SOLIDARIDAD
Creado por laicos y religiosos vinculados al ex Seminario, este hogar realiza una Campaña del Abrigo, organiza siete ollas populares por semana y despliega mucha ayuda en el barrio Los Bulevares.
"Un fuerte abrazo a los chicos del Seminario por darnos de comer. Gracias”. Esta inscripción se puede leer sobre la calle Barrios Amorín, a la vuelta del Colegio del Sagrado Corazón (ex Seminario), del que muchos alumnos y exalumnos trabajan como voluntarios en el Hogar de Cristo Asociación Padre Alberto Hurtado.
Desde hace 20 años la olla popular del Seminario, a la que años después se le sumó la del Colegio San Ignacio, alimenta a los más necesitados de los barrios Cordón, Centro, Ciudad Vieja y Villa Dolores. Hoy son más de 650 personas las beneficiadas, lo que representa 1.450 viandas semanales.
Todo funciona bajo la órbita del Hogar de Cristo, fundado en 2003 por un grupo de laicos y religiosos, hogar que por estos días se encuentra en plena Campaña del Abrigo. “La hacemos una vez por año, antes de empezar el invierno, para intentar entregarle a aquellas personas en condición de calle por lo menos una o dos mudas más de abrigo para que puedan pasar los meses de frío. Este es el quinto año que se hace”, contó a El País Lía Merialdo, presidenta del Hogar de Cristo.
La idea es ayudar a gente que, si bien tiene un lugar en un refugio donde pernoctar, no cuenta con un espacio donde dejar su ropa por lo que necesita algún abrigo que se pueda transportar.
“Te dicen ‘a mí dame dos prendas y lo más oscuras posibles’. De repente tienen tres o cuatro pares de medias porque se les mojan y un par de gorros y es lo que necesitan durante el día, que están a la intemperie”, explicó Lía.
Lo interesante de esta ayuda es que se les entrega la prenda con un costo; es decir, se les pide algo a cambio de manera que ellos la puedan valorar y también se sientan valorados.
“Ponemos un precio, que es lo que puedan dar, dos pesos mínimo. Y sino firman un comprobante de que en el tiempo la van a ir pagando. Necesitamos que ellos se den cuenta de que las cosas tienen un valor. Es hermoso ver cómo firman la planilla y todas las semanas vuelven con el objetivo de dos pesitos más. También hay otros que te dan $ 50 y te dicen ‘quedátelos porque yo seguro los voy a gastar en algo que no está bien’”, comentó Lía.
Las prendas se pueden acercar a la Parroquia Sagrado Corazón (Soriano 1456), de lunes a viernes de 17:00 a 18:30, o al Colegio San Ignacio (Alejo Rosell y Rius 1641), de lunes a viernes de 8:00 a 16:00. También hay un equipo de rescatistas que las van a buscar a domicilio en caso de no poder alcanzarlas (llamar al 099 118916).
“Un equipo de gente de Ropería se encarga de la clasificación y de poner en condiciones la ropa que se recibe. Lo que hay que desechar lo reciclamos, o sea que se transforma en trapos, relleno de almohadones o estopa para los talleres”, señaló Lía sobre el trabajo que realizan, entre otros, los alumnos del Seminario. “Está bueno para valorizar lo que uno tiene”, apuntó.
La entrega grande se llevará a cabo el sábado 4 de junio en la Parroquia Sagrado Corazón, que presta su espacio para la clasificación y para el procedimiento de reparto.
"A los destinatarios se les hace una entrevista en la que llenan un pequeño cuestionario para saber quiénes son, dónde viven, cómo supieron de la campaña y qué necesitan. Cada voluntario les sugiere qué llevarse y les da un tiempo de escucha. Así vamos generando esa sinergia que se viene dando históricamente y le da valor a esta campaña”, destacó Lía e insistió en la importancia de donar ya que se van a necesitar unas 380 mudas prontas.
Padre Alberto Hurtado
El hogar se inspira en la labor de este sacerdote chileno nutrido por la espiritualidad de San Ignacio de Loyola (jesuita). Entre sus obras está el Hogar de Cristo.
Siete ollas populares.
La gente que va a buscar su abrigo es, en general, la misma que va a comer a las siete ollas que semanalmente organiza el Hogar de Cristo, tres en San Ignacio y cuatro en el Seminario.
“Todas salen al mismo tiempo, excepto una que funciona sola en el Seminario. Los martes y jueves se cocina a las 17 horas y se sale a las 19 horas a repartir, ya que por la pandemia nos transformamos en móviles. Y los sábados es a partir de las 9 de la mañana, con la ventaja de que ese día hay más voluntarios y le podemos dar el desayuno y un rato más de escucha. La otra olla sale los sábados a las 17 horas”, detalló Lía.
