SALUD
Hoy en nuestro país solo se realiza el pre y post operatorio; el trasplante propiamente dicho se hace en Argentina. Para concretarlo a nivel local es necesario contar con un centro de referencia.
Dar el salto. Esa es la consigna que manejan los responsables del trasplante pulmonaren Uruguay desde hace un tiempo. ¿A qué se refieren? En nuestro país el programa funciona desde marzo de 2003, pero dentro de fronteras lo que se hace es el pre y post operatorio; el trasplante propiamente dicho se realiza en Argentina, en la Fundación Favaloro, por un convenio entre ambos países.
“Lo que estamos planteando desde hace varios años y sobre todo desde los últimos años en que se habían empezado a hacer más trasplantes, es poder hacer los aspectos quirúrgicos en Uruguay”, señaló a El País el doctor Pablo Curbelo, director de la Clínica Neumológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar).
Eso quiere decir, en una primera etapa, poder llevar adelante la ablación (extirpación) de los órganos del donante –hoy lo hace el equipo argentino- y en un futuro más o menos mediato avanzar con el implante, todo lo cual estaría a cargo de cirujanos uruguayos.
La idea de dar el salto ya estaba manejándose previo a la pandemia, pero la llegada del covid-19 puso un freno al tema y hoy nos encontramos unos tres o cuatro años atrás de lo deseado.
“Hasta ahora se realizaron en el país 48 trasplantes pulmonares con una curva anual que en los últimos tres años prepandemia había mejorado y estábamos haciendo seis trasplantes por año. Con la pandemia se bajó a dos y ahora estamos en cuatro por año; lentamente vamos tratando de llegar a las cifras previas”, indicó Curbelo.
Parecen pocos pero en realidad no lo son. Los principales centros de trasplantes del mundo reportan menos de diez por año y Uruguay, con seis, era el país de Latinoamérica que por millón de habitantes tenía más trasplantes lejos.
En contrapartida, nuestro país tiene muchos pacientes en lista de espera, muchos de ellos jóvenes y sin posibilidad de atender sus necesidades. “Treinta por ciento de nuestros pacientes fallecen en lista de espera; eso es muy alto, más alto que la media mundial que está entre un 10% y un 15%”, se lamentó el especialista.
Uruguay con sobrevida similar a otros países
En Uruguay la sobrevida media condicional del trasplante pulmonar es de 7,6 años, muy similar a la mundial que es de 8. También la calidad de vida de los trasplantados es buena ya que el 95% se reintegró al trabajo o al sistema educativo.
Los problemas pasan por una lista de espera cada vez más amplia y con una alta tasa de mortalidad (30%). “Muchos pacientes nos llegan tarde, muy desacondicionados o muy mal desde el punto de vista de la insuficiencia respiratoria y terminan en situación de emergencia o urgencia, es decir, con requerimientos muy altos de oxígeno o ventilación invasiva”, describió el doctor Pablo Curbelo.
En cuanto a las complicaciones, en el programa uruguayo hubo que retrasplantar en dos ocasiones, una de ellas una chica a la que a los 5 años de operada hubo que hacerle un segundo trasplante. Hoy disfruta de una vida normal.
Convenio con la Fundación Favaloro
El programa de trasplante pulmonar entre Uruguay y Argentina es el único binacional en el mundo que reporta resultados. Existe desde 2003.
Las claves.
Desarrollar el trasplante pulmonar ha demostrado que mejora la calidad de vida de múltiples patologías, varias de ellas enfermedades muy severas. Como beneficios secundarios se mejoran la asistencia y el sistema sanitario, aparecen las tecnologías y la investigación, y se mejora la procuración de órganos, aspecto fundamental en el trasplante de órganos donde la escasez es siempre un problema.
En Uruguay, el programa de trasplante tiene casi la misma sobrevida que los estándares internacionales y se consigue la misma calidad de vida en los pacientes (ver recuadro).
¿Qué está faltando entonces para realizarlo enteramente acá? “Lo primero es un apoyo político institucional”, señaló Curbelo e insistió especialmente en la importancia que tiene concentrar todo en un centro de referencia.
En Uruguay existe el ejemplo del trasplante de hígado, que antes también se hacía en Argentina pero desde hace unos años se ha encarado como política nacional y se realiza en el Hospital Militar.
En lo que refiere al trasplante pulmonar, actualmente el pre y post trasplante se hacen en parte en la Cátedra de Neumología de la Udelar y en el Hospital Maciel, y en parte fragmentado en prestadores de salud del interior y de Montevideo, con las desventajas sabidas de los centros del interior.
