros hospitales o sanatorios de otros departamentos del país, pero ahora se está trabajando en el tema de las autorizaciones y en la presentación del proyecto”, concluyó Dulcini.

“En 2018 tuvimos la suerte de salir premiados en Destacados, de la productora Ikusi y de Teledoce. En ese momento el premio daba un reconocimiento de $300.000 y con ese dinero nosotros pudimos cumplir nuestro sueño de descentralizar nuestra acción y poder llegar a todo el país, haciendo cursos de formación, porque es importante destacar que el payaso es una terapia para la que hay que formarse de una manera profesional, para realizarlo de una forma eficiente y que tenga un sentido para uno mismo que lo realiza y también para quien lo recibe”, detalló Dulcini.

De esa forma, con aquel premio, pudieron dar “un salto muy grande” y en 2019 llegamos a pasar de estar en un departamento a estar en siete, de ser cinco payasos a ser más de 70”, señaló la integrante de Sapatina