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Tapices, telares por todos lados… con eso se topó allá por 2017 Ana Laura Grajales (29 años) utilizando la plataforma Pinterest. Las creaciones despertaron su interés y quiso comprarse un tapiz. Empezó a buscar y se dio cuenta de que en Uruguay no había, al menos el estilo que a ella le gustaba.

“Entonces dije ‘voy a hacer el mío’. Si no consigo, lo hago yo. Así fue como empecé con mi emprendimiento, Trama Design”, cuenta quien, aprovechando su formación como diseñadora industrial, comenzó a experimentar con los videos que encontraba en Internet.

“Fue por vía autodidacta. Me hice mi propio bastidor, empecé y no paré más”, recuerda.

Con el tiempo sumó cursos de arte textil que realizó online con artistas como la estadounidense Lindsay Campbell. Por ese entonces trabajaba como diseñadora gráfica, pero dejó un tiempo, lo que le permitió dedicarse unos meses cien por ciento a su emprendimiento.

Luego volvió al trabajo fijo de diseñadora que actualmente está en proceso de abandonar para, esta vez sí, dedicarse por entero a Trama y cumplir todos sus planes.

“Trama es el mundo donde experimento, juego y creo a través de la fusión del arte textil y el diseño de producto”, destaca.

Para ello recurre “a la lana como medio y al telar como herramienta, de forma lenta y sostenible”, apunta.

Añade que hace “mucho énfasis en trabajar lanas naturales, tintes naturales. Principalmente me manejo con lana merino. Trabajo también en madera. Es muy importante para mí que el material sea sustentable”, dice sobre sus materias primas.

Lo primero que hizo fueron tapices. “Desde el principio tuvieron mucha salida para todo lo que era infantil. Desde hace un tiempo estoy tratando de mostrar otro estilo y con ese enfoque lo que más sale es el diseño personalizado, para tiendas, casas, oficinas”, acota.

Lo segundo en aparecer fueron las luminarias, que a lo largo de estos cinco años han ido mutando bastante.

“En Pinterest había visto mucha luminaria tejida, en fibra natural pero más en un material parecido al mimbre. Entonces pensé en cómo podía fusionar eso en base a lo que hacía yo”, cuenta.

Fue así que mandó hacer una estructura metálica y comenzó a probar tejiendo directamente sobre ella. “Dejé el bastidor y pasé directo al producto. Se fue dando todo en forma muy natural”, señala.

El resultado fue todo un éxito que ella atribuye a la calidez que transmite el producto, además de la originalidad.

Más recientemente incorporó los almohadones, aunque admite que el tiempo ya no le da para abarcar tanto.

“Hago todo yo”, comenta. Eso significa que teje todo el producto, pero además se ocupa de comercializarlo, mantener su sitio web y administrar su Instagram.

“La idea es empezar a ampliar el equipo para poder expandirme un poco más”, anuncia quien hace un mes se mudó a El Pinar y con ella su taller.

“Hice un cambio de estilo de vida y me estoy acomodando”, apunta Ana Laura.

Su sueño es dar a conocer a Trama en el exterior. Ya ha tenido alguna presencia en los Estados Unidos, gracias al contacto que estableció con una comunicadora que, si bien es venezolana, tiene mucha llegada en el país del norte. “Me encargó un tapiz para el cuarto de su bebé y eso me dio una salida interesante”, cuenta. También ha puesto pie en Latinoamérica, caso de la Argentina.

Desde este año tiene toda la intención de hacerlo con mayor fuerza y ya en 2023 contar con los canales y la disponibilidad para que la cosa se afiance.

“Mi búsqueda pasa por crear piezas que ayuden a conectar con nuestro ser más profundo, que nos inviten a pausar en este mundo tan revuelto en el que vivimos, que nos desconecten y a su vez nos conecten con lo que realmente nos importa”, concluye sobre este camino que emprendió gracias a un tapiz que nunca encontró.