Recuerdos dan paso al diseño sustentable

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Analma

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En un momento muy duro de su vida, Lucía Paredes Bardanca decidió conectar con su pasado creativo y dio vida a Analma, una empresa que cada día toma más fuerza.

Plena pandemia, recién había tenido a su hija Sol y hacía poco que su madre Ana había fallecido de un cáncer que se la llevó de forma súbita. Todos esos factores desencadenaron en Lucía Paredes Bardanca (31 años) el impulso de realizar un viaje introspectivo.

“Empecé a reconectar con toda mi parte creativa. De chica yo pintaba, hacía distintas técnicas con madera… Así que se me dio por explorar con el concreto, un material que nunca antes había trabajado”, cuenta.

Las artes se habían interrumpido en la adolescencia, cuando los estudios para convertirse en psicomotricista ya eran un objetivo al que darle prioridad.

Para retomar esa parte creativa comenzó por Internet, primero buscando tutoriales y luego realizando cursos online. Instagram también fue de gran ayuda.

“Fue mucho buscar, buscar y buscar información y también encontrar gente que estuviera en la misma o ver emprendimientos que hacían mesas o bachas en concreto”, apunta.

Lucía quería además utilizar materiales sustentables porque, si bien la arena y el cemento abundan, tampoco son todo lo eco friendly que se podría desear.

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Fue en ese momento que se topó con Arenas de Vidrio, un emprendimiento uruguayo que rescata los envases de vidrio que van a desecho, los procesa en una planta propia y genera arena de vidrio, a la que le da diferentes usos, como puede ser sustituir la arena que se emplea para la construcción.

“Empecé a probar esa arena en mis piezas para intentar sustituir lo más posible la arena natural. Entonces vi que le daba un aspecto interesante a las piezas, un acabado súper lindo”, señala la artesana en charla con El País.

Poco a poco le fue dando forma a Analma, el nombre que eligió para su emprendimiento como un homenaje a su madre.

Así fueron surgiendo macetas, portavelas, portainciensos, cuencos… en cemento y arena de vidrio, a lo que suma pigmentos de colores, pinturas y distintas técnicas y estilos según lo modelos.

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“También uso un poco de arena natural ya que no puedo hacer todo en arena de vidrio porque la pieza pierde firmeza”, aclara.

Mientras incorporaba otros insumos para su empresa, como un curso de emprendedurismo, pasó algo que sirvió para darle un gran empujón a Analma.

Ana Paula Demaría, la directora de Arenas de Vidrio, me planteó el desafío de ver si me animaba a hacer los regalos corporativos de fin de año de Fábricas Nacionales de Cerveza. Eran un montón y me dieron un trabajo de locos”, recuerda sobre los posavasos personalizados que diseñó e hizo para FNC.

“Estuvo buenísimo porque aprendí un montón y esa alianza me sirvió mucho”, destaca.

Para ese entonces el círculo de amigos y familiares que le compraban ya se había ampliado y por Instagram le llegaban pedidos de gente que no conocía. Eso la fue llevando poco a poco a darle más tiempo a Analma y proyectar otros desafíos.

“Tengo muchas ganas de tener otros canales de venta, de estar en tiendas físicas. Me han sugerido estar en ferias, pero siento que todavía no tengo la formalidad necesaria para presentarme; voy camino a eso”, dice.

Sigue trabajando como psicomotricista con personas mayores, su trabajo principal, y en los ratos libres que le deja esto y su rol de madre de dos niñas pequeñas (Camila de 2 años y Sol de 1) se dedica al taller que tiene en su casa en Shangrilá.

Cuenta que tiene muchas ideas en mente, pero se toma todo con calma, algo que le ha enseñado haber padecido covid.

“Si algo nos ha enseñado esta pandemia es a vivir con incertidumbre e ir tranqui, aceptando lo que va sucediendo y llevándolo de la mejor manera posible. Lo que me está pasando son cosas que me sorprenden y me dejan recontenta con tan poquito tiempo de haber empezado. Tengo muchas ganas de seguir adelante con Analma, de estar en más lados y de que se sigan dando oportunidades”, concluye con optimismo por lo que vendrá.

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El plan piloto de Arenas de Vidrio

El emprendimiento Arenas de Vidrio, en algunos casos con el apoyo de otros emprendedores y de la ANII, Latitud Fundación LATU y la Cámara de Industrias del Uruguay, demostró que la arena de vidrio reciclado puede ser una solución viable para, al menos, tres grandes áreas: el filtrado de agua, la infraestructura vial y la construcción.

Lucía Paredes Bardanca, con su emprendimiento artesanal, también demostró que puede darle uso para objetos de diseño como macetas, cuencos o posavasos, entre otros. La alianza entre Arenas de Vidrio y Analma fue clave para cumplir el sueño de la artesana.

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