HISTORIAS

"Cuando supe que existía una carrera abocada únicamente al diseño de cohetes y aviones me hizo un clic en la cabeza. Dije: ‘Quiero hacer esto’”. Así recuerda Ornella Barbitta el momento en que se despertó su vocación. Era algo que se fue gestando desde que era niña e iba con su padre al Planetario Municipal. “Es una afición que compartimos los dos”, cuenta a El País desde Cupertino, California (Estados Unidos).

Allí está desde hace un par de semanas adaptándose a la vida universitaria que eligió vivir luego de ser aceptada por distintas universidades estadounidenses para estudiar la carrera de Ingeniería Aeroespacial.

“Me aceptaron de varias universidades y me dieron becas bastante grandes, algo muy bueno considerando que no hay muchas universidades que den becas a estudiantes internacionales”, dice quien finalmente optó por la que más se adaptaba a la realidad económica de su familia: De Anza College.

“Fue la opción más viable de todas porque es una universidad especial de dos años. Estudiás los dos primeros años acá y luego te transferís a otra más grande para terminar la carrera. Es evidentemente más barata que las universidades normales, por eso la elegí”, explica.

Los gastos que enfrenta actualmente comprenden US$ 1.000 mensuales de cuota universitaria, más otros US$ 1.000 de alojamiento y dinero para gastos. Para el transporte está tramitando una tarjeta de boletos.

En lo que respecta al alojamiento, Ornella está viviendo con una familia de Cupertino.

Ornella egresó del Liceo Militar con las mejores calificaciones. Habla inglés y portugués y tiene el examen internacional de chino aprobado.

“Desde quinto y sexto de liceo estoy participando en las Olimpíadas de Matemáticas y Química. Se puede desde tercer año, pero no me sentía suficientemente preparada para participar hasta que estuve en quinto”, cuenta. Llegó a las finales varias veces e incluso obtuvo menciones de honor.

También participó de torneos deportivos, tanto de badminton como de voleibol, en los que ganó varias medallas.

“Las cosas extra curriculares se toman muy en cuenta para admitirte en una universidad en Estados Unidos”, señala.

En tal sentido dice que para poder ingresar a la universidad tuvo que dar un examen probando que podía cursar una carrera en idioma inglés, además de rendir un examen de cultura general que abarcaba comprensión lectora y matemáticas.

A todo eso se sumó la redacción de los conocidos “ensayos”. Hay uno básico en el que los aspirantes a ingresar a la universidad deben escribir de sí mismos, pero después están los específicos de cada institución.

“Te piden, por ejemplo, que escribas por qué elegiste esta universidad o por qué elegiste tal carrera. Son cosas bastante introspectivas que ayudan a la universidad a conocerte mejor y saber si tenemos tanto interés en esa institución o solo queremos venir a estudiar”, explica.

Confiesa que todo ese proceso le resultó bastante estresante, entre otras cosas porque la pandemia de la COVID-19 atrasó las fechas de exámenes y terminó rindiéndolos muy cerca del plazo límite.

“Todos esos meses se me pasaron volando por todo el estrés que tenía encima. Cuando terminé sentí todo un alivio en mi cuerpo. Después vino el momento en que fui recibiendo las cartas de aceptación”, comenta.

De Anza College está cerca de una central de la NASA. Ornella todavía no ha tenido tiempo de ir a conocerla, recién se está administrando entre las clases online y las presenciales que demanda su carrera. Eligió tener clases de mañana. Algunos días las toma en su casa, otras le demandan concurrir al campus.

“Hay profesores que te piden que mires la clase antes y el horario de clase se usa solo para hacer preguntas. Siempre tenés que estar haciendo algo referente a la materia, sobre todo en materias de programación y matemática que son muy importantes en mi carrera”, cuenta.

Su objetivo es trabajar en la NASA en el diseño y construcción de naves espaciales. “Por ahora mi meta más cercana es poder presenciar el despegue del primer cohete diseñado por mí”, confiesa Ornella.