VIAJES

sofi solari adot

La pelea será dura. Nuestro oponente se ha ganado fama y respeto por su cross izquierdo, un golpe directo a la cabeza que logra noquear a cualquier contrincante.

En su equina del cuadrilátero, el Espantapájaros parece totalmente inofensivo. Sin más público que nuestras emociones, nos preparamos para mantenernos siempre en guardia y encontrar su talón de Aquiles.

Suena la campana y comienza el primer asalto. Golpeamos fuerte y limpio al torso, buscando el hígado para dejarlo sin aire y a la cabeza para ganar puntos y cansarlo.

En el segundo asalto, Espantapájaros demuestra otro juego. Sin buscar puntos ni estilo, su técnica consiste en asustarnos para que no nos movamos. Parece captar nuestros miedos más profundos.

Esquiva cada golpe susurrando cosas como: “Esas ganas de ser libres, de vivir sin ataduras, de emigrar cuando llega el frío es cosa de aves. Tendrían que haberlo pensado antes, cuando aún no tenían hijos ni canas. Antes, cuando todo era más fácil”.

Comienza el décimo asalto. Bailamos torpemente sobre las puntas de los pies cuando recibimos un golpe seco. Sin dolor físico, caemos de espaldas sobre el cuadrilátero de los miedos.

Oímos paralizados el conteo del árbitro: 1, 2, 3… Tenemos miedo. A equivocarnos, a quedarnos sin ahorros, a no conseguir trabajo, a que se nos quede el motorhome, a que los chicos extrañen demasiado, a dejarlo todo, a no poder con el home schooling, a no ser demasiado creativos llegado el momento, a dormir en cualquier lado, a que los chicos se enfermen.

Tenemos miedo a no poder transmitirles seguridad familiar y a que no se adapten, a que sufran. Tenemos miedo a ponernos límites. Queremos soñar, ser libres e imaginativos. Tener tiempo juntos, trabajar en lo que nos gusta y sabemos hacer y en lo que no sabemos aún que somos capaces. Tenemos miedo a tener miedo, pero lo que más tememos es no poder cumplir nuestro sueño a causa de los miedos. …

6, 7, 8… Ponemos en off esas voces interiores. No estamos solos. Algunos nos abuchean y nos dicen que estamos locos, que somos irresponsables, que los chicos necesitan estabilidad, que no pensamos en el futuro.

Otros nos dicen que hay que vivir la vida. Si queremos un cambio interno, una vida con menos estrés, conocer la magia del camino, hacer camino al andar, tener una fecha de partida, tenemos que dar el golpe final.

…9… Ante el desconcierto de nuestro oponente, nos levantamos. Con la fuerza arrolladora de la pasión que tenemos dentro, lo miramos a los ojos y lo derribamos.

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Bajamos del ring y ponemos fecha de partida.

Extracto del libro "No siempre fuimos nómades", de Sofía Solari Adot. ISBN 978-987-86-6830-7

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA

Sofi Solari Adot

Sofi es escritora y mamá de Olivia y Simón. Tiene una vida sobre ruedas junto a su familia @losfeippe. Es autora de la novela autobiográfica “No siempre fuimos nómades” y dicta el taller on line “Las palabras también importan”.

Podés seguirla en Instagram como@sofisolariadot y @losfeippe