El covid la dejó sin trabajo, buscó algo para hacer y descubrió una vocación inesperada

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Con el pico de las damajuanas hace campanas para cubrir comestibles y con la base realiza bowls.

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Beatriz García le encontró un nuevo uso a las damajuanas de vino y creó un emprendimiento que la ayudó a paliar el tiempo en que la pandemia le impidió desarrollar su labor como agente de viajes.

Todos los días Beatriz García (49 años) se levantaba e iba a tomar el ómnibus que la llevaba de su chacra en San Jacinto, Canelones, hasta Montevideo.

Un recorrido de 50 kilómetros para llegar a la agencia de viajes Jorge Martínez, donde trabaja hace 27 años.

Terminaba su actividad como agente de viajes y se volvía a su casa.

Beatriz se había acostumbrado a que la vida era eso y le gustaba, porque le apasiona vender pasajes o acompañar a grupos de viajeros.

Damajuanas

Pero el 13 de marzo de 2020 la pandemia de la covid-19 se instaló en Uruguay y las fronteras se cerraron. Se terminaron los viajes y ella, como muchos de sus compañeros, marcharon al seguro de paro.

“Con mi esposo dijimos ‘tenemos que hacer algo’. Él tiene Parkinson y está jubilado, entonces no trabaja”, cuenta.

No solo se trataba de mantener la cabeza ocupada, sino de juntar dinero para pagar el colegio de una hija de 10 años o la estadía en Estados Unidos de su hija mayor, de 19 años, que tiene una beca para estudiar Ingeniería de Alimentos en Texas.

“Está en la selección uruguaya de fútbol y ahora va a jugar un sudamericano en Chile para ver si clasifican al Mundial”, apunta orgullosa.

Damajuanas

Un día una prima le mostró una foto con una especie de campana, hecha con el pico de una damajuana, y con un plato de madera como base.

“Era como para cubrir tortas, quesos… mil cosas”, recuerda quien tenía la costumbre de ir a remates a comprar damajuanas, un pasatiempo que le quedó porque sus abuelos tuvieron una pequeña bodega de vinos.

Su gusto por la decoración hizo que se animara a probar. “Empezamos a cortar damajuanas y por suerte desde entonces no hemos parado; ha sido un éxito”, señala sobre un emprendimiento que comenzó en junio de 2020.

“Mi hija y una amiga me ayudaron a abrir una página en Instagram, porque yo no sabía cómo se usaba. ‘¿Cómo le ponemos?’, nos preguntamos. ‘A mí me gusta la deco, son damajuanas… Deco.Damajuanas’, dije y quedó ese nombre”, recuerda.

Damajuanas

La parte superior de las damajuanas es para las campanas, con la inferior realiza bowls. Eso ha sido lo básico, pero con la experiencia que da el tiempo y un poco de creatividad, los usos y las posibilidades han ido creciendo.

“La gente misma te va dando ideas. Tengo clientes que las compran para cubrir una planta como si fuera un invernáculo. También fui mejorando el tema de los platos, que ahora son todos sellados, con aceites comestibles… Son cosas que vas aprendiendo sobre la ruta”, acota la artesana.

Damajuanas

Todo ha sido aprendizaje desde aquel junio de 2020. “Yo pensaba que solo sabía vender pasajes o acompañar grupos al exterior, sin embargo esta pandemia me dejó la lección de que sé hacer otras cosas. Lo que me encanta es que me gusta lo que estoy haciendo”, confiesa.

En estos meses la actividad de la agencia de viajes se ha ido retomando de a poco. Beatriz trabaja desde su casa y dice que es algo que no puede dejar de hacer porque tiene sus clientes, además de que le apasiona. “Así que un poco hago viajes y otro poco corto damajuanas”, comenta entre risas.

No se queja, está feliz. “No todo el mundo tiene la posibilidad de emprender, porque no tiene manualidad, creatividad o no tiene ganas. Yo podría haberme quedado en mi casa mirando Netflix, pero no quise eso para mí. Hay que ser creativo y optimista porque por algo se dan las cosas”, reflexiona y agrega con orgullo: “Estoy fascinada con mi producto”.

Damajuanas

Fotógrafa y especialista en marketing

La forma de envasar el vino ha ido cambiando con el tiempo; las damajuanas casi se han dejado de lado. Eso ha obligado a Beatriz a irse abasteciendo de ellas cada vez que las encuentra.

Su esposo Daniel la ayuda con la instalación eléctrica de un tipo de luminarias que diseña para colgar en barbacoas. “Además me ha creado diferentes máquinas rústicas para trabajar”, agrega. En tanto ella ha tenido que aprender a sacar fotos y a hacer marketing para llevar adelante su pequeña empresa. “Te vas ampliando en diferentes zonas que nunca habías transitado”, señala.

Llegó incluso a hacer las entregas a domicilio, hasta que se dio cuenta de que perdía mucho tiempo, así que ahora dispone de un flete de San Jacinto que viaja todos los días a Montevideo.

A eso hay que sumar que cuando sus productos empezaron a darse a conocer en el interior del país, muchos lugares se mostraron interesados en revenderlos. “Mando por el Correo Uruguayo a diferentes puntos del Uruguay. Por todas las ciudades y pueblos del interior andan dando vueltas mis damajuanas”, acota entre risas.

Beatriz pasó de quedar sin trabajo a quedarse sin días libres, “por eso ya le dije a Jorge Martínez que cuando vuelva necesito vacaciones”, bromea.

Damajuanas

Le encanta el contacto cara a cara de las expo

Deco.Damajuanas se viene presentando en exposiciones y ferias en distintos puntos del país.

“Está buenísimo ver la reacción de la gente, que te felicita aunque no te compre. No importa, les causa impacto ver algo diferente. No hay quien no pase y halague el producto; eso es un gran incentivo para uno”, destaca Beatriz, quien ama estar en contacto con la gente porque es lo que hacía en su trabajo en la agencia de viajes.

También se presenta en bodegas, donde se está usando mucho organizar recorridos y almuerzos al aire libre. “A veces voy con mi producto y expongo ahí”, dice. Su esposo es quien más la ayuda.

Damajuanas

Su hija está en la selección uruguaya de fútbol

Beatriz es la madre de Martina Terra, futbolista del Club Nacional de Football que integra la selección nacional que jugará el Sudamericano de Chile .

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