Relojes que giran con el sur como norte

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Girosur

ARTESANÍA URUGUAYA

En los relojes Girosur, diseñados por Ernesto Dellepiane, la hora se lee de derecha a izquierda, como manda el hemisferio sur. También hay brújulas cuya aguja apunta al sur.

"¿Cómo vas a hacer girar las agujas del reloj para el otro lado? Ese era el principal obstáculo que Ernesto Dellepiane tuvo que resolver hace más de 20 años, cuando se le puso en la cabeza que en el hemisferio sur teníamos que tener relojes que acompañaran nuestra energía. Eso es evidente en los relojes solares, cuya sombra gira para un lado en el norte y para el opuesto en el sur.

Ernesto quería hacer un reloj del sur, pero para eso necesitaba modificar la máquina que los hace andar. El problema estaba en que no era relojero, pero eso no lo iba a detener. Estuvo nueve meses con una maquinita estándar, de las que están en los relojes comunes de pared, buscando un relojero que le diera la posibilidad de cambiar el giro.

Girosur
Ernesto junto a su hijo Gonzalo, que estudia Arquitectura y lo ayuda con la producción.

“Fue bastante frustrante. Cada vez que me enfrentaba a una relojería, que en aquella época eran muchísimas más que las que hay ahora, los señores con el monóculo me miraban y pensaban sin decirlo ‘este está loco’”, recuerda el artesano. Hasta que un día, yendo en bicicleta por la calle Ejido, decidió parar en un local de La Hora Exacta.

“Entré, pregunté por el relojero y del sótano subió una persona con túnica blanca, el primer relojero que había visto vestido así. Le expliqué, me miró a los ojos y me dijo ‘dejá la maquinita acá y vení mañana’. Esas 24 horas para mí fueron interminables”, cuenta. Cuando al día siguiente entró en la relojería, estaba la maquinita sobre el mostrador girando al revés. “La emoción que me dio la sigo teniendo hoy”, apunta.

Cuando le preguntó el nombre al relojero, la respuesta lo sorprendió aún más. “Di Maggio, me dijo... Di Maggio, de magia… esto podía ser solamente obra de magia”, dice quien estaba cumpliendo su sueño de concretar en un reloj la idea de Joaquín Torres García de colocar el sur por encima del norte. “Ponerle movimiento a una idea que había mamado desde niño me parecía fascinante”, agrega.

Solo le faltaba conocer el secreto para replicarlo en muchos relojes más. Di Maggio le mostró la brusela -una herramienta muy parecida a la pinza de depilar que sirve para armar relojes-, desarmó la maquinita y le enseñó cómo hacer para cumpliera con el giro sur. “Cerró la máquina, me la dio y me regaló la brusela. Me fui en la bicicleta con una emoción a tratar de capitalizar ese movimiento. Ahí empezó el desafío de intentar armar un diseño que no existía inicialmente en relojes”, recuerda el artesano.
Ahí empezó Girosur, un firma fabricada por manos uruguayas que representa al país fuera de fronteras y que ha ido sumando aspectos de conectividad para que siga “siendo un producto nuevo”.

Nuevo giro.

Ernesto se animó a presentar su primer reloj en Cabo Polonio, lugar al que iba a veranear. El primer día vendió una pieza y eso lo entusiasmó para seguir adelante. “Mi mujer me preguntó qué iba a hacer con la plata de ese reloj y le contesté ‘voy a comprar más maquinitas’. Se agarró la cabeza y dijo ‘estoy perdida con este tipo’”, rememora entre risas.

“Fue hace exactamente 20 años, cuando tenía pelo largo y de color. En bicicleta sigo andando, eso no cambió”, bromea quien siempre se dedicó a la artesanía. Estudió un poco en Bellas Artes, otro poco de escultura en la UTU y capitalizó lo aprendido de niño cada vez que visitaba el taller de cerámica de su tía, que vivía a dos apartamentos del suyo. “El acceso a la formación fue directo. Creo que ahí es donde uno le va sacando punta al lápiz”, destaca.

En el hacer y en el estar en ferias callejeras, fue sumando experiencias que a la larga le servirían para sus relojes del sur. “Creo que lo que más me acerca a este producto es un reloj solar de la época del Taller del Tiempo, que tenía con un amigo. También tuve un período de máscaras, uno de campanas tubulares… siempre al lado mío hubo un taller, más grande o más pequeño. Siempre he vivido de la artesanía”, acota.

Para la loca idea de los relojes empezó trabajando con un socio, Aldo Grau. Sumaron a los diseñadores gráficos Rosina Porto y Manu Gallardo, al carpintero Andrés Parravicini y al maestro relojero Luis Parreño.

Con el tiempo Girosur terminó siendo un taller familiar con sus tres hijos. “Siempre me están aportando y sumando a una idea con la que nacieron. Ellos me ponen al día con todo lo nuevo que surge en materia de conectividad para que siga siendo un producto nuevo”, apunta. Gonzalo, que estudia Arquitectura, es quien lo ayuda en la producción. Santiago, diseñador industrial que vive en Buenos Aires, “está atento a la jugada”. Y Lucía, con 16 años, se ofrece a dar una mano, por lo que “en períodos de mucho trabajo es bienvenida”.

Girosur
Hay relojes de pulsera de bambú y cuero, definidos por su creador como "una joyita".

Reaprender.

“Maestra, ese reloj está mal, gira para el otro lado”, decían algunos niños en la escuela y eso hacía que sus padres fueran convocados a una charla. Allá iban ellos provistos del reloj Girosur para aclararle a la docente que el niño se había criado viendo ese reloj. Anécdotas como esta Ernesto tiene varias, un médico hasta calificó sus creaciones como “anti-Alzheimer” porque hacen que movamos el hemisferio del cerebro que no utilizamos habitualmente.

“Al principio la gente dice ‘¿podré?’ y después te hacés bilingüe, podés leer cualquier giro”, responde el relojero cuando aparecen estas interrogantes, sobre todo de quienes se acercan a hablar con él en ferias tales como Ideas+ o Villa Biarritz. “El contacto con la gente es lo más lindo que hay. Ves cómo siguen descubriendo una cuestión que no conocían. Para nosotros es un aliciente enorme porque sigue funcionando económicamente, pero emocionalmente también y es un placer presentarlo”.

Le pasa mucho de sentir esto con los turistas, que llegan por recomendaciones. O con uruguayos que viven fuera del país a los que les regalan “el latidito del sur”, como le gusta llamar a sus Girosur. “Yo he viajado y me he encontrado con nuestros relojes con la hora de Uruguay y me parece divino”, cuenta. El artesano destaca que la gran mayoría de sus productos no está en Uruguay. “Es un producto diferente, nuestro, que tiene esa curiosidad que hace que sea un regalo original, que marque un lugar y hasta dé la hora”, concluye con orgullo.

Brújulas del sur entre otros productos

Otro artículo estrella de Girosur son las Brújulas del Sur cuya aguja, en lugar de marcar el norte, marca el sur. En cuanto a los relojes, los hay de pulsera (bambú y cuero, “nuestra joyita”, dice Dellepiane), de pared o para la mesa. Los precios van de $ 500 (para armar) a $ 2.800 (de pared). Se pueden encargar para regalos empresariales. El taller está en Justicia 2065, pero los productos están además en varias tiendas del Uruguay. Consultar en girosur.com

Girosur
La aguja de las brújulas no apunta al norte, como en las que conocemos, sino al sur.

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