GASTRONOMÌA
En Uruguay se pueden encontrar preparaciones dulces tradicionales de otros países: pasteles de nata, trdlník, stroopwafles, gulab jamun, entre otros.
Una de las cosas favoritas de los amantes de los viajes es probar sabores en cada destino: con sus ingredientes, tradiciones y técnicas, cada rincón del mundo tiene a sus platoscomo una bandera más.
Mientras la pandemia siga invitando a no salir de casa, es bueno conocer las posibilidades que hay dentro de nuestras fronteras, para viajar con cada bocado sin que sea necesario subir a un avión.
¿Qué tal unos pastelitos de nata como esos que tanto buscan los turistas en Portugal? ¿Y cómo se ven comiendo un trdlník como si estuvieran caminando por las calles de Praga? Estas son solamente dos opciones de varias que se pueden disfrutar hoy en Uruguay, de la mano de personas que saben de lo que hablan: o porque son nacidos en esas tierras en las que se crearon esas preparaciones o porque gracias a sus almas de viajeros trajeron a Uruguay los sabores que los enamoraron.
Trdlník y medovník: díficiles de pronunciar, fácil de amar.
Los platos dulces checos son así: difíciles de pronunciar, pero demasiado fáciles de adorar. Y en Uruguay tenemos la suerte de contar con varias opciones que se pueden probar sin moverse del centro de Montevideo, de la mano de Tomas y Ladislav, dueños de la cafetería Che.co.ffee.
La torta medovník es la estrella de este lugar: está hecha a base de nueces y miel. “Lleva un tiempo prepararla, porque primero se hornean las capas, cada una por separado, lleva nueve capas en total. Entre ellas se pone una crema hecha a base de leche condensada y las nueces”, explicó Ladislav.
Luego de armada, la torta tiene que reposar por lo menos 24 horas para que las capas absorban la humedad de la crema. El precio de la porción es $ 240.
En cuanto al trdelník, contaron que “en República Checa suele ser la tradición de la comida callejera. La historia habla de que el primero se hizo en Transilvania y luego se llevó la receta a varios lugares en Europa. El nuestro quedó en la frontera entre la República Checa y Eslovaquia, un pueblo que se llama Skalice”.
Detallaron que la masa del trdelník es a base de levadura, se enrolla en un palote de madera y se cocina directamente al fuego mientras que gira sobre sí mismo. Para eso tenemos una máquina, un horno especial. El resultado es un rollo dulce, con canela y nueces. Por afuera crocante, por adentro blandito”, señala el checo. El precio de un trdelník tradicional es $ 100, aunque también tienen uno con nutella casera y almendras a $ 160 y otro con helado de crema o crema pastelera a $ 220.
Che.co.ffee está en Zabala 1341, Ciudad Vieja. Abren de martes a viernes de 8:30 a 18:30 y sábados de 10 a 18:30 horas. Están en Instagram.
Portugal y esos pastelitos de nata.
Detrás de Santoral, un restaurante y posada de Atlántida, está Laura Charlone, una uruguaya que vivió varios años en el exterior y que tiene estrecho contacto con Portugal, país al que viaja desde niña ya que allí tiene familiares.
En Santoral ofrecen los tradicionales pastelitos de nata: “Se llaman pasteles de Belén en Belén y en Lisboa, pero en el resto de Portugal les dicen pasteles de nata. Es un pastel de masa hojaldrada casera, relleno de una especie de crema pastelera, que se sirve caliente y espolvoreado con azúcar impalpable y canela”. El precio es de $ 70 la unidad.
También sirven “las típicas torrejas, que si bien no son exclusivamente portuguesas, se comen mucho allí”, contó. Vienen con una salsa de vino tinto y el precio es de $ 120.
Santoral está en la Rambla Mansa esquina República Argentina, Atlántida, Canelones. Abren los jueves de 17 a 23, viernes y sábado de 12.30 a 23.30 y domingo de 12.30 a 19.30 horas. Están en Instagram.
India: coconut laddos y gulab jamun.
Se llama Navdeep Solanki y es de India, pero vive en Montevideo desde el año 2011. Es el chef y propietario de The Taste of India, un local ubicado en Pocitos que inauguró en 2015. Lo picante y tradicional de sus tierras no falta entre las preparaciones saladas, pero también hay opciones para quienes buscan postre.
Se puede probar, por ejemplo, los coconut laddos, que son unas trufas tradicionales de India, hechas con coco rallado, leche condensada y cardamomo. Las dos unidades salen $ 100.
También tienen gulab jamun, un postre hecho a base de leche en polvo y harina de trigo, frito en forma de pequeñas bolitas, servido en un almíbar saborizado con cardamomo. Las dos unidades salen $ 100.
The Taste of India está en Martí 3397 y abren de martes a viernes de 12 a 15 horas y de martes a domingo de 19 a 00 horas. Están en Instagram.
Stroopwafles como en Holanda; semla como en Suecia.
Jo y Frida de Villa Elma Café tienen siempre al menos dos cosas que sean de pastelería extranjera “porque amamos viajar, comer por ahí y después replicar”, contaron.
Una de las propuestas son los stroopwafles: obleas especiadas rellenas de caramelo, típicas de Holanda. Ellas mismas hacen las obleas y el relleno, por lo que en este caso son 100% artesanales. Las venden en bolsitas de 10 unidades y cuestan $ 175.
También ofrecen semla, que es una pieza de bollería nórdica, tradicional de Suecia. Es una masa tipo brioche aromatizada con cardamomo, rellena de pasta de almendras, crema batida y espolvoreada con azúcar impalpable. Cada pieza sale $ 150.
Villa Elma está en José María Montero 2806, Punta Carretas, y abren de lunes a viernes de 10 a 19 horas y los sábados de 12 a 20. Están en Instagram.
Bricelets, tradicionales de Suiza.
Adaptando las preparaciones a los ingredientes locales e intentando seguir las técnicas tradicionales, cocineros uruguayos, inmigrantes o descendientes de estos, replican las recetas que son típicas en tierras lejanas.
En Colonia Valdense, por ejemplo, una familia elabora bricelets, galletas originarias de Suiza: una especie de oblea bien fina cuyos ingredientes básicos son huevos, manteca, azúcar y harina. Se cocinan en una plancha de hierro que les imprime un diseño particular, como un mandala. Venden la bolsita de 10 unidades a $100. Están en Instagram.