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El surgimiento de #MeToo en Estados Unidos desencadenó un movimiento mundial que ha inspirado a muchas mujeres a perder el temor de hablar sobre la violencia sexual
Sus abogados se esforzaron por restarles importancia a los hechos. Pero el movimiento siguió su curso y la caída de este hombre todopoderoso en Hollywood, que recaudó fondos para demócratas como Hillary Clinton, fue vertiginosa.
A la par que Kantor y Twoher investigaban y convencían a actrices a romper el silencio, el periodista Ronan Farrow hacía lo mismo para The New Yorker, logrando el testimonio de la italiana Asia Argento y otras dos mujeres que afirmaron haber sido violadas por Weinstein, cofundador del estudio Miramax. Su artículo salió publicado el 10 de octubre. Después de las dos investigaciones vendría un trino que catapultó un movimiento de mujeres.
#MeToo y las redes sociales
El 15 de octubre, el trino de la actriz Alyssa Milano terminó de encender la mecha en las redes sociales. Ella también había leído la avalancha de artículos que siguieron a las revelaciones sobre Harvey Weinstein e invitó a denunciar.
“Si te han acosado o agredido sexualmente, escribe me too (‘yo también’) en respuesta a este trino”, escribió en Twitter la estrella de Embrujadas. Los testimonios no tardaron en acudir al llamado y muchas revelaron lo que les pasó por primera vez en público.
Aunque el trino de Milano catalizó el #MeToo, este existía en las redes sociales desde 2006. A quien se le atribuye su uso es a Tarana Burke, una activista afroestadounidense que usó el hashtag en My Space.
Burke había comenzado a usar esta expresión de “empatía” como una forma para que las víctimas de violencia sexual, especialmente de comunidades marginadas, establecieran una conexión entre ellas y lo expresaran en voz alta al mundo.
"Al principio, entré en pánico. Tuve una sensación de pavor, porque algo que formaba parte de la labor de mi vida iba a ser utilizado para un propósito que originalmente no había previsto ", reconoció Burke cuando vio su eslogan retomado en las redes.
Pero rápidamente, Milano devolvió a la activista lo que era suyo. “Lo que realmente hace la campaña #MeToo, y lo que Tarana Burke nos ha permitido hacer a todos, es volver a centrarnos en las víctimas”, declaró la actriz en una entrevista en el programa Good Morning America.
"Esto es solo el comienzo y llevo diciendo desde el principio que no es solo un momento, es un movimiento", insistió Burke, junto a Milano en 2017, durante el Today Show.
Las que alzaron la voz
Desde experiencias de abuso hasta humillaciones, mujeres de la industria del cine hablaron y contaron sus experiencias. Rose McGowan fue una de las primeras en decir: “Yo También”.
“Yo era tan nueva en el escalón superior de la industria. No sabía lo que tantos sabían, que él era un depredador, y yo caminaba hacia su trampa”, escribió la actriz en su libro Brave (2018), en el que narra cómo Weinstein la violó cuando ella tenía 23 años en la habitación de un hotel, donde creía iba a tener una reunión para hablar de su carrera.
Ashley Judd también recordó cuando el productor se le insinuó, y Salma Hayek, las tantas veces que le dijo que no. “Parecía que todo Hollywood sabía sobre mi más vulnerable momento de violación y que yo era la que debía ser castigada por eso", escribió sobre las puertas que se le cerraron para otros proyectos cinematográficos. Incluso, aseguró que actores como Ben Affleck tenían conocimiento de lo que le ocurrió y de los abusos de Weinstain.
“No sabía que muy pronto yo tendría que decir no. No a abrirle la puerta a cualquier hora de la noche en hotel tras hotel y locación tras locación donde se aparecía inesperadamente, incluido un sitio en el que estaba rodando una película en la que él ni siquiera estaba involucrado (...). Sus tácticas de persuasión iban desde hablar dulcemente y prometer cosas hasta aquella vez que, en un ataque de ira, dijo las palabras más temibles: ‘Te voy a matar, no creas que no puedo’ ”, escribió Hayek en una columna para The New York Times.
A las de ellas, otras voces de artistas como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Mira Sorvino, Cara Delevingne, entre otras, contaron sus experiencias personales con Weinstein. Unas más criticaron el ambiente depredador de Hollywood, como Meryl Streep, Emma Thompson, Emma Watson y Jane Fonda.
Hubo otros nombres de señalados como Kevin Spacey, protagonista de House of Cards, el cantante R. Kelly, el futbolista Cristiano Ronaldo, el tenor Plácido Domingo, el fotógrafo Terry Richardson y en cada país, en diferentes industrias del teatro, la televisión, incluso el periodismo, el movimiento #MeToo también se hizo propio.
Explosión planetaria
El surgimiento de #MeToo en Estados Unidos desencadenó un movimiento mundial que ha inspirado a muchas mujeres a perder el temor de hablar en público sobre la violencia sexual en sus respectivos países.
En Suecia, el país vanguardia de la igualdad, el #MeToo estremeció hasta la prestigiosa academia sueca que concede los premios Nobel. En 2017, el galardón en la categoría de literatura fue pospuesto un año, después de la acusación hecha por 18 mujeres por violación y agresión sexual contra el francés Jean-Claude Arnault, esposo de una académica.