Las ollas históricamente funcionaron con donaciones de la gente. Con la pandemia se agregó la colaboración que proporciona el gobierno a través de Uruguay Adelante. “Con eso hemos ido enfrentando este momento de crisis porque la gente no donó tanto como antes y, si bien hubo muchas donaciones de empresas, ahora somos cuatro veces más grandes”, señaló Lía sobre la ayuda extra con la que contarán hasta septiembre.
“Después vamos a tener que salir en forma agresiva a pedir a las empresas porque se nos va a complicar”, acotó.
Señaló que se está dando mucho que a partir de mediados de mes la gente prefiere guardar el poco dinero que tiene para pagar una pensión o un alquiler y soluciona la alimentación concurriendo a las ollas. “Comparto que eso ocurra, porque sino sería más gente en la calle”, comentó.
El Hogar de Cristo funciona con donaciones en efectivo, periódicas (cuentas en Itaú y BROU que se pueden consultar en hogardecristo.org.uy) y puntuales, y donaciones de alimentos y de ropa.
Además cada año realizan la Cena del Pan y el Vino. “El 20 de agosto es la novena edición. Es la única forma que tenemos de recaudar fondos. Antes era presencial, ahora son tablas de picadas que enviamos a domicilio. Lo que se recauda es para pagar los servicios rentados, como los de los profesionales que trabajan en el Hogar Santa María (ver recuadro) o pagar el agua y la luz”, explicó Lía.
Para que todo esto pueda seguir adelante es fundamental la labor de los voluntarios, que en este momento rondan los 350 y se mueven entre los servicios. Cualquier interesado puede serlo, previa entrevista para informarlo y ver en qué le puede interesar trabajar más.
“Es un equipo, un trabajo de muchos; no lo podemos hacer entre pocos. Es una tarea de dar y recibir”, destacó Lía recordando especialmente ese graffiti con el que se topa en la calle Barrios Amorín cada semana, cuando todo vuelve a comenzar.
Apoyo para ancianos, niños y un parador
“La condición de calle no la podemos tomar como una cosa pasajera y transformarnos en asistencialistas, tenemos que darle continuidad al crecimiento de quienes ayudamos”, señaló Lía Merialdo al hacer referencia a los servicios que brinda el Hogar de Cristo.
Entre ellos está el Hogar Santa María, para mayores de 65 años en condición de calle. Allí trabaja un médico, un psicólogo, cuatro cuidadoras y una fisioterapeuta. Actualmente tienen alojados ocho ancianos y la capacidad es para 14. “Vamos a intentar seguir incorporando gente, no lo estábamos haciendo por la pandemia”, dijo.
En cuanto a los niños y adolescentes, en el barrio Los Bulevares trabajan en un CAIF y en un Centro Juvenil, dentro del proyecto INAU.
Además, el hogar se plegó al proyecto de paradores nocturnos del Ministerio de Desarrollo Social y durante el invierno funciona uno en la Parroquia San Ignacio. “El año pasado 10 comensales que van a la olla ingresaron al parador y de ahí fueron a un refugio, una pensión u otro lugar. Intentamos que no volvieran a la calle; creo que cuatro volvieron, pero seis lograron insertarse correctamente. No los dejamos solos”, destacó.
Presencia activa en Delta y Los Bulevares
El Hogar de Cristo tiene un proyecto integral para que funcione como paraguas de la labor que viene desplegando desde hace tres años con los niños en el barrio Los Bulevares. “Queremos fidelizar el trabajo del barrio y acompañar a esas familias que se están sintiendo en una vulnerabilidad de seguridad no solo física sino también en la cotidianidad: gente sin trabajo, niños que no van a la escuela, situaciones de familia compleja. Queremos trabajar misionando, con presencia, generando sinergia con los más jóvenes”, contó Merialdo.
Otro servicio relativamente nuevo es en Delta, en la zona de Santa Lucía. “Hay un espacio que estaban gestionando las mujeres locales y nos invitaron a acompañarlas. Estamos haciendo un trabajo con los niños. Delta tiene toda la característica de una ciudad dormitorio y hay muchos niños y familias monoparentales, muchas mujeres solas”, apuntó.
Campaña del Abrigo
Se reciben camperas, joggins, buzos, gorros, medias, championes y mochilas en la Parroquia Sagrado Corazón (Soriano 1456), de lunes a viernes de 17:00 a 18:30, y en el Colegio San Ignacio (Rosell y Rius 1641), de lunes a viernes de 8:00 a 16:00. Si la persona no las puede alcanzar, hay rescatistas que van a buscarlas a domicilio; hay que llamar al 099118916. La entrega se hará el sábado 4 de junio.
Ollas populares
Realizan siete ollas semanales para el Cordón, Centro, Ciudad Vieja y Villa Dolores. Se alimenta a más de 650 personas en situación de calle, lo que representa unas 1.450 viandas por semana. En ellas utilizan por mes: 650 kilos de arroz y fideos, 300 litros de salsa de tomate, 120 kilos de carne, 150 kilos de lentejas, frutas, verduras y leche.