ANÁLISIS
Si bien se conocían los efectos de ciertos fenómenos producidos por el cambio climático, solo recientemente se ha empezado a entender la relación entre ellos.
Durante 2020, la temperatura del Ártico llegó a su segundo valor más alto, mientras que sus hielos tuvieron el segundo volumen más bajo registrado. Al mismo tiempo en Texas, en el sur de Estados Unidos, más de 200 personas fallecieron de hipotermia en un estado donde rara vez hace frío. Aunque sucedieron con unos cinco mil kilómetros de separación, ambos eventos tuvieron una relación directa.
El Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de Naciones Unidas (UNU-EHS), con sede en Alemania, publicó ayer su informe "Riesgos de desastres interconectados 2020/21". Los científicos analizaron diez desastres en distintas partes del mundo y concluyeron que existe una interrelación entre ellos, y una mucho más compleja de lo que se pensaba.
Al aumentar la temperatura del Ártico la masa de aire frío que gira sobre el Polo Norte se desestabiliza, lo que provoca que ese aire frío se mueva al sur, hacia Norteamérica. Este habría llegado a Texas produciendo temperaturas bajo cero y el congelamiento de la red eléctrica, lo que dejó a cuatro millones de personas sin luz ni calefacción.
Si bien se conocían los efectos de ciertos fenómenos producidos por el cambio climático, solo recientemente se ha empezado a entender la relación entre ellos. "Antes solo hubiéramos estudiado el efecto del derretimiento del Ártico en el alza del nivel del mar, pero ahora sabemos que también puede afectar el clima en otras zonas del planeta", dice Marco Billi, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, y del Núcleo de Estudios Sistémicos Transdisciplinarios (NEST).
Estudiar de forma más amplia los eventos es importante, porque se sale de los patrones acostumbrados y permite ver consecuencias desconocidas, agrega el investigador.
Enjambres sin control.
Las plagas de langostas son un problema bastante frecuente, pero controlable, casi siempre. Entre 2019 y 2021, los cultivos de más de 20 países fueron arrasados por estos insectos. Todo comenzó con una serie de ciclones, consecuencia del cambio climático, que crearon condiciones favorables para las langostas en la península arábiga.
Luego, los conflictos políticos de varios países, sumados a la pandemia, impidieron contener el brote y más ciclones llevaron a los enjambres hasta África y el sudeste asiático. Se estima que 42 millones de personas están sufriendo inseguridad alimentaria por ello.
La región fronteriza entre la India y Bangladesh suele ser azotada por ciclones, pero cuando llegó Amphan, en mayo de 2020, el COVID-19 ya estaba dejando estragos en la zona. Muchos no pudieron usar los refugios construidos para estos desastres climáticos por las restricciones sanitarias. Como consecuencia, más de 100 personas mulleron y 4,9 millones fueron desplazadas.
Según el estudio, serían tres las causas fundamentales de la mayoría de los desastres estudiados: las emisiones de gases de efecto invernadero; la gestión insuficiente del riesgo de desastres, y el subestimar los costos y beneficios medioambientales en la toma de decisiones.
"Las catástrofes que tienen lugar en el mundo están mucho más interrelacionadas entre sí de lo que podemos imaginar y también tienen una relación con nuestro comportamiento individual°, dice Jack O'Connor, uno de los autores principales del estudio.
Desde 2020, más de 2 millones de hectáreas de selva amazónica han sido deforestadas para, entre otros, suplir parte de la alta demanda de carne a nivel mundial. Así se "limpian" tierras para criar ganado pero también para cultivar la soya que alimentará las aves de corral.
Si bien es necesario recortar las emisiones de gases de efecto invernadero para detener el alza de la temperatura del planeta, también se debe cambiar el sistema de consumo y la forma de vida, dice Marco Billi. "Si se sigue por el mismo camino, solo tendremos mejoras incrementales. Esta mirada más global permite tener soluciones más amplias y verdaderos cambios transformacionales", asegura.
La buena noticia, asegura Jack O'Connor, es que "si los problemas están relacionados, también lo están las soluciones".