Desde julio de 2018, una ley sobre el consentimiento sexual considera violación todo acto sexual sin consentimiento expreso. Esta ley pionera dio lugar a un importante aumento de las acusaciones y condenas por violación, según las estadísticas nacionales.
El famoso caso de La Manada, en España, transformó el #MeToo en “Yo te creo, hermana”. En 2018, la condena por simple “abuso sexual” de cinco autores de una violación colectiva en Pamplona, que se habían filmado y vanagloriado en línea, hizo salir a la calle a decenas de miles de españolas.
Los testimonios con la etiqueta #Cuéntalo proliferan desde entonces en las redes sociales. En 2019, el tribunal supremo reclasificó los hechos a “violación en grupo” y aumentó las penas a 15 años de prisión. En agosto de 2022, España incorporó a su Código Penal la obligación del consentimiento sexual explícito.
Hasta la religión fue tocada por el movimiento. En Israel, el #MeToo animó a contar las historias dentro de los círculos judíos ultraortodoxos. A finales de diciembre de 2021, Chaim Walder, autor de éxito e ícono ultraortodoxo, se suicidó luego de recibir acusaciones de crímenes sexuales contra una veintena de personas, entre ellas niños.
En la India, M. J. Akbar, exjefe de redacción y ministro de Relaciones Exteriores, fue acusado de acoso sexual por una periodista, Priya Ramani, a la que pronto se le unieron otras colegas en Twitter. Obligado a dimitir, Akbar perdió su demanda por difamación en 2021.
Lo que significó el #MeToo
En diciembre de 2017, la revista Time eligió al movimiento #MeToo y sus voceras como personaje del año. En los Globos de Oro de 2018, las actrices vistieron de negro y Oprah Winfrey, merecedora del premio de honor por su trayectoria, dio un discurso que sentenció que las mujeres no callarían más.
“Gracias a todas las mujeres que han aguantado y soportado años de acoso. Como mi madre, tenían hijos que alimentar y facturas que pagar y sueños que hacer realidad. Son las mujeres cuyos nombres nunca escucharemos (…) Durante demasiado tiempo, las mujeres no han sido escuchadas o creídas si se atrevían a decir su verdad al poder de esos hombres. Pero su tiempo se acabó”, entonó la periodista, presentadora, productora y actriz.
Florence Rochefort, investigadora del Centro de Investigación Científica francés (CNRS) y especialista en la historia de los feminismos, considera que el #MeToo “permitió visibilizar la dimensión de la violencia de género, pero aún estamos lejos de haber implementado soluciones”, según recogió AFP.
“#MeToo demostró la rutina de esa violencia sexual y sexista, su carácter banal”, ya sea en la vida diaria en la calle, en el lugar de trabajo, en el seno del hogar, explicó a AFP Sandrine Ricci, socióloga especialista de la Universidad de Quebec (Montreal).
Los perjuicios persisten y la sociedad tiene tendencia a “desviar la responsabilidad de los agresores, sobre todo cuando están en posición de poder”, concluye Ricci.
“El movimiento permitió a la gente, en particular a las víctimas comprobadas o potenciales, comprender mejor lo que estaba en juego”, añade Ricci. A juicio de esta feminista, los perjuicios persisten y la sociedad tiene tendencia a “desviar la responsabilidad de los agresores, sobre todo cuando están en posición de poder”, concluye.
Hillevi Ganetz, profesora de género y medios de comunicación de la Universidad de Estocolmo, afirma que el #MeToo permitió entender el problema del acoso y abuso sexual como un problema estructural y sistemático y no como algo aislado. “Se trata de un problema colectivo ante el cual hay que saber tomar postura de manera firme”, la complementa Adéle Pautrat, fotógrafa francesa.
El MeToo no solo revolcó y cuestionó al mundo del cine, sino que fue la oportunidad para que hombres, instituciones y empresas se evaluaran. Organizaciones de todo el mundo aprovecharon la oportunidad para reforzar su estructura interna de prevención, investigación y sanción de cualquier tipo de violencia de género.
El clima de denuncias en Estados Unidos ha provocado que “las empresas tomen cada vez más en serio las acusaciones de acoso o agresión sexual” y que apliquen “medidas disciplinarias o despidos a los empleados acusados”, indicó a AFP Camille Hébert, profesora de Derecho de la Universidad de Ohio.
Esa firmeza “ha hecho evolucionar la cultura empresarial”, aunque las leyes siguen siendo las mismas. En Suecia en 2018 y en España el año pasado, las leyes que penalizan la violencia han sido endurecidas. Pero las asociaciones feministas consideran que la respuesta gubernamental es insuficiente.
Caso judicial de Weinstein
En 2020, un tribunal de Nueva York condenó a Harvey Weinstein a 23 años de prisión por los cargos de violación y abuso sexual. Actualmente cumple su condena en un centro médico en Los Ángeles.
Su equipo de abogados apeló la sentencia, alegando que no hubo un juicio justo. Esta solicitud fue aceptada por el tribunal de apelaciones de Nueva York y en 2023 se escucharán los argumentos.
Tras las futuras audiencias podrían darse varios escenarios: que se ratifique la condena, que se absuelva a Weinstein o que se abra un nuevo juicio y lo sentencien por nuevos delitos.