“Somos un grupo muy chiquito de neumólogos que estamos peleando para poder trabajar mucho más en equipo y con más bajo protocolo y en que se pueda crecer en otras áreas, como eventualmente el trasplante”, indicó el especialista destacando el hecho de que el trasplante es un procedimiento multidisciplinario que se nutre de muchas especialidades (cirujanos, neumólogos, anestesistas, infectólogos, etc.).
Si bien ya hay recursos humanos uruguayos que se han preparado en el exterior, nunca fueron incluidos institucionalmente en el programa. También hay que decir que faltan especialistas para los cada vez más numerosos pacientes pediátricos, que hay dificultad para retener los recursos humanos y que la ausencia de un soporte administrativo debilita la labor asistencial.
Toda la parte de asignación de órganos la maneja el Instituto Nacional de Donación y Trasplantede Células, Tejidos y Órganos (INDT), mientras que la financiación corre por cuenta del Fondo Nacional de Recursos (FNR).
“Hay algunas cosas que el Fondo no financia y el prestador de salud a veces no quiere afrontarlas porque no está en la prestación básica. O sea que tenemos muchos problemas en los que el paciente queda en el medio y la idea es darle la máxima seguridad para optimizar los resultados”, remarcó el neumólogo.
A la hora de poner todos los elementos en la balanza se rescata que Uruguay tiene más fortalezas que debilidades para ir hacia el trasplante, algo que reconocen incluso los profesionales del exterior. “Nos dicen: ‘ustedes con seis trasplantes por año pueden empezar perfectamente, tienen que animarse”, contó Curbelo.
Por lo pronto este reducido grupo de profesionales locales ya se ha reunido con el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, y con la Dirección de Salud de la cartera. Ha conseguido el apoyo del INDT, de los médicos de la Fundación Favaloro y del FNR.
“Hemos llegado a una meseta en la que el programa no puede crecer y no puede dar soluciones globales. Sabemos que no avanzar en medicina y estancarse es ir para atrás. Nosotros queremos optimizar recursos humanos, recursos sanitarios y recursos económicos”, sentenció Curbelo.
El más complejo y con más riesgo de rechazo
¿Cuáles son los pasos de un trasplante pulmonar? El doctor Pablo Curbelo explicó que hay una lista de espera y de acuerdo a distintas condiciones y prioridades se selecciona qué paciente va a ir con cada órgano.
“Nosotros lo que hacemos es coordinar todo un operativo que ya de por sí es bastante complejo. Implica traslados del equipo argentino y del receptor y su familia; toda una coordinación y una logística que debe hacerse un poco contrarreloj una vez que se sacan los pulmones del donante”, detalló sobre la labor del equipo de neumólogos uruguayos.
El trasplante propiamente dicho se realiza en la vecina orilla, en la Fundación Favaloro. “En general el post operatorio inmediato se hace en Argentina. Luego el paciente viene a Uruguay y ahí le hacemos el seguimiento con todos los controles, que es de por vida”, apuntó.
Cubelo destacó que el trasplante pulmonar “es probablemente el más complejo de todos los trasplantes de órganos sólidos, sobre todo el post trasplante en cuanto a la posibilidad de complicaciones”. Por ejemplo, al quedar expuesto al medio ambiente una vez que se trasplanta, el pulmón está sometido a infecciones en forma permanente. “Esto hace que el abordaje ante cualquier sospecha de infección respiratoria deba ser más intenso y más invasivo y requiera de estudios muy intensos”, comentó el neumólogo.
Además, es el trasplante con más riesgo de rechazo. “El rechazo crónico sigue siendo una espada de Damocles, siempre aparece en el tiempo. Sabemos que el 80% de los pacientes, a los diez años de trasplantado va a tener mayor o menor rechazo crónico. Eso condiciona que la sobrevida a muy largo plazo no sea la que todos esperamos”, señaló Curbelo destacando que Uruguay cuenta con un programa pionero en criobiopsias para diagnóstico de rechazo.
Práctica compleja que exige dar seguridad al paciente
El trasplante de pulmón se hace hasta los 60 años de edad. “En Uruguay hemos tenido de todas las edades y tipos, aunque es cierto que es más frecuente en pacientes con fibrosis quística, fibrosis pulmonar o hipertensión pulmonar”, señaló el doctor Pablo Curbelo.
Contó que hay varios casos de niños que tienen trasplante de médula ósea, hacen una complicación y desarrollan una insuficiencia respiratoria. “Entonces les tuvimos que trasplantar los pulmones después de que le hicieron el trasplante de médula ósea”, explicó.
El profesional destacó que el trasplante pulmonar es todo un desafío pero “es lindo cuando uno ve los resultados porque es un procedimiento bastante complejo también. Son pacientes muy delicados, que tienen muchas complejidades y hacen complicaciones. Por eso darle la máxima seguridad posible al paciente y al equipo médico es fundamental”, subrayó sobre un programa que cumple 20 años en 2